EL SOBERBIO. Las fotos de El Soberbio bajo agua recorrieron el país en junio del año pasado y conmovieron a miles de argentinos por su crudeza: casas con agua hasta el techo, casas a la deriva por el río Uruguay y otras que sus dueños lograron retener atándolas con piolas a los árboles. La dimensión del drama no tuvo parangones en la historia provincial: al menos 500 familias de esta localidad perdieron todo en la gran creciente. A casi un año del tremendo drama padecido, a los afectados la vida cotidiana les sigue siendo injustamente dura en el barrio de viviendas de madera que construyó el Gobierno provincial (con aportes nacionales) para reemplazar lo que el agua se llevó. Unas cincuenta familias viven hacinadas en el “barrio inundados”, como le llaman. No tienen suficiente agua potable porque no hay conexión trifásica que posibilite el bombeo, por eso el líquido les llega desde un obrador a cuentagotas por mangueras que pierden casi todo por el camino.Tampoco tienen baños adecuados, por eso tuvieron que construir precarias letrinas en los patios. Algunas casas incluso no tienen luz eléctrica porque no terminaron las instalaciones. A estas alturas, dato el tiempo que pasó desde el furioso desborde del río Uruguay y las innumerables denuncias por supuestos desvíos de los fondos que llegaron para la ayuda, todavía no se conoció una respuesta formal desde el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) que clarifique cuánto, cómo y para quiénes se invirtió el monto millonario destinado a la asistencia social tras la creciente.Agua que dueleA fines del año pasado y después de seis meses de espera, las primeras 110 familias recibieron las viviendas en un acto al que no faltó nadie, ni siquiera el gobernador de la provincia, Maurice Closs. A poco del supuesto alivio que significó dejar los refugios, las casillas “temporarias” y las casas de parientes o vecinos, la realidad volvió a mostrarles los dientes. Los “sanitarios” construidos en las casas comenzaron a desbordar con las primeras lluvias porque no tienen drenaje. La situación sanitaria de las familias es crítica porque el agua no alcanza para las necesidades básicas.“Los nenes caminan diariamente unos tres kilómetros para llegar a la escuela y como no hay caminos, tienen que atravesar un monte”, contó el docente Cacho Masoneves. Los concejales Neco Schwart y Nelson Brettin, del Partido Agrario y Social, presentarán un pedido de informes al Ejecutivo para que explique los motivos del retraso en las obras, especialmente en la provisión de agua y energía. “Ya pasó un año, es una vergüenza que todavía estemos reclamando”, coincidieron.





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