El trabajo más conocido del agrimensor es la mensura. Sin embargo es una profesión muy amplia y una de las que más evolucionó tecnológicamente. A pesar de ello, el Colegio Profesional de Agrimensura de Misiones aglutina a alrededor de ochenta matriculados, lo que hace a un promedio de uno por cada municipio.Carlos Guillermo Weirich, tiene 39 años en la profesión y por segunda vez ocupa la presidencia del organismo. Lamentó que en Misiones no exista una carrera universitaria y confió que “estamos haciendo contactos para traer una extensión desde Corrientes porque hay mucha demanda insatisfecha, es una profesión que tiene salida laboral inmediata y no alcanzamos a cubrir todas las vacantes existentes en las reparticiones públicas y empresas. Incluso atender la actividad privada requiere de mucho esfuerzo. Estamos un poquito sobrecargados de trabajo por lo tanto una buena partida de agrimensores nuevos vendría muy bien”. Más aún cuando siendo pocos, una partida de entre doce y quince están próximos a retirarse o a trabajar menos, “necesitamos que alguien haga el cambio de postas. Si bien hay egresados jóvenes, el número es muy exiguo. Estamos sumando dos o tres matriculados por año lo que apenas viene a cubrir las bajas que se van produciendo”.Admitió que “estamos en el orden de ochenta. Hay años en los que algunos suspenden la matrícula, otros que se incorporan, pero eso incluye a los que estamos en la actividad independiente, privada en algunas empresas y a los que están en distintas reparticiones públicas. Un promedio de uno por municipio”.Al hablar sobre la evolución tecnológica, Weirich contó que desde que se recibió pasaron menos de cuatro décadas y egresó trabajando con teodolitos (instrumento topográfico de precisión para medir ángulos de distintos planos), que solamente medían ángulos, midiendo distancias con cinta, calculando con planillas de cálculo y tablas de logaritmo, y dibujando con la vieja lapicera Rotring. Actualmente existen modernos equipos de estaciones totales que miden electrónicamente ángulos, desniveles, distancias. Hay geoposicionadores satelitales. Para dibujar utilizan la computadora con Autocad, y para calcular disponen de las planillas Excel. Reconoció que la evolución tecnológica que recibieron “es mucha, muy amplia, y eso también permite cubrir, además de las mensuras, trabajos en diseño y actualización de catastro municipales y provinciales. Tenemos colegas que trabajan en la EBY donde además de mensuras y controles técnicos en cuanto a la estabilidad de la obra, realizan trabajos muy interesantes y que son incumbencia exclusiva de los agrimensores como la batimetría, que es el estudio del lecho de lagos o ríos. Con las técnicas de imágenes satelitales también se están haciendo cosas que hace pocos años no se podían realizar”.Confió que las obras viales, los nodos que se construyen en la ciudad, requieren de la actividad del agrimensor en dos aspectos. Uno es el físico, de trazado del camino, de la forma, el diseño, las curvas, las alturas, los movimientos de suelo, y por otro lado, la mensura en sí misma donde hay que otorgar a la ruta un estado legal. “Para que tenga un estado legal, hay que medir y establecer que esta es tierra de la Dirección de Vialidad Nacional y que acá comienza el campo de un vecino, o una línea ribereña u otro hecho jurídico sobre el dominio de ese espacio lindero”, acotó.Insistió con que el avance de la tecnología les favoreció enormemente. Años atrás cuando salían a hacer una mensura necesitaban, indefectiblemente, de la presencia de dos ayudantes porque el simple hecho de estirar una cinta requiere a uno para cada punta. Ahora con la tecnología de mediciones electrónicas, trabaja un ayudante menos y las precisiones son incomparables. “Hoy una medición se hace con una precisión de milímetros cuando años atrás llegar a una precisión de centímetros ya costaba mucho”, acotó Weirich, que egresó de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de Corrientes (Unne) con un plan de estudios de cuatro años.Una ley sin reglamentarPara el titular del Colegio de Agrimensores, el que no pudo o no supo actualizarse quedó literalmente “fuera de la cancha”. En su profesión los avances permiten “mediciones mucho más rápidas y con altísima precisión, métodos de cálculo y dibujo también muy eficientes. Donde no nos acompaña toda la evolución que tuvimos es la parte administrativa de la provincia. La Dirección de Catastro, de Tierras, y la mayoría de los municipios, todavía no están a la altura de evolución tecnológica que mencionamos. Los trabajos en el terreno y los de gabinete se desarrollan rápidamente, pero a la hora de encarar los trámites nos quedamos un poco como era antes”. A su entender “faltan decisiones políticas. En el caso de Catastro tenemos un sistema informático muy moderno que está actualizado y que en algún momento fue probado pero falta ponerlo en marcha para el acceso de los agrimensores y del contribuyente en general”.Recordó que están trabajando con un reglamento de mensuras que data de 1958. “Comparemos las condiciones de medición, de gestión y cálculo que teníamos en aquella época y lo que tenemos ahora. En la actualidad trabajamos con precisiones y el reglamento de mensura se remite a una época en la que medíamos con cinta. Estamos muy desactualizados a pesar que tenemos una muy moderna Ley Nacional de Catastro, y tenemos una Ley Provincial de Catastro, que está a punto de cumplir ocho años y todavía no está reglamentada. Estamos ansiosos para que sea puesta en marcha para acompañar desde el aparato administrativo del Estado a toda la innovación tecnológica que tuvimos en otros campos u otras áreas de nuestra profesión”.Para Weirich, hay cosas que están absolutamente superadas porque el capítulo de tolerancia de errores por mediciones con cinta “es algo que no va. Hasta los niños utilizan GPS para ir a jugar y nosotros no tenemos reglamentado la georreferenciación de inmuebles en la provincia de Misiones, que también es una aspiración para darles la máxima seguridad a los propietarios en cuanto a la ubicación física de su propiedad”.Mujeres al frenteExplicó que los ciudadanos conocen al agrimensor solamente haciendo mensuras o tirando una línea para una ruta, pero que esa es una mínima parte de la actividad. Dijo que muchos de los trabajos que años atrás se hacían saliendo de campaña a tomar niveles, haciendo relevamiento planialtimétricos, se pueden resolver al menos como trabajo de precampaña a través del estudio de las imágenes satelitales y otras tecnologías, como relevamientos aerofotogramétricos. “Y las mujeres demostraron un buen desenvolvimiento. Tuvimos un par de colegas que trabajaron nada menos que en Pozo Azul, una zona muy complicada en cuanto que hubo que atender un medio social muy candente en su momen
to por las circunstancias por todos conocidas, pero además de características topográficas y de vegetación bastante desfavorables, en algunos lugares muy desfavorables. Pamela Fernández y Elida Beatriz Foley se desempeñaron perfectamente a la altura de las circunstancias, entregando sus trabajos en tiempo y forma”, comentó Weirich, padre de Mara y Eliana, también agrimensoras, que forman parte de cerca de veinte mujeres que se desempeñan en la profesión.Al referirse a la decisión que tomaron sus hijas al seguir sus pasos, indicó que “les pedí que cuando eligieran una carrera tuvieran en cuenta dos cosas: que tenga salida laboral, y que sirva para parar la olla, porque hay otras carreras magníficas que admiro por la enorme capacidad intelectual que tienen que desplegar para llegar al título, pero que en un país como el nuestro resulta difícil conseguir empleo. Mis hijas tuvieron en cuenta el consejo y, seguramente viéndome trabajar, siempre en familia, reuniéndonos y acompañándonos, tomaron el gustito y las dos están trabajando”. Años de experienciaComo en otras profesiones también aquí está el que le gusta estar en contacto con la gente, colaborando. Abrir una línea en el monte requiere horas o días de convivir con los vecinos, con los dueños de la chacra, y se termina conociendo hasta quien es el padrino del último hijo, se entera de cosas y de las relaciones, que aveces son buenas y otras no tanto. Según Weirich, está la habilidad del agrimensor, tratar de conciliar partes. “Si antes hubo un conflicto a partir de la demarcación de los vértices por medio de los mojones y la línea abierta en el monte, cada uno sabe hasta donde llegan sus derechos, se terminan los conflictos, vuelve la armonía, el bienestar. En los lugares donde se escucha sobre problemas de tenencia de tierras, usurpación, intrusión, son lugares donde no hay mensura, donde no estuvo el agrimensor. Donde estuvo, son lugares pacíficos”, aseguró, la tiempo que agregó que “no se escucha sobre conflictos masivos en la zona de Oberá, Aristóbulo del Valle, Leandro N. Alem. Sí se escucha con frecuencia sobre problemas de intrusión o problemas por conflicto entre ocupantes, en todos aquellos lugares donde no hay mensura o donde la mensura llegó muy tarde como San Vicente, San Pedro, Pozo Azul, San Antonio”.Recordó que cuando empezó no había tanta demanda. “Creo que la demanda de espacios rurales superó las posibilidades. Hace treinta años, se tenía la chacrita, la casa, la actividad. Al agrandarse la familia, donde antes vivía un matrimonio con cuatro o cinco hijos, éstos se casaron y comenzaron a necesitar más tierras. Hace treinta o cuarenta años no teníamos esa situación de conflicto, de intrusión. La necesidad de la gente hizo que salieran a buscar otras porciones de tierra, apretujándose con los demás, como no había mensura y voy ocupando lo que puedo, dando manotazos para ocupar un poquito más, una hectárea más. Eso hizo que se produjeran muchos conflictos, desentendimientos entre vecinos”. Para el titular del colegio, “el Gobierno actual hizo mucho por la regularización de tierras no sólo las fiscales sino que atacó frontalmente muchos problemas de tierras privadas. Destaco la tarea del subsecretario de Tierras y Colonización, Jaime Ledesma, pero debo decir que nos enorgullece que los agrimensores estuvieran a la altura de las circunstancias y fuimos los profesionales que actuamos como la herramienta necesaria para que el Gobierno pudiera resolver y esté hoy entregando títulos de propiedad, permisos de ocupación y otras documentaciones, de a miles. Sin la participación del agrimensor eso hubiera sido caótico hasta ahora”.Enriquece el espírituAlentó a los padres y a los jóvenes que salen de la secundaria, que la agrimensura es una salida laboral inmediata, una carrera que permite vivir bien y brinda muchísimas satisfacciones. “Nos lleva a distintas situaciones y lugares que nos enriquecen muchísimo el espíritu. Los convoco a trabajar en una profesión que es muy sensible a los problemas de la gente, que enriquece y permite conocer una diversidad de problemas. Sabemos del colono del fondo de Piñalito Norte que tuvo que vender su vaca para curar a su nena enferma, como sabemos de las actividades del empresario que está despachando su camión con madera a Buenos Aires, del problema del asalariado que nos paga una mensura en cuotas. Es una carrera muy enriquecedora en el aspecto humano”.Hay colegas que por su formación personal o su forma de ser prefieren andar por el monte, pasando calor, soportando las picaduras de mosquitos, mojándose bajo la lluvia, y hay otros que gustan introducirse en la informática, la investigación, la docencia, en proyectos. “Son colegas de gabinete. No son ni más ni menos sino otra rama de la profesión que da tanta satisfacción tanto a uno o a otro”, aseveró.





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