“Conocí Alemania” es un dicho que no muchos argentinos podrán decir en su vida. Sin embargo, ya son varios los alumnos del Instituto Gutenberg que lo repiten, porque dentro de su espacio curricular, la chance de viajar a Alemania es un hecho factible para todos. Pasa que el instituto forma parte del Proyecto Pasch, “Escuelas para el futuro” desde el 2008, lo que les permite pasar tiempo de su formación académica en el viejo continente y conocer otra realidad, a miles de kilómetros de esta. “En el Proyecto Pasch participan tres partes, la primera es el Instituto Goethe, que pone el equipamiento, material y bibliografías necesarias, la capacitación y perfeccionamiento de los docentes de alemán y brinda las becas a Alemania. En segundo lugar el Estado provincial, que participa con la aprobación de que se dicten las clases de alemán y la financiación de los sueldos de los docentes y la escuela participante, que otorga el aula para el dictado de las clases y el acompañamiento en los proyectos, promoción de los exámenes internacionales, espacio y tiempo para las capacitaciones”, explicó Mirta Telebán, rectora del Instituto. “El estudiante lo que hace es ir a Alemania, cursar todo un año lectivo, volver a Posadas y traer todo sus notas para continuar su trayecto académico”, agregó.Es el caso de Nicolás Peña, Martín Zamudio, Mariana Alvarado, Mijael Werle, Camila Urizar y Martina Galeano, que ya pisaron tierras alemanas, aunque vale destacar que por diferentes períodos. Nicolás estuvo un año. “Se me dio la oportunidad de asistir a una clase en donde había ocho alumnos internacionales, de diferentes partes del mundo, y 20 alumnos alemanes. Todas las materias eran en inglés, menos alemán”, contó Nicolás. “Viví con una familia alemana quienes, a lo largo del año escolar, se convirtieron en mi segunda familia, junto con mis amigos tanto alemanes como internacionales. Conocí mucha gente nueva y forjé amistades que perdurarán a lo largo del tiempo. Me sirvió no solamente para conocer la cultura alemana desde adentro, sino también para conocerme más a mí mismo y pensar acerca de mi futuro”, dijo.“Es todo muy distinto: la gente, la ciudad, hay muchísima organización, son todos muy respetuosos, respetan las señales de tránsito y las velocidades”, aseguró Mariana Zamudio, en la visita de PRIMERA EDICIÓN a su escuela. “A mí me llamó la atención el uso del cinturón de seguridad. Me costó habituarme a eso y cuando subía a los autos me llamaba la atención, al principio lo tomaba mal pero después lo comprendí. Me parece que eso es un ejemplo”, dijo Mijael. “Además, respetan mucho el medio ambiente”, agregó Martín Zamudio quien dijo que realizaba actividades como natación y gimnasia, opciones que le brindaba la familia que lo hospedó durante los tres meses que estuvo en Europa. “Puedo decir que fue una experiencia única, conocí un montón de chicos de distintos países, me divertí y aprendí muchísimo. Estuve allí por tres semanas, durante las cuales realicé actividades como algunos deportes, juegos, fui al cine, hice manualidades, además de excursiones con mi grupo a otras ciudades”, señaló Camila Urizar. “No era solamente estudio, también teníamos fiestas y teníamos tiempo para salir a conocer y comprarnos cosas. A la mañana estábamos estudiando, pero a la tarde podíamos salir a pasear”, aseguró Martina Galeano, otra de las beneficiarias de la beca para viajar. El Proyecto Pasch incluye también otras posibilidades además de los viajes a Alemania: están los campamentos que, en el caso de varios de los chicos, se realizan en Villa Belgrano (Córdoba) donde viven durante una semana en una ciudad caracterizada como Alemania, donde deben hablar alemán todo el tiempo y realizan varias actividades relacionadas con la forma de vivir de los teutones. Allá o acá, todos coinciden en que fue “una experiencia única”.





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