POSADAS. Más del 90% de los misioneros que son celíacos sufren los síntomas de esta enfermedad sin saber que la padecen. Se estima que en Argentina, una de cada cien personas tiene esta enfermedad intestinal que impide digerir y procesar alimentos que contienen gluten. En Misiones, habría 12.500 celíacos, pero apenas un millar tienen diagnóstico. Precisamente, entendiendo que uno de los motivos del subdiagnóstico es la falta de información sobre esta enfermedad y sus síntomas, un grupo de alumnos y profesionales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam), integrantes del voluntariado, llevan adelante un proyecto de capacitación e información sobre la celiaquía en diversos barrios de Posadas. Ayer, en el Día del Celíaco, este equipo de voluntariado hizo base en la plaza San Martín. Durante toda la mañana hablaron con la gente, entregaron folletería con mucha información y, por la tarde, ofrecieron charlas a cargo de la bioquímica Miriam López y de la médica Guadalupe Luzuriaga en el anexo de la Facultad de Humanidades. Módulo mensual En la Unam, según contó a PRIMERA EDICIÓN la trabajadora social y voluntaria Soledad Villalba, “el año pasado se diagnosticaron con celiaquía a 27 estudiantes”. Y como el comedor universitario no ofrece comida libre de gluten, se logró a través de la Secretaría de Acción Social que se garantice a todos esos estudiantes celíacos un módulo mensual con productos sin trigo, avena, cebada y centeno (Tacc). “La celiaquía no tiene cura y su único tratamiento es la alimentación sin Tacc, por eso, una vez que la persona conoce su diagnóstico, es importante que sepa qué comer y cómo cocinar recetas sin gluten. Para poder ayudar en este propósito, hace un mes y medio empezamos a ofrecer un taller de cocina para celíacos en el Mercado Concentrador, todos los viernes de 16 a 18. Está a cargo del taller una chef y docente experta en comida sin Tacc”, detalló otra de las integrantes del grupo de voluntariado, Felicita Giménez. La celiaquía obliga a modificar la forma de alimentarse y esto tiene implicancias en el entorno y las actividades familiares y sociales de esa persona: “Un niño celíaco, por ejemplo, no puedo comprar prácticamente nada en el kiosco de su escuela; tampoco puede comer casi nada en un cumple… Esto también ocurre con los adultos celíacos, que, salvo muy pocas excepciones, ni siquiera pueden comer en forma segura en un restaurante por temor a la contaminación cruzada”, señalaron. El equipo de voluntariado trabaja junto a los centros de atención primaria de la salud (Caps): “Cuando el médico detecta síntomas sospechosos, como desnutrición o diarrea crónica, pide un estudio de sangre. Después de estos resultados, se solicita la biopsia. Nosotros tratamos de acompañar este proceso porque para acceder a ese estudio se requiere una serie de papales y cumplir con ciertos requisitos”, contaron. Nélida supo que era celíaca a los 77 años Casi toda su vida fue propensa a enfermarse, pero Nélida Cardozo se aceptó “debilucha” sin cuestionarse demasiado. La muerte de su mamá mermó más sus alicaídas defensas y su salud empeoró drásticamente.Hace exactamente un año, con apenas 25 kilos y con suero permanente, Nélida recibió el peor diagnóstico: tenía un cáncer terminal en el sistema digestivo. Fue derivada inmediatamente a Buenos Aires, donde, después de muchos estudios, rectificaron el diagnóstico original: no tenía cáncer sino que era celíaca. A los 77 años, esta mujer comprendió la causa de muchos de los males que sufrió a lo largo de su vida. Hoy, con 78 cumplidos, Nélida le contó a PRIMERA EDICIÓN que “estoy aprendiendo a cocinar”. La historia de Felicita Felicita Giménez tiene 38 años, es trabajadora social, voluntaria y mamá de dos varones de 4 y 13 años.Y también es celíaca. “Me diagnosticaron hace pocos años, cuando ya era mamá. Durante mi infancia me internaron en varias oportunidades por cuadros de deshidratación y desnutrición, vivía anémica y me enfermaba muy de seguido. Tuve muchos problemas para tener a mis hijos, porque la celiaquía no tratada provoca abortos”, señaló.Felicita fue diagnosticada en el nuevo hospital Madariaga, poco después de su inauguración. “También le hicieron los estudios a mis dos hijos y el más chiquito también es celíaco asintomático”.





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