"El vuelo del Águila”, es el título de la obra del escritor ya desaparecido Enrique Gualdoni Vigo, en la que relata la fascinante historia de Elías Andrujovich. “El recuerdo de su paso por el mundo seguirá latiendo en el corazón de todos los que lo conocieron y su imagen seguirá irradiando reflejos desde lo más alto del firmamento. Porque el vuelo del Águila perdura soberbio y majestuoso, más allá del tiempo físico que la naturaleza le destinó para el desarrollo de ese entrañable misterio de la creación al que llamamos ‘vida’, y Elías Andrujovich es uno de los símbolos más elocuentes del andar de un ser humano por las alturas”, reza la parte final del libro de Gualdoni Vigo. A días de su muerte abundan los reconocimientos y la certeza de una vida notable. Es difícil encontrar una institución o emprendimiento comunitario que no lo haya tenido como protagonista.Nació en Apóstoles, el 5 de agosto de 1920. Como hijo de inmigrantes ucranianos tuvo una infancia dura. Al quedarse huérfano de padre a los nueve años, su vida sufrió un revés y debió deambular por casa de familiares para sobrevivir y ayudar a su madre Dominga. A los doce años empezó a trabajar lavando pisos por alojamiento y comida. Así pasó su niñez y adolescencia. Fue dirigente, en la Capital de la Yerba Mate, del Club Argentino Ucraniano y del Aeroclub, donde se encontró con una de sus pasiones: la aviación. Su carácter firme, decidido, hizo que se destacara siempre. Por eso luego de ser empleado de su primo, Alejandro Warenycia, tuvo el ofrecimiento de gerenciar la misma firma que abría sus puertas en Oberá. Casado con Wanda Komisarski y con una hija, María Cristina, decide aceptar el desafío y empieza a gestar el vuelo del águila.En Oberá, signado por el éxito del negocio, en cuatro años pasó de ser gerente a ser socio, fue cuando se fundó la emblemática “Warenycia y Andrujovich”, empresa automotriz que lo convirtió en copropietario a los 32 años, elevando su prestigio personal, consolidando su posición económica y permitiéndole encarar otros ambiciosos proyectos. Para ese entonces ya había nacido su hijo Arturo Elías.Su espíritu emprendedor lo llevó a crear Alejandro Warenycia, firma a la que impuso ese nombre en reconocimiento al primo que le brindó las primeras posibilidades laborales. Luego surgieron Waral, Vitacar y finalmente en un rubro totalmente diferente, Cabañas del Parque, su último gran emprendimiento.“El éxito empresarial le permitió consolidar su imagen ante una sociedad que comenzó por aceptarlo primero, respetarlo luego y finalmente admirarlo. Pero nada de esto torció su vida. Siguió siempre con la humildad del chico que juntaba los caballos para que su madre realizara las tareas de la chacra, del niño que caminaba siete kilómetros descalzo para llegar a la escuela”, relata Gualdoni Vigo.Cabañas del ParqueLuego de una vida dedicada al ámbito automotriz, ante la decisión de su hijo Arturo de no sucederlo en la tarea, vendió su paquete accionario en las empresas para encarar otros objetivos. Su primera nieta, Carolina, hija de María Cristina, se inclinó por estudios superiores en hotelería y Don Elías decidió apostar a esa actividad. Así nació el proyecto Cabañas del Parque. El producto de 60 años de trabajo fue destinado a la concreción del nuevo sueño. Convencido de la proyección turística de Oberá no escatimó esfuerzos por lograrlo. En 1995 el complejo hotelero abrió sus puertas.Lamentablemente pocos meses antes de su muerte y luego de 20 años de funcionamiento, por deudas, el complejo debió cerrarse. Aunque el bien había sido donado por Don Elías a sus hijos mucho tiempo antes. Fue él en persona quien acompañó a los empleados, trató de buscarle salida a una realidad que se desmoronaba. No tuvo respuestas y seguramente afectó al hombre acostumbrado al éxito.Compromiso comunitario Siguiendo una de sus pasiones, apenas radicado en Oberá se incorporó al Aeroclub. Cumplió la labor de piloto por más de 20 años, de manera desinteresada, trasladando pasajeros, comerciantes, turistas, pero sobre todo enfermos. Junto a su esposa Wanda, colaboró siempre con el Hogar de Madres en Tránsito. Fue integrante del Rotary Club por más de 50 años. La profunda vocación rotaria lo llevó a importantes ejecuciones para la ciudad: pavimentación de la ruta nacional 14, ruta a Posadas y a Alba Posse; la fundación de la ex-Caja de Créditos, la instalación de una sucursal del entonces Banco Provincia de Misiones; concesión de becas a jóvenes estudiantes; la permanencia del Escuadrón 9 de Gendarmería Nacional, y la creación del Hogar de Ancianos Yerbal Viejo. Fue inspirador y creador de la Fundación Zona Centro, entidad gravitante, surgida a fines de la década del 80.





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