Ella andaba por la vida siempre buscando culpar a alguien de lo que le pasaba, todo siempre era culpa de la vida, del país, de los políticos, de su jefe, de su madre, de su expareja… No podía ver más allá de eso, de verse víctima de las circunstancias de la vida, de verse como alguien que no tenía poder para cambiar su realidad del día a día.Y un día fue a comprar a la Farmacia Natural, pues un médico naturista le dijo varias cosas acerca de lo que estaba pasando: una era que estaba estancando su energía vital. Pasaba tanto tiempo de su día en quejarse y en criticar todo y culpar, que su energía se agotaba fácilmente. Eso le trajo algunos problemitas de salud. Entró a la farmacia y vio un cartel del taller de Feng -Shui: “¿Qué es esto?”, se preguntó mentalmente. El naturista le había hablado de ese taller y ahora lo veía allí pegado. Se acercó al mostrador, pidió sus remedios: necesito unos lisados… y seguía mirando el cartel. Cuando estaba pagando le pregunta ¿de qué se trata ese taller? Es un taller de conocimiento interior, algo que les hace muy bien a las personas y les hace tomar conciencia de sus vidas. ¿Tomar conciencia de sus vidas?, se preguntó. ¿Será que no soy consciente de mi vida?, volvió a preguntarse mentalmente. Y la farmacéutica le dio el número de la maestra, (que soy yo), ella lo agarró solo por compromiso, como hacía todo en su vida… y se lo guardó. Dijo “muchas gracias” y se fue.Esa noche, estaba tan angustiada que no podía dormir. Se le vino el cartel a la mente y pensó: “les hace tomar conciencia de sus vidas”. Decidió llamar, pero atendió el contestador, no se animó a dejar un mensaje. Por algo será. Se puso a leer, se quedó dormida y a la mañana cuando se despertó sintió muchas ganas de llamar. La atendió Sandra, hola: “llamo por el curso de Feng-Shui”, dijo con una voz casi que no le salía. “Justo comienza hoy, ¿te interesa asistir?, le preguntaron. “SÍ”, dijo claro… y se sorprendió de ella misma. “Bueno te espero a las 14.15 así te inscribís, necesitas traer…”.Tomó nota de todo, “muchas gracias”, y cortó. Se sentía contenta con una energía nueva y no sabía por qué. Salió a comprar con entusiasmo los materiales y estuvo allí. La maestra le dio la bienvenida, otros seguían llegando. “Vamos hacer una meditación para iniciar, vamos a cerrar los ojos, (se sentía rara pero estaba feliz). …Respiren profundo y consciente, (escuchaba a la maestra y lo hacía). Lleven toda su atención-energía a eso que están haciendo, a prestar atención-energía al proceso de su respiración”. Se metió tan profundo que cuando la maestra dijo bueno ahora vayan lentamente abriendo sus ojos… se asustó, hacía mucho, mucho tiempo que no se sentía así. “Qué bien se siente esto, ¿sabés por qué? Porque estás volviendo a conectar con vos misma, con tu verdadera esencia… hace mucho que te desconectaste. Muchas veces lo hacemos cuando pasamos un dolor muy grande es tan difícil soportarlo en el cuerpo, que nos desconectamos para no sentir nada… Muchas personas viven desde ese lugar, distantes, insensibles, como que nada les toca y siempre están culpando a alguien por lo que les pasa. Se quedó pensando en eso… En este taller van a conectar con ustedes mismos, van a conocerse más íntimamente, es como darse cuenta de que ese AMOR que tanto buscaban estaba allí, muy dentro de ustedes…Cuando terminó la clase preguntó ¿Y si uno no se acuerda qué pasó, de ese dolor? No importa dijo la maestra no es necesario que pienses en ello solo: Estate allí presente con vos misma. Eso le hizo sentir una tibieza en el corazón como una energía amorosa conteniéndola. Se volvió a sorprender de ella misma, la abrazo a la maestra como si la conociera desde antes y se fue. Mientras caminaba a su casa, lo hacía lento, iba observando el cielo, los pájaros, los escuchaba como nunca, las flores, los árboles, a las personas y se dio cuenta que estaba haciendo la tarea sin darse cuenta. Se sonrió y se sintió muy contenta de estar en ese momento. Recordó lo que le dijo la farmacéutica: “Les hace tomar conciencia de sus vidas” y se dijo ¿¡estaba tan dormida?!A la clase siguiente llegó primera, quería contarle a la maestra de lo se había dado cuenta: “Me di cuenta de que siempre estaba en el pasado o en alguna manera de cambiar mi presente. Estaba en alguna crítica, en alguna queja o culpando a alguien ¿cómo es posible que con una clase pueda darme cuenta de eso? Es por que llevaste amor-conciencia a tu vida, es por que te empezaste a prestar atención: igual a darte amor a vos misma. Eso le hizo sentir más feliz aún y se sentó a meditar. Después la maestra siguió: ¿saben quién controla y causa todas las circunstancias de sus vidas? “nosotros”, dijo. Sorprendiéndose nuevamente de su respuesta, muy bien sí, y ¿saben cómo lo hacen? Un silencio… y la maestra dijo: a través de todo lo que pienso, digo y hago. Las caras eran para sacar fotos, con razón me enfermé dijo en voz alta, y todos se sonrieron. Sí me enfermé porque siempre estoy pensando en negativo, en lo que no quiero que me pase y siempre me pongo en lugar de víctima para no tomar responsabilidad por mi misma. La maestra dijo: “eso es muy bueno porque ahora sí lo sabes y ahora si podés tomar responsabilidad de vos misma”. Ya no me ubico en un lugar de víctima sino me pongo en lugar de creadora de mi propia realidad. Gracias, con unos ojitos llenos de gratitud, ella ya no era la misma. Hasta la próxima experiencia real. Colabora: Sandra DemarchiAsesora de Feng Shui – Decoradora. En [email protected].





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