PUERTO RICO. Oscar Lorenzo Ávila (54) vive junto a su esposa Ceferina y su hija Valeria en un barrio humilde a una cuadra del ex basural, junto a la planta de asfalto. Es conocido en la comunidad por su actividad económica que es la venta de chipa, que realiza sin excusas todos los días y sus clientes ya lo saben: que llueva o no llueva, el chipero viene. Pero fuera de su habitual ruta de trabajo, Oscar tiene una vocación, que es la de ayudar a los necesitados y para ello, edificó un templo en su propia casa. Es pastor de Iglesia Evangélica Casa de Oración, con sucursales en Puerto Leoni y dos en Iguazú, de las cuales Oscar es el presidente y las dirige desde Puerto Rico que es la casa central. Luego de su recorrido diario, este hombre humilde y trabajador vuelve a su hogar, inserto en una zona olvidada y repleta de necesidades donde la Municipalidad hace años viene prometiendo viviendas, pero hasta ahora no ha ofrecido respuestas concretas, mientras las familias asentadas son cada vez más.A pocos metros se encuentra el ex basural que a pesar de estar fuera de uso, muchas personas continúan llevando sus desechos ahí sin tener en cuenta la prohibición. En esa basura hurgan a diario una decena de niños de los alrededores que aguardan como si se tratara de un juego que llegue alguna camioneta a tirar sus residuos. Cuando eso ocurre, corren la carrera hasta que alguno se queda con el premio, que no es otro que la bolsa más grande o la que a primera vista prometa un contenido de utilidad. A pocos metros las instalaciones de la Planta de Asfalto de la Municipalidad pegada a la pobreza y la necesidad que crece y desborda a su alrededor.En ese contexto de necesidad, la fe es fundamental y la esperanza un alimento que no puede faltar. Allí radica la importancia del trabajo de personas como Oscar, que dedican su tiempo al servicio de los más necesitados postergando sus propias necesidades que no son un detalle menor: “Mi trabajo es de changarín, mi beneficio viene del canasto y mi dedicación total es a Dios. Junto a mi familia tratamos de edificar nuestros proyectos sobre la base de la honestidad y la responsabilidad, siempre encomendándonos en las manos de Dios. Tratamos de ayudar a las personas que tienen problemas para que puedan salir adelante. En los barrios humildes hay mucha necesidad, principalmente de fuente de trabajo y eso me preocupa mucho, porque hay muchos hombres grandes que necesitan trabajar y no consiguen trabajo por ningún lado”, explicó a PRIMERA EDICIÓN.Además de chipero y pastor, Oscar asegura ser ex combatiente de Malvinas, aunque no recibió nunca ningún reconocimiento ni beneficio.Vende por día 300 chipas que son el sustento de su familia, y el resto del tiempo se dedica a ayudar: “nuestro trabajo como pastores es abrazar a los necesitados y acompañarlos para que con la ayuda de Dios su vida mejore. No predicamos de dinero, ni pedimos nada, nosotros no estamos para recibir, sino para dar a los que más necesitan”, finalizó.Mientras en el barrio del ex basural las necesidades y la precariedad aumentan más y más, también aumenta la solidaridad de personas que tienen ojos y corazón para verla y ayudar, otros, que son los que se deberían ocupar de las cosas que están mal, pasan sin siquiera observar.





Discussion about this post