A pesar del cálido recibimiento del presidente Horacio Cartes a todas las delegaciones, el debut de Mauricio Macri en la Cumbre del Mercosur no fue todo lo agradable que él pudo haber esperado. El anticipado entredicho entre el presidente argentino y la representante de Venezuela era una de las comidillas de la jornada. Muchos estaban con “la servilleta puesta” para ver qué iba a ocurrir. Recordemos que Macri había dicho que iba pedir activar de la Cláusula democrática del Bloque contra el gobierno de Maduro, porque en su país se violaban los DDHH al encarcelar a dirigentes políticos. Pero el resultado de las elecciones legislativas en el país caribeño lo hizo retroceder en la ofensiva. El primer “zapateo” exterior del presidente argentino llegó once días después de recibir la banda y el bastón de mando. En Asunción pidió por “la pronta liberación de los presos políticos” en Venezuela y advirtió que en el bloque regional “no puede haber lugar para la persecución política por razones ideológicas ni la privación ilegítima de la libertad por pensar distinto”. Mera intención declarativa y la única opinión sobre la situación en ese país, que no fue acompañada por los demás mandatarios. Tras finalizar su alocución, hubo una pausa para la respuesta, hablaron los presidentes Dilma Rousseff y Tabaré Vázquez y luego Cartes le cedió la palabra a la canciller venezolana Delcy Rodríguez. Después de lo que había dicho Macri, muchos se frotaban las manos antes de escuchar la respuesta de Caracas y esa expectativa estuvo a la altura. Rodríguez lo acusó de injerencia en los asuntos internos venezolanos y le espetó que la “liberación de los violentos” que pidió el mandatario la entendía, porque “uno de sus primeros anuncios ha sido liberar a los responsables de las torturas desapariciones y asesinatos durante la última dictadura” y que anteriormente había vetado leyes contra el trato injusto y las desapariciones forzadas. Y además la canciller mostró su sorpresa porque “recientemente han imputado a (la titular de Madres de Plaza de Mayo), Hebe de Bonafini por llamar a la manifestación pacífica contra su gobierno”. A partir de ese momento, aquellos quienes estuvieran medianamente informados se dieron cuenta que había datos falsos en esas acusaciones.Para hacer honor a la verdad (ese bien tan esquivo e inalcanzable), la supuesta intención de liberar a los represores, fue en realidad una de las acusaciones que hizo el Frente para la Victoria en su afán de restarle votos al rival de Cambiemos durante la campaña presidencial. El entonces candidato nunca había realizado tales afirmaciones, pero con una frase sacada de contexto, se pudo desviar el foco de atención y provocar el efecto inverso. No hay intención de acusar a nadie, la intención es simplemente dejar expuesto cómo se puede confundir, dando de forma premeditada, una orientación errónea a una frase, para que ésta sirva para los intereses políticos de un sector. Quien esgrimió por primera vez el argumento “Macri va liberar represores” fue la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Para hacer esta afirmación, se valió de los dichos del entonces Jefe de Gobierno porteño, quien había dicho “conmigo se va a terminar el curro de los Derechos Humanos”. Sin lugar a dudas son palabras explosivas, pero si se las pone en contexto pierden fuerza y la carga se vuelve en contra de quienes las utilizaron.El origen del enunciado de Macri, estuvo relacionado con el escándalo del plan de viviendas “Sueños Compartidos”. Éste estaba controlado por las Madres de Plaza de Mayo de Hebe Bonafini y Sergio Schoklender. Este último, como apoderado de la asociación, había contratado a la firma Meldorek, que además compartía el mismo domicilio fiscal que el parricida. Según un informe de la Auditoría General de la Nación de febrero de 2014, “Sueños Compartidos” había terminado sólo 822 de las 4.757 viviendas prometidas, en una inversión que le costó 1.300 millones de pesos al Estado nacional. Y advirtió el entonces presidente de la AGN, Leandro Despouy: “A través de la fundación se canalizaron fondos públicos por cifras siderales y no hubo ningún tipo de control por parte de las autoridades nacionales y provinciales, que tenían la obligación de hacerlo”. El escándalo del programa “Sueños Compartidos” estalló en mayo de 2011 por las desavenencias entre Bonafini y Sergio Schoklender por el manejo de los fondos públicos. El uso de un yate y una cupé Ferrari de parte de Schoklender, generaron las primeras sospechas. En resumen, cuando Macri habló del “curro de los DDHH”, se refirió la denuncia por los fondos destinados a la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, un emblema en la lucha contra la dictadura, pero que terminó envuelta en un escándalo por el uso de dinero del Estado. De ahí, a la acusación de liberar represores de parte de la canciller venezolana, hay sólo una fórmula, sacar frases de contexto y reproducirlas hasta el infinito, hasta que la mayoría la crea como verdad. Respecto a Bonafini, Delcy Rodriguez no se equivocó, fue denunciada por el abogado Guillermo Jesús Fanego en el juzgado de Julián Ercolini, con la intervención del fiscal Carlos Stornelli. “Vengo a formular la presente denuncia penal a fin de que se investigue la conducta de la Señora Hebe Pastor de Bonafini, quien habría formulado un llamamiento para resistir y combatir al gobierno que debe asumir el día 10 de diciembre de 2015 de lo que han dado cuenta diversos medios de comunicación masiva, tanto escritos cuanto radiales”, sostenía la denuncia. Hebe había dicho textualmente en su última ronda en la Plaza de Mayo antes de que asumiera el nuevo presidente: “Repudiamos la presencia de Macri en la Casa de Gobierno, tenemos derecho como pueblo”. “Vamos estar del jueves 10 a las 15.30 al viernes 11 a la tardecita, en donde daremos por terminada la marcha, que no será una Marcha de la Resistencia más, es una marcha que dice: ‘Ni Un Paso Atrás – Resistir es Combatir’. Si tenemos que volver a hacer todo lo que hicimos en los gobiernos de Menem y De la Rúa, lo vamos a hacer”, agregó.En su denuncia, Fanego agregó: “Bonafini formuló un llamamiento a la ciudadanía a fin de repudiar la asunción del Ingeniero Mauricio Macri como Presidente de la Nación, calificándolo como ‘enemigo’. No solamente sus dichos han quedado en una opinión personal, sino que convocó a sus huestes a ocupar la Plaza de Mayo el día 10 de diciembre de 2015 bajo el lema ‘Ni un paso atrás. Resistir es combatir’, en una clara desobediencia al mandato de la voluntad del pueblo argentino que lo ha elegido para que ejerza la máxima magistratura de la República, sino que incita a ‘resistir&
rsquo; y ‘combatir’, terminología que alude al enfrentamiento y la violencia”, justificó el letrado.Las palabras amenazantes de Hebe son conocidas. Recordemos que en enero de 2013 en una marcha frente al Palacio de Justicia había exhortado a los manifestantes a “tomar el Palacio” y a “arrancarle a la Corte lo que es del pueblo”. Además de acusar a los jueces de “turros” y de recibir “sobres con plata”, durante la pelea del Gobierno kirchnerista para que la Justicia convalidara la Ley de Medios. Pero volviendo al eje de la discusión, por lo expuesto anteriormente, la canciller venezolana estaba en lo cierto respecto a la imputación a Bonafini, pero a la vez se equivocó, porque no fue el Gobierno de Macri quien denunció a la titular de Madres de Plaza de Mayo. Y respecto al supuesto llamado de Hebe a la “resistencia pacífica”, lo “pacífico” fue una interpretación de Delcy Rodríguez y una palabra que no utilizó Bonafini cuando llamó a “resistir”. En esa diaria batalla política y cultural que libran los sectores de la sociedad por darle el sentido a la realidad, en su intento de decirnos “las cosas son como te las contamos nosotros”, quedémonos en Venezuela, para dar otro ejemplo de cómo un signo de puntuación puede hacer decir a alguien que es un ladrón. Fue a fines de 2013, el presidente Nicolás Maduro dio un discurso público donde acusaba a los capitalistas por la “guerra económica” que estaban llevando contra el pueblo venezolano. Y dijo textualmente así: “Esos comerciantes que ustedes conocen, son tan víctimas del capital, de los capitalistas que especulan y roban, como nosotros, como la gente que trabaja, como la gente que estudia…”. Fue instantáneo, los medios opositores de Venezuela y anti bolivarianos de Latinoamérica, reprodujeron esa frase explicando que el mandatario había tenido un lapsus reconociendo que su Gobierno robaba. A decir verdad, la entonación y la pausa entre palabras no lo ayudaron y dieron pie a la especulación. Los canales de TV, en la edición, se aseguraban que la frase se cortara luego que dijera “… como nosotros”. Es una cuestión de interpretación. La frase de Maduro podía ser tomada en los dos sentidos. Como reconociendo que “los capitalistas roban como nosotros”, o que “los comerciantes, como nosotros, como la gente que trabaja, como la gente que estudia”, son víctimas del capital y los capitalistas que especulan y roban. ¿qué quiso decir en realidad? Pasen, la mesa de significados está servida. Y hablando del sentido de las palabras, y de los slogans, volvamos a Argentina. Los doce años de gobierno kirchnerista que terminaron “ayer”, dejaron su marca en la historia con frases repetidas constantemente. Estas fueron algunas: “La Corpo”; “Clarín miente”; “Vamos por todo”; “Él”; “La década ganada”. Seguramente la mitad del país las interpretará como positivas y verdaderas y la otra mitad como negativas y falsas. Y para finalizar pongamos un ejemplo para muchos más cotidiano respecto al contexto en que son usadas las palabras. Las redes sociales generaron un nuevo espacio de debate político, pero también de reproducción de mentiras, tomadas como verdaderas por quienes las comparten, sin haberlo constatado, pero reproduciéndolas simplemente porque coinciden con su propia opinión política. Miles de imágenes de candidatos diciendo cosas que nunca dijeron, inundaron y seguirán inundando las redes capturando a usuarios desprevenidos. La verdad pura no existe, sólo hay interpretaciones de los hechos. Pero cuanto más informados estemos, más podremos discernir si nos mienten. Y cuanto más sepamos, más nos acercaremos a lo verdadero. El sentido crítico y la contrastación son la llave. No podemos creer ciegamente todo lo que nos arrojan en esa batalla por el sentido. Ni siquiera lo que este texto afirma. Colaboración: Lic. Hernán Centurión





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