Señora Directora: Éramos amplia mayoría los que estábamos concientes de que vivimos una sola vez, y que durante los años de vida teníamos claro el concepto de que una convivencia en armonía era la base del símbolo de familia, donde nuestros mayores nos indicaban que lo más importante era el respeto y el límite en los actos.Estábamos casi seguros de que la clase política instalada en nuestro país a partir de 1983, habría aprendido la lección, de que una bien interpretada la Carta Magna con independencia de poderes, era la verdadera democracia y se evitaba la reiteración de una década del 70 más que sanguinaria.Estábamos convencidos de que se implementaría un bien instrumentado sistema de seguridad, se daría mucha tranquilidad a toda la población. Efectivos muy bien instruidos y preparados para proteger a cada habitante ante cualquier delito; creíamos que en el Congreso Nacional se iban a redactar leyes coherentes y jurídicamente sólidas, donde el término perpetua, significaba estar en la cárcel hasta que el delincuente deje de existir. En especial, los violadores.Un sinnúmero de detalles más, con los que íbamos estar orgullosos de vivir en un país ordenado en todo sentido. Hoy, después de 32 años de lo que se dice “democráticos”, la realidad nos demostró y demuestra a día que fuimos defraudados los que antes éramos mayoría y ahora somos superados por el desorden político-institucional, la falta de respeto en todas direcciones, que cualquiera se postula a legislador, intendente, etc. con nivel intelectual de uno a diez, si mucho cinco. Quienes tienen buen nivel intelectual, que quieren vivir en paz en todo el país, son la minoría.Hoy, una persona que ha trabajado abnegadamente para una existencia de bien para su familia, es asaltada varias veces y en la última, se vio obligado a defender su vida, la de su familia y su existencia con un arma de fuego, eliminado al delincuente que quiso apropiarse del sacrificio de este hombre. Lo primero que dicen algunos noticiosos de la chatarra televisión porteña es: “Se trata nuevamente de un caso de gatillo fácil”. Y una pregunta: “¿Tenía permiso para poseer el arma?” Y la última: “¿Tenía los papeles en regla ante el Renar?”Hoy, prácticamente todo el país vive con el temor de ser asaltado; las viviendas con rejas para protegerse del asalto. De un lado, de la reja, el temor, el miedo y del otro, camina el delito vestido con chaleco antibala, unos con los inscripción: “Inseguridad”, o con la palabra “injusticia” y el tercero con la palabra “impunidad”.





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