Señora Directora: Hace un año y tres meses aboné una factura a la empresa de telefonía fija que opera en la región por la cual la misma se comprometía a instalarme en un plazo de treinta días una línea fija con Internet. Creo haber perdido la cuenta de las veces que llamé al 112 para reclamar por la ausencia de respuesta a mi solicitud, pero seguramente en las computadoras de la irresponsable empresa estarán registradas. Viajé 123 kilómetros a Posadas, capital de la provincia de Misiones y en la Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC) que regula las comunicaciones en el país realicé la correspondiente denuncia que me tomaron con toda seriedad, respondiendo con una carta certificada a mi domicilio a la semana de la presentación. Al pasar cuatro meses más, volví a hablar con la misma gente y me dijeron que ellos no pueden hacer nada más que eso; es decir, intimar por nota y después esperar que cumplan con lo que deben. Mi pregunta es: ¿para que les pagamos el sueldo a los órganos de control si no sirven para nada?Este prólogo solo sirve para explicar la indignación que siento como ciudadano maltrecho, ofendido, abandonado a la mano de Dios por todos los que tienen la responsabilidad de cumplir con la ley y se la pasan por donde culmina la espalda de los humanos. Cierto día me encontré con un operario de una empresa tercerizada que trabaja para esa empresa telefónica y le consulté si sabía algo sobre mi trámite y me respondió que tenía la orden encima para la instalación de mi línea, pero que la orden era reparar los que estaban dañados. Por lo que mi ilusión, aún registrada con nombre y apellido, número de documento y orden de instalar se diluyó una vez más como tantas veces me ha ocurrido con los servicios que dependen de empresas monopólicas a quien no se puede reclamar absolutamente nada porque nadie controla su accionar frente a los usuarios.A todos los que como yo han perjudicado y humillado, les deseo mucha suerte y futuro venturoso en la gestión que no ha cumplido la empresa.
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