EL SOBERBIO (por M. Galeano y N. Maradona). “Permanente vocación de servicio”. La frase se lee en el escudo que Roberto Omar Ballesteros (35) se colgaba todos los días en el brazo izquierdo para ir a trabajar. Recién entonces el uniforme estaba listo: la camisa, el pantalón, las botas, la oblea identificatoria, el arma reglamentaria y las esposas. La misma rutina, todas las mañanas. Y siempre el mismo orgullo.Nada hacía prever que aquella mañana del 2 de febrero sería la última. Los ladrones tomaron por sorpresa a todos en el banco de El Soberbio, incluso a Ballesteros y uno de sus compañeros que hacían la custodia de la sucursal. Junto a unos treinta civiles, los uniformados fueron tomados de rehenes. Y algo pasó: en medio de la avenida San Martín el cabo fue ejecutado de un disparo por los ladrones.A punto de cumplirse siete meses del hecho, PRIMERA EDICIÓN viajó a la zona y habló con la mujer del policía que se transformó en héroe. Ángela Zang (26) dialogó por primera vez con un medio escrito y junto a Paola (8), la hija de ambos y quien quiere ser policía como su padre, contó cómo es vivir después de la tragedia.Ángela, ¿cuándo fue la últimavez que viste a Roberto?Estuvimos el mediodía del día anterior, ese domingo, hasta cerca de las 13. Llegó de hacer adicional, vino, se bañó, almorzamos y estuvimos juntos un rato con mi hija. Ya para las 13 salió para cumplir con otro adicional hasta las 19, y de ahí entraba de guardia en la comisaría hasta las 7 del otro día. Salió de la comisaría y se fue al banco a hacer ese adicional. Tenía que volver a eso de las 15 o 16 de ese lunes, pero no regresó…¿Te contaron cómo fue todo adentro del banco? ¿Sabés por qué lo mataron?Algunos dijeron que el estaba en la casilla de seguridad y los ladrones lo sacaron de ahí. Otros dijeron que estaba en el frente. La verdad es que no está del todo claro y yo tampoco busco saber mucho sobre eso.Sobre el por qué, algunos dicen que a él lo reconocieron. Muchos me dijeron que hace algún tiempo él había hecho un operativo antidrogas contra esta banda, lo quisieron “coimear” y él no aceptó. Y dicen que en medio del asalto el jefe de la cuadrilla lo reconoció. Por eso.¿Cómo fue volver a casa sin él?Ese día me agarró una desesperación muy grande, porque yo adentro mío pensaba ‘¿qué voy a hacer ahora sin él? ¿cómo hago para seguir adelante?’. Es duro sentarse a la mesa y que él ya no esté. Por eso decidí dejar el pueblo y volver a la casa de mis padres en la colonia, porque me había quedado sola con ella, con mi hija…Seguramente no fue fácil hacerle entender a ella, tan pequeña, lo que había pasado…Los primeros días fue todo muy difícil, porque Paola me decía que dónde estaba su papá, que quería verlo. Ahí yo le explicaba que él estaba en el cielo, pero que la estaba acompañando y que siempre iba a estar con ella. Realmente fue muy difícil, llorábamos las dos porque todo nos recordaba a él, la casa, sus cosas…¿Qué sensaciones te quedan hacia los que hicieron esto? ¿Sentís odio? ¿Resentimiento?La realidad es que a uno en el momento le da mucha bronca y te dan ganas de ir a hacer justicia, pero la verdad es que eso es peor, porque esta gente cuanto más se sabe resulta que es poderosa. Sinceramente, los primeros días tenía mucho rencor, pero el tiempo va pasando…¿Pudiste perdonarlos?Eso es algo que cuesta mucho. La verdad es que todavía no puedo perdonarlos. A veces los miro en las fotos y siento mucha bronca, porque si ya tenían la plata ¿por qué hicieron eso? ¿Por qué lo mataron?En el pueblo muchos tienen miedo a que esta gavilla alguna vez vuelva ¿a vos te pasa lo mismo?Sí, mucho más ahora que estoy trabajando en la comisaría. Pero no me siento sola ni abandonada, porque los compañeros de él siempre me apoyan, vienen a ver como estamos, si necesitamos algo con mi hija. La solidaridad de ellos nunca me hizo falta.Tenés un puesto como civil en la fuerza ¿te gustaría retirarte como policía?Sí, siempre me gustó, pero como no seguí estudiando y no terminé la secundaria…. porque mi sueño era ser policía. Ahora estoy tratando de terminar mis estudios a distancia, comencé en mayo pasado y voy una vez por semana, todos los miércoles. En parte es un legado que me dejó Roberto, porque el siempre quiso que yo termine la secundaria y tenga mi título.¿Cómo se conocieron?Nos conocimos en la comisaría, porque yo dos o tres veces acompañé a mi abuela a hacer algunos trámites. Él me miraba y un día se animó a preguntarme el nombre. Después, mediante un amigo en común, empezamos a hablar y en mayo de 2006 me invitó a ir a la fiesta por el Día de la Policía. Ahí estuvimos de novios poco tiempo y nos fuimos a vivir juntos. Tuvimos nuestra hija y el 22 de febrero de 2008 nos casamos.¿Cómo lo recordás? ¿Cómoera como persona?Siempre fue muy bueno y atento conmigo, y más con nuestra hija. A nosotras nunca nos faltó nada. Yo siempre decía que me daban celos cuando sacaba de su tiempo para estar con ella, porque él siempre estaba en la comisaría. Era una persona muy trabajadora y muy querida, una buena persona, cualquiera en el pueblo o en la colonia se lo va a decir. ¿Y como policía?El atendía bien a las personas sin importar de dónde eran. Siempre pensaba en su trabajo y en trabajar para tener lo necesario. Era una persona transparente, correcta. Por ejemplo, muchas veces cuando se hacían controles de tránsito el ‘atajaba’ a todos, sea de la colonia o del pueblo, y les pedía el casco y todo eso, porque era para el bien de la gente. Era justo con todos.La verdad es que a él siempre le gustó la Policía, y siempre pensaba en ascender. Cuando estaba en condiciones, trataba de hacer todo lo posible para llegar a ese día y obtener su jerarquía.¿Qué proyectos tenían juntos?Cuando todo pasó estábamos buscando otro hijo. Yo después de ella (por su hija) tuve problemas y para volver a tener hijos tenía que hacerme un tratamiento en Posadas. Viajaba dos veces por mes allá. Queríamos tener otro bebé.Esa era una de las cosas por las que él también quería que nos vayásemos a vivir a Posadas,
porque los diez años de su carrera los había hecho acá. El tenía un terreno allá y tenía pensado hacer una casa y mudarnos, porque ya estaba acá hace mucho tiempo. Y también porque cuando Paola fuera grande tendría más posibilidades de estudiar y todo eso.¿Qué esperas para Paola?Siempre digo que me gustaría que ella estudie y tenga su título, de doctora o maestra. Pero si le preguntás, ella cuando sea grande quiere ser policía. Por él, hoy nuestra hija quiere ser policía.Después de todo lo que pasó ¿qué es lo que te queda?De él me queda la imagen, esas palabras que siempre me decía, que hiciera las cosas correctas y nunca hiciera mal. Siempre me apoyaba y consultaba en todo.Yo nunca lo voy a olvidar, siempre lo voy a llevar conmigo. Él siempre va a estar con nosotras. Su recuerdo, las cosas que hacíamos juntos, lo que hablábamos, nuestros proyectos. Nada de eso va a quedar en el pasado nunca. Él siempre va a estar conmigo. Eso es lo que nos ayuda a progresar y seguir adelante pese a todo. Una jornada negray difícil de olvidarEl fatídico asalto al Banco Macro de El Soberbio tuvo lugar cerca de las 8.10 del lunes 2 de febrero, cuando al menos siete malvivientes fuertemente armados irrumpieron en la sede emplazada sobre avenida San Martín 562.Los forajidos tenían todo preparado. Hablaban en “portuñol” y redujeron rápidamente a los dos policías que se encontraban en el lugar. Uno de ellos era el cabo primero Roberto Omar Ballesteros (35), al que ejecutaron de un disparo en la espalda en plena calle. Los ladrones utilizaron a una treintena de rehenes como escudo humano.Con algo más de dos millones de pesos, los malvivientes escaparon en dos vehículos, uno de los cuales fue hallado unos pocos minutos después a orillas del Uruguay.Ya en Brasil, las fuerzas de aquel país detuvieron a Alex Lima Schimitz, Regis Da Silva Lópes, Evandro Scholer y Arlindo Da Luz, quienes se enfrentan a un proceso en su país por el hecho. El dinero jamás apareció.





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