ATENAS, Grecia (AFP-NA). El primer ministro griego Alexis Tsipras denunció ayer la “insistencia” de los acreedores en querer reducir las pensiones de jubilación de los griegos y advirtió que Europa deberá pagar el “precio” por esta “fijación”.“Si Europa insiste en esta incomprensible fijación (…) tendrá que asumir el precio de las consecuencias, que no beneficiarán a nadie” en el continente, declaró Tsipras tras una reunión con el canciller austriaco Werner Faymann en Atenas.Por su lado, Faymann, primer dirigente de un país europeo en viajar a Atenas tras la llegada al poder del partido de izquierda radical Syriza de Tsipras, dijo que Grecia y sus acreedores deben “hallar soluciones que no aumenten más la pobreza y el desempleo”.Desde hace varias semanas las autoridades de Atenas negocian con sus acreedores (Unión Europea, UE, Fondo Monetario Internacional, FMI y Banco Central Europeo, BCE) la aplicación de una serie de reformas económicas -entre ellas, los acreedores piden una reducción de las pensiones- a cambio de la entrega de un nuevo tramo de préstamos, vital para el país.Ayer por la mañana, en su informe anual sobre la economía de Grecia, el banco central de ese país había advertido que un fracaso de las negociaciones entre Grecia y sus acreedores para seguir financiando al país conduciría a un “default”, a una salida de Grecia de la zona euro y “probablemente” de la Unión Europea.Y el FMI pierde paciencia con Grecia, país al que ha reiterado sus exigencias, pero también con la UE, a la que reprocha sus titubeos, aún a costa de asumir el papel de “malo” en esta crisis.Hasta ahora el Fondo Monetario Internacional dejaba que sus socios europeos se felicitaran por “las discusiones constructivas” con Atenas sobre las reformas reclamadas euros de un nuevo préstamo.Pero la sucesión de infructuosas reuniones en Bruselas llevó al FMI a elevar el tono bajo el impulso de su directora general, Christine Lagarde, harta de las dudas de los europeos y de los desaires de Atenas.El primer cañonazo provino del habitualmente mesurado portavoz del FMI, quien el jueves pegó un puñetazo sobre la mesa e hizo referencia a “las grandes diferencias” con Atenas sobre las jubilaciones y la tributación. “Aún estamos lejos de un acuerdo”, afirmó Gerry Rice.Algunos días después fue el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, quien salió a la palestra para pedir a los europeos que tomen "decisiones difíciles": aceptar un alivio de la deuda o un nuevo plan de ayuda, que los dirigentes de la eurozona tendrían dificultades para vender a sus votantes.





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