Desesperados porque ya llevaban dos días sin energía eléctrica, vecinos del barrio Aeroclub -ubicado al sur capitalino- explicaron el miércoles a PRIMERA EDICIÓN los múltiples inconvenientes que les genera esa situación, donde los más afectados son “los propietarios de los pequeños comercios, los ancianos y los enfermos”.De acuerdo a los testimonios, “justo cuando estaba por empezar la tormenta del lunes a la mañana, sopló un viento y se cortó uno de los cables principales. Fue alrededor de las 10 de la mañana y desde entonces no volvimos a tener luz”, indicó David Martínez, uno de los tantos afectados.Son varias cuadras las que quedaron sin luz, con epicentro en 121 y 166. “Resulta bastante común que en cada temporal se corte el servicio, vienen y lo arreglan en forma parcial, porque solemos tener picos de tensión y vuelven a reventar, es decir que el problema debe ser más grave porque nunca termina de solucionarse”, apuntó a su turno Oscar González, otro de los vecinos.Durante la visita de PRIMERA EDICIÓN al barrio, algunas personas se acercaron para mostrar sus heladeras que estaban completamente descongeladas y apuntaron que “tuvimos que llevar las cosas a la casa de unos parientes porque se iba a echar a perder todo. Nosotros, para hacer rendir el dinero solemos comprar mercadería, fraccionarla y colocarla en el freezer, pero con esto empezó a descongelarse y el servicio no se restablece. Por suerte tenemos gente que nos dio una mano para guardar y no perder todo lo que teníamos”.Martínez destacó que “personalmente quince veces hice mi reclamo esta vez y hubo vecinos que otras tantas también. Emsa está sabiendo bien qué sucede, pero nos prometen que van a venir enseguida y no lo hacen. Por los comentarios de otros vecinos de la zona, el problema que estamos teniendo acá está afectando a otros barrios más adelante, donde la tensión se dispara hacia arriba o queda apenas funcionando”.Una anciana, escuchaba atentamente y no ocultaba su malestar por la situación que le tocaba vivir. “Tengo los remedios míos y los de mi nieta, que debo ponerlos en la heladera, pero no tenemos luz. Mi marido tuvo que comprar hielo, nos prestaron una conservadora para poder mantener los medicamentos refrigerados porque de otra manera los íbamos a perder y cuestan muy caros como para estar comprando de nuevo si quedan inutilizados. Si bien estos cortes suelen ser frecuentes nunca tardan tanto en repararlos como esta vez”, aportó doña Ramona.





Discussion about this post