Los tiempos modernos exigen a las personas hacer cada vez más cosas para poder vivir y darse los gustos -moderadamente- que le permite la volátil economía. Pero nunca dejan de ser parte de una familia. Para Rosa Karina Rivarola, la familia es la parte fundamental para una sociedad y es ahí donde se fundan los valores que ésta requiere. Una familia debe estar formada con la gracia del buen Dios que los une.“Una madre hoy es más que una ama de casa”, afirmó. Esa vorágine de la sociedad lleva a que cumplan varios roles a la vez. El caso de Karina (así es más conocida), es similar al de tantas madres que hoy reparten su jornada entre sus trabajos y la atención a la familia como ama de casa.Karina es directora de una emisora de radio, conduce un programa periodístico a la mañana y hace la operación técnica. Pero eso no es todo, porque ayuda a su esposo en su comercio y además atiende la casa. Tiene una hija, Valeria de 22 años, que está cursando las últimas materias en la Universidad y la describe como “una hija ejemplar”. También tiene a su madre, Dora Alcaráz, a quien ama y admira muchísimo porque “fue mi mamá y papá a la vez”.Describe al amor de una madre como “algo inigualable e irremplazable”. Cuenta que puso en práctica con su hija todo lo que su mamá le dio. “Me dio y me sigue dando todo lo que una madre puede dar a su hijo, todo el amor del mundo, y eso le doy a mi hija. Es algo que no se puede comparar con nada. Una madre va a estar al lado de su hijo en el peor momento. Eso es ser mamá”, afirma.RetroalimentaciónKarina se emocionó el viernes último durante su programa, cuando daba lectura a los mensajes de textos dedicados a las mamás que enviaban sus oyentes. Entregó regalos que ofrecieron los auspiciantes de su emisora a las madres que participaron con sus SMS. Con sus palabras buscó enriquecer aún más el mensaje que cada hijo compartía a través de la emisora para dedicarle a su madre. Buscó que cada oyente sienta lo mismo que ella por la mujer que la trajo al mundo.Contó la locutora y periodista que “Dios me dio una maravillosa hija. A ella la tuve en mi segundo embarazo de cuatro que tuve. Tengo tiroides y eso me dificultó tener más hijos, y siento que Dios me dio ese hermoso regalo para que le dé todo el amor que se merece y que recibí de mí madre”.“Una está pendiente de su hijo las veinticuatro horas. Somos obsesivas porque no queremos que le pase nada. El hijo nos ve que ‘somos pesados’ por actuar así, pero después lo entienden. Mi hija ahora está en la universidad y no para de agradecer todo lo que hicimos por ella. Es el amor de una madre”, concluyó.





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