El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, y el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, presentaron el miércoles el documento "No al narcotráfico, sí a la vida plena", con fuertes advertencias.Aunque la preocupación de la Iglesia Católica Argentina por el avance del narcotráfico no es algo nuevo, en el documento que recoge las deliberaciones de los obispos en la 110° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, realizada del 8 al 13 de noviembre en Pilar, contiene fuertes definiciones y un reclamo de acción inmediata que llama a la reflexión.En el marco de la instalación de un nuevo gobierno nacional, el mensaje de los obispos insta a tomar medidas "concretas y firmes" para poner freno "al narcotráfico y al narcomenudeo" y resolver la "indefensión institucional que se vive en muchas zonas del país". Debe haber -indican- coordinación de los tres Poderes del Estado y medidas que permitan actuar con eficacia frente al avance del delito, ya que -subraya el documento- "instalando su propia ley el narcotráfico va carcomiendo el Estado de Derecho". "Progresivamente los conflictos van abandonando la legislación y los tribunales, para resolverse con la ley de la fuerza y la violencia".La mención a que el narcotráfico tiende a manejarse por sus propias leyes de violencia da cuenta de una severa postura de parte del Episcopado, que insiste en el documento en que el narcotráfico debe ser reconocido como "un drama nacional" y sostiene que "la guerra contra las drogas está perdida para quien no se opone a la instalación de este sistema".Tras destacar la necesidad de reforzar el rol de una Justicia independiente y su coordinación con las fuerzas públicas profesionalizadas y recomendar que se instalen radares y se disponga "de las mejores fuerzas de seguridad posibles", los obispos aclaran que la respuesta definitiva pasa por "una verdadera y profunda transformación cultural".





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