Hoy no es un domingo como cualquier otro, en la mayoría de los hogares se brindará un homenaje a la mujer que es el pilar de toda familia.Pero en este día también quiero rendir un homenaje a esas mujeres que sienten ese amor y ese instinto maternal, aunque no hayan tenido el privilegio de tener un hijo, sea la circunstancia que sea. Frecuentemente escucho en rondas de mates, hablar a esas madres sobre sus hijos, de los hermosos e inteligentes que son y sobre todo de alguna anécdota que robe carcajadas en medio de esas tiernas charlas maternales. Es realmente encantador poder disfrutar ese orgullo de madre que se manifiesta en cualquier reunión de mujeres. Esto me hizo acordar a innumerables charlas que tuve con algunas amigas, donde me contaban ese incontenible deseo de ser madres. Uno de esos casos ocurrió hace muchos años, una amiga que contaba sus deseos de ser madre, de las ganas que tenía de brindar ese amor que se encontraba dentro de ella y que sólo pertenecía a ese hijo que aún no había nacido. El problema era que se encontraba sola y sin ninguna pareja a la vista, eso la llenaba de angustia pero sentía que su deseo era más fuerte. Mi consejo de siempre era que “nunca hay que bajar los brazos y que el amor llega cuando no lo buscamos”. Tengo una ingenua teoría de que el amor, tarde o temprano nos termina encontrando.Hace unos meses fui a visitarla y charlamos un largo rato sobre los cambios en su vida, mientras entre mate y mate observaba a su pequeño hijo corriendo por el patio. Me di cuenta que toda la angustia que ella tenía había desaparecido, y que esos deseos de años atrás se hicieron realidad.Hoy en día, muchas parejas manejan otro tipo de prioridades, antes de traer un nuevo ser al mundo, las exigencias sociales les señalan otros tipos de urgencias, en este contexto muchas mujeres se ven en la encrucijada cuando sus parejas no acompañan esos deseos de ser madres cuando despierta esas ganas de tener un hijo, y que muchas veces esas decisiones pueden ser motivos de separación. Cada pareja es un mundo, pero me animo a decirles a aquellas personas que dentro de su ser se encuentra latente el instinto de madre “que en nuestras vidas pasaron y pasarán muchas personas, pero que la compañía de un hijo es para siempre”, es por eso que opino que no hay que reprimir ese deseo cuando se manifieste. Obviamente recuerdo a esas madres del alma que la vida no les dio hijos, pero sí un gran amor para dar, y eso se manifiesta en alguna tía que vela por el bienestar de ese ahijado quien en cada momento retribuye ese amor que nació de la elección y no de las circunstancias. Ni hablar de esas mujeres que llegan a sus hogares y son recibidas por sus alborozados animales, esos pequeños seres que la estuvieron esperando durante todo el día y que le brindarán uno de los amores más fieles. No me quiero olvidar de ninguna madre en su día, sea cual sea la situación que está viviendo. Madres que se encuentran en los hospitales velando por el despertar de su ser querido, ellas se transforman en vigías implacables sin sueño y sin hambre.Mujeres de cabellos plateados que esperan en algún asilo la visita de ese ser que aún ella se acuerda de cuando cabía en sus brazos.El amor de una madre con su hijo es algo que jamás va a poder romperse, porque es un lazo fuerte que ha sido forjado por Dios. Por Raúl [email protected]





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