PUERTO RICO. Ver a “Facu” correr, meterse, pedir la pelota, chulear a uno y a otro mientras sus propias piernas le meten un tranque permanente no puede menos que emocionar a quien lo mira. Lleno de alegría y entusiasmo, loco por el fútbol y por jugar, Facundo Agustín Ledesma transita sus siete añitos como un niño más. Vive en el barrio Rural junto a su madre Angélica, su hermano, su hermana y sus dos sobrinitos. A pesar de que su desarrollo intelectual es óptimo, cursa el tercer grado en la Escuela Especial 8, ya que ninguna escuela común lo quiere inscribir debido a su problema motriz que no le permite desenvolverse sólo con sus necesidades fisiológicas. Le gusta el fútbol, los jueguitos, la plaza, es de boca y seguidor de Messi. Cuando sea grande le gustaría ser policía. Es muy amigable y por ello tiene muchos amigos, “como siete”, dice. Además, declara que sus piernas no le molestan, que igual puede jugar a la pelota y hamacarse. Como cualquier chicoSu mamá, Angélica, explicó a PRIMERA EDICIÓN su situación: “Él tiene artrogriposis, nos fuimos al Garrahan casi un año con él, le hicimos dos operaciones pero sus piernitas se le vuelven a doblar. Estudia en la escuela especial ya que en la escuela común no me lo quieren recibir porque no puede ir al baño solo, porque tiene dificultad en un brazo y no se puede arreglar solo con su ropita. Por eso, por ahora tengo que seguir mandándole a la Escuela Especial, pero es inteligente como un chico normal. Ya hablé en las Escuelas 114 y en la 126 pero no me quieren recibir, pero él escribe y se desarrolla con normalidad. Además le encanta el fútbol y no tiene vergüenza de nada, le gusta ir a la plaza, juega con todo el mundo”, contó la mujer. Una familia numerosa y sin techo Angélica es la jefa de familia. Con ella viven Facu, sus dos hermanos y dos sobrinitos de Angélica. Hasta ahora, el grupo familiar alquila una humilde vivienda ubicada en el barrio Rural, pero les pidieron que dejen dentro de poco y no tienen otro lugar dónde ir. “Vivimos en una casa alquilada y ahora agarramos un terreno ahí, en el barrio Municipal, le pedimos ayuda al intendente pero hasta ahora no obtuvimos respuesta. Nuestra necesidad urgente es una casita, porque en la vivienda donde estamos tenemos que salir. En el terreno que tenemos podríamos armarnos una casita pero no tenemos quien nos ayude, le pedimos al intendente que nos de el techo nomás, pero no nos quiere ayudar porque dice que ese terreno es del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) y que no nos podemos quedar ahí, así que no sabemos todavía qué vamos a hacer”, confió Angélica. Con el trabajo de esta mamá en una casa de familia las necesidades se van supliendo, mientras “Facu” ayuda con su buen estado de ánimo permanente. Debido a su dificultad, cuando juegan, a menudo los otros chicos lo quieren dejar de lado porque no lo quieren lastimar. Pero a “Facu” no le gusta quedarse de lado, él quiere jugar sí o sí, no se quiere quedar afuera, quiere participar y no se achica. “Ojalá esa alegría y esa actitud lo acompañen toda la vida y que pueda hacer sus sueños realidad”, son los deseos de su madre, quien además sueña con que su hijo pueda estudiar.





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