POSADAS. La misionera Manuela Ruiz Díaz Britez, es magíster scientiae en genética vegetal. Actualmente desarrolla su trabajo de investigación en el Parque Tecnológico Misiones (PTMi) sobre la adaptación genética de los árboles al cambio climático en conjunto con investigadores del Institute de la Recherche Agronomique (Inra) y en Posadas. Ruiz Díaz Britez integra una red conformada por científicos de Argentina y de Europa, junto a quienes están obteniendo resultados interesantes con respecto a las propiedades de la densidad de la madera de los árboles y la capacidad de adaptación a los eventos asociados al cambio climático.¿Cuáles son los desafíos que hay que superar ante el cambio climático?El cambio climático, en líneas generales, se caracteriza por un aumento en la temperatura media del planeta, en un rango que aún es incierto pero que se espera no superar los 2 grados centígrados en promedio.Los modelos matemáticos que actualmente se usan para imaginar los escenarios futuros de nuestro planeta predicen, con altas probabilidades estadísticas que, dependiendo de las regiones en algunos lugares se van a producir precipitaciones de gran intensidad en poco tiempo, como las que estamos viendo ahora que está pasando en tiempo real en la Argentina. Mientras, en otros lugares de la tierra, habrá olas de calor y sequías severas, como en mayo de este año en India o en el verano europeo 2015. En nuestra provincia, sin ir más lejos, hemos tenido un caudal de lluvias que hicieron perder muchos cultivos de hortalizas en las últimas semanas.En los seres vivos, para hacer frente al cambio climático, se debe investigar en dos aspectos fundamentales: el primero es la adaptación y el segundo es la mitigación de los efectos. Desde el punto de vista genético, el objetivo de la investigación es buscar la presencia de genes que aseguren la adaptación.¿Cómo se trabaja?Se trabaja en primer lugar, buscando caracteres que se relacionan con la capacidad de tolerar o resistir a determinadas limitantes que se presentan asociadas al cambio climático, como podrían ser las sequías extremas, las del caudal mayor de precipitaciones o las altas temperaturas. Los organismos vivos deben contar con variabilidad genética suficiente en esas características como para responder a los cambios bruscos e intensos que acompañarán al cambio climático. En las especies cultivadas, si no existe la investigación sobre esta base genética que asegura la adaptación, no se puede prever el mantenimiento de la producción en el tiempo. En mi trabajo de investigación usamos una especie de árbol que tomamos como modelo biológico, el pino oregón. En Argentina se encuentra en la Patagonia y en Europa es de gran importancia.¿Cuáles son los resultados obtenidos hasta ahora?En nuestro trabajo, la parte de laboratorio se ha desarrollado enteramente en Inra Orleans, Francia, y el trabajo de gabinete en el PTMi en Posadas, usando herramientas de la genética cuantitativa. Hasta el presente obtuvimos resultados en determinar características adaptativas en la densidad de la madera, relacionadas con la capacidad de sobrevivencia a la sequía. En particular, sobre un evento puntual que marcó el primer anuncio formal del peligro del cambio climático en Europa que fue la severísima ola de calor del año 2003. Nos encontramos con que había grandes diferencias en la densidad de la madera entre vivos y muertos. En biología, la supervivencia se relaciona con la “eficacia biológica”, es decir, la capacidad de dejar descendencia y en cantidad suficiente para asegurar el mantenimiento en el tiempo de la especie, por lo cual nuestros resultados son muy interesantes. Parte de estos resultados serán presentados en un simposio dedicado al tema de la adaptación de los bosques al cambio climático, en el próximo Congreso de Genética en septiembre, en Mar del Plata, al que he sido invitada por la Sociedad Argentina de Genética. Primeros resultadosYa se tienen los primeros resultados sobre el aspecto genético, es decir qué grado de diferencias genéticas existe entre las poblaciones en esta capacidad de adaptación a las condiciones que va a imponer el cambio climático. La experta en genética vegetal explicó que su equipo tomó el aspecto “adaptación”. De ahí que están trabajando con las estadísticas matemáticas, a partir de los anillos de crecimiento, para entender cómo la especie puede hacer frente a los cambios que deberá soportar, a medida que las condiciones del clima sigan mutando. “Que es algo que está pasando y va a continuar así”, expresó la mujer. De hecho, Ruiz Díaz Britez contó que también se puede abordar el tema desde la “mitigación”.“Es decir buscar técnicas de cultivo, por ejemplo cultivos bajo sombra, manejo de densidades, que amortigüen los efectos del efecto invernadero”, ejemplificó. No obstante, lo que hacen ella y su grupo de trabajo es tratar de hallar la respuesta, desde la genética, para intervenir en la “adaptación”. ¿Por qué este pino y no otro? De acuerdo a los detalles que brindó Manuela Ruiz Díaz Britez, el pino oregón es una especie “modelo biológico” porque reúne determinadas condiciones. No solamente es importante desde el punto de vista productivo: posee también otros aspectos importantes, por ejemplo tiene pocos enemigos naturales y un crecimiento rápido, pero sobre todo por dos aspectos cruciales: su madera tiene unos anillos de crecimiento muy definidos que son ideales para estudiar la relación con los efectos del ambiente y obtener información retrospectiva. También fue elegida por haber sido muy afectada por una ola de calor intensa en Europa en el año 2003. Había que encontrar la respuesta genética de su adaptación y supervivencia.





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