ALBA POSSE. Tiene la mirada tímida y no quiere criticar a nadie, ni quejarse, ni molestar con su relato. Cintia Machado trabaja ayudando en las tareas domésticas en una casa en Posadas porque es lo que el destino le deparó después de esa horrorosa noche que pasó rezando y llorando en su humilde casita del paraje Tres Bocas, que queda en una zona rural entre Santa Rita y Colonia Aurora. En Posadas la acompaña su hijita de tres años a quien abraza fuerte todos los días, al igual que la abrazó aquella noche hace exactamente un año, cuando el Río Uruguay se les vino encima. Las dos estaban solas entonces y siguen solas ahora, después de haber perdido todo lo que tenían.Su relato estremece: “Pasé mucho miedo porque había visto que el agua se venía muy rápido, subía con todo y yo no podía salir porque tenía que esperar el colectivo recién al otro día. De madrugada agarré unas ropitas de la nena y los documentos. Salí a la ruta y tomé el colectivo para ir a la casa de mi mamá en Alba Posse. Cuando volví a Tres Bocas, unos días después, mi casa no estaba, se la había llevado el río”. El agua no solo se llevó la casa sino todo lo que había adentro: cocina, heladera, mesa, sillas, ollas, cubiertos, no le quedó nada. Tampoco recibió nada, pero nada, de las donaciones que llegaron a la provincia desde todo el país. Desde entonces vivió con su mamá hasta que consiguió el trabajo. Ahora se ilusiona porque le dijeron que en una semana le entregan su casa “para inundados” en Alba Posse. Necesita, ahora sí, que la ayudemos a equiparla. Sesenta ilusiones En Alba Posse se construyeron 60 viviendas para los afectados que perdieron todo, como Cintia. Pero a un año de la peor creciente de las últimas tres décadas, todavía no concluyeron las obras. Cintia está contenta porque le dijeron que en una semana podrá mudarse. Otras familias ya habitaron las casas “por la fuerza” desesperadas por el atraso oficial, tras lo cual el Iprodha tramitó el desalojo judicial. Las echaron hace un mes por la fuerza pública, y al otro día les devolvieron las viviendas por decisión del jefe comunal Celso Dos Santos, en un increíble e innecesario abuso de poder. Cintia igual agradece. No tiene nada, sólo la ilusión de empezar de nuevo.





Discussion about this post