Señora Directora: No sin desazón leía días atrás la ola de despidos que en ciertos ámbitos de la administración pública nacional se está dando con el justificativo de que todos esos trabajadores son “ñoquis”. Pero por el comportamiento posterior como, por ejemplo, en el Senado de la Nación donde hubo que dar marcha atrás en el despido de numerosos discapacitados, la medida aparece más bien parte de un revanchismo político antes que un acto de justicia.Sobre todo porque en una razón justa, la de eliminar cierto clientelismo político parasitario de privilegiados que cobran sin realizar ningún tipo de trabajo (punteros políticos, allegados al poder, amigos y amigotes, etc.), se mete también a otra gente que sí cumple funciones. La que, por desgracia, tuvo la poca fortuna de haber sido designada por funcionarios hoy poco recomendables.¿Esa realidad se cumple, entre otros, en Argentina Satelital (Arsat) donde se despidió a numerosos técnicos y científicos porque era personal “contratado” y se los catalogó de “ñoquis”, recibiendo el aplauso de una claque que desconoce el daño que se le hace a la investigación argentina? Sobre todo en momentos en que ya se hallan orbitando alrededor de la Tierra dos satélites de comunicaciones construidos íntegramente en la Argentina y que, en opinión de algunos, debería desmantelarse totalmente para dar paso a la iniciativa privada.Aplaudo toda decisión que desde el poder político se tome para erradicar ese costo parasitario que para el erario público significan los puestos por “acomodos políticos” (popularmente conocidos como “ñoquis”), pero creo que, como en todas las cosas de la vida, hay que separar la paja del trigo. No puede meterse a todos en una misma bolsa en la hipótesis de que se hace justicia. Según mi experiencia personal, entre esos contratados hay mucha gente honesta que responde con idoneidad y responsabilidad a su trabajo, cada día y cada hora que se los requiera. A ellos no debe castigarse por otro grupo –quizás el más numerosos en algunos ámbitos- que se aprovecha de estos ámbitos para parasitar del Estado, y es altamente injusto no saber separarlos y confundiéndolos.





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