"Parecían cohetes de navidad, era de madrugada, no más de las 2, no sospechamos que se trataba de balas", dijo uno de los vecinos de la chacra 97, todavía asustado, temeroso porque durante la mañana del jueves er se acercó hasta un automóvil mal estacionado y con las puertas cerradas sobre la avenida Bustamante a una cuadra de Aguado donde yacían los cuerpos acribillados a disparos de dos hombres de 35 y 37 años.Este hombre se topó con el macabro hallazgo de un doble asesinato, un presunto ajuste de cuentas ligado a bandas mafiosas, al oscuro mundo que hasta para los expertos investigadores ya no constituye un abanico de casos aislados, sino que es parte de la realidad en una provincia donde el tráfico de estupefacientes tiene distintas organizaciones con códigos, que se ejecutan a sangre fría.Sebastián Vega con domicilio en Posadas, y el presunto Rodrigo Ibarra oriundo de Buenos Aires, fueron asesinados dentro del Chevrolet Agile de la hermana del misionero, a quien pocas horas antes durante una cena se lo había solicitado para un viaje corto en compañía de la víctima restante.El llamado que recibió y su salida abrupta fueron los últimos contactos de Vega con su familia. Dejó su camioneta Ford Ranger frente al hogar de su hermana y lo volvieron a ver ejecutado de al menos diez balazos de una pistola calibre nueve milímetros. Su acompañante fue ultimado de idéntico modo a su lado, ambos sentados en el asiento trasero del automóvil.De acuerdo a las primeras pericias e impresiones de los profesionales de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (Saic) y la Dirección de Investigaciones de la Policía, las dos personas fueron ejecutadas en esa esquina, fueron citados posiblemente sin sospechar un desenlace violento, pero llevados hasta allí a punta de pistola y ejecutados por sujetos despiadados que no vacilaron en disparar a menos de 50 centímetros de distancia a la cabeza, cuello y torso.Se estima que fueron dos los autores del conmocionante crimen, pero con el apoyo de al menos un cómplice más que los recogió en la zona con otro vehículo.Para aclarar las presunciones, el juez de Instrucción 3, Fernando Verón solicitó, entre otras medidas, un informe sobre los registros de dos cámaras de seguridad instaladas en la esquina de Aguado y Bustamante, y otra sobre calle 95 y Bustamante.Amplio operativoMás de veinte peritos trabajaron en la escena del crimen. A pleno sol y con cerca de 40 grados de temperatura, los integrantes del cuerpo forense del Superior Tribunal de Justicia, durante más de dos horas recogieron todo el material posible para identificar patrones genéticos.Cuando finalizaron, pasadas las 15, fueron retirados los cadáveres y enviados a la morgue judicial para que se le practique la autopsia. El Chevrolet Agile fue trasladado al playón de la Jefatura de Policía donde será sometido a diversos análisis para registrar huellas. La principal pericia consistirá en el levantamiento de registros con los químicos de metacrilato.La requisa también podría determinar una cantidad de disparos más aproximada al total de los realizados. Hasta anoche, la cifra indicaba veinte rastros y casquillos de bala.Una primera reconstrucción realizada por las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, sostuvo que los asesinos actuaron al mismo tiempo y con profesionalismo. Descargaron dos pistolas contra sus víctimas y huyeron dejando el auto con las puertas cerradas, sin trabas y sin la llave puesta."Un crimen por encargo no se descarta, pero con un mensaje claro de venganza mafiosa", remarcó un alto integrante del grupo de investigadores a este medio.El mismo pesquisa, contextualizó el sangriento episodio: "Posadas o toda la provincia ya no son territorio de tránsito simplemente de la droga. Funcionan células con jefes de organizaciones, y estos crímenes se corresponden a las características que este mundillo impone (…) Es más, mano de obra para las actividades delictivas sobra en la región"."Cisterna verde"De inmediato las primeras voces de sospecha señalaron un cargamento de 5,7 toneladas de marihuana descubierto dentro de un tanque cisterna en la localidad correntina de Gobernador Virasoro el 26 de julio último por la Policía Federal. Una "mejicaneada" o un incidente relacionado al operativo "Cisterna verde" podría haber derivado en el doble crimen.Mientras la posibilidad está en la mesa de análisis, el jueves se descartaron móviles sentimentales o un intento de robo. Los dos hombres no pudieron defenderse, fueron reducidos a punta de pistola y conducidos hasta el punto escogido para ser ultimados. No opusieron defensa, "no le dieron oportunidad", remarcó una de las fuentes policiales. Los rostros le fueron desfigurados por los disparos a corta distancia y la premisa era matarlos, que no les quedara ninguna chance de sobrevivir.Todos los disparos fueron efectuados dentro del automóvil, con los vidrios cerrados, por lo que el sonido no fue relacionado por los vecinos próximos como una balacera, sino correspondiente a los clásicos estallidos de pirotecnia de los "tres tiros".Sin celularesDentro del automóvil, no fueron encontrados los teléfonos celulares de las víctimas, tampoco entre sus prendas de vestir. Por lo que reconstruir las últimas llamadas y charlas realizadas por mensaje de texto será una tarea complicada. No obstante, los peritos ya contarían con el número del teléfono móvil de Vega por lo que se solicitará información a la empresa correspondiente al servicio para determinar los últimos impactos de antenas y últimos contactos.Familiares de Sebastián Vega mantuvieron contactos con los jefes de los grupos de investigadores y facilitaron toda la información a su alcance sobre Sebastián y su amigo. En cuanto al presunto Rodrigo Ibarra, no se logró hasta la noche del jueves establecer qué hacía hace diez días en Posadas y qué lo unía a Vega, además del supuesto lazo de amistad. En cuanto a cómo Sebastián Vega se ganaba el sustento económico, se estableció que se dedicaba al rubro comercio en el ámbito local.DesconsoladaMientras los peritos trabajaban, pasadas las 12.30, se presentó la madre de Sebastián Vega y al reconocer detrás de uno de los vallados de seguridad el automóvil de su hija, rompió en llanto y gritos. El operativo de contingencia policial facilitó que la mujer sea rápidamente asistida y apartada de las tareas criminalísticas. Entre las dudas que deberán resolver los investigadores, sobresale por qué motivo Vega le pidió el automóvil a su hermana, si había llegado hasta la casa de ella a cenar con su camioneta Ford.También surge la incógnita de a quién respondió el llamado Vega, y con quién o quiénes debía juntarse.Desesperados ante el peor escenarioPara Carmen Cuadros, la madre de Máximo Sebastián Leopoldo Vega, ver el automóvil de su hija rodeado por investigadores y peritos que recolectaban huellas y posibles registros genéticos fue la confirmación de lo que las versiones durante la mañana apu
ntaban a que Sebastián había sido brutalmente asesinado en la chacra 97, barrio Tacurú.La mujer se quebró en gritos y sollozos. Pidió que la dejaran ver el cuerpo, pero se lo impidieron las tareas de los peritos.Miembros de la Saic, la Policía y un paramédico de la Red de Traslados del Hospital Madariaga la asistieron y lograron tranquilizar, pero debió permanecer a cincuenta metros, detrás de uno de los vallados.





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