POSADAS. Pablo Castro y Aníbal Clos, los dos dirigentes que se arrogan el cargo de intendente de Santa Ana, se reunieron ayer con el ministro de Gobierno, Jorge Franco, y acordaron que aceptarán lo que la Justicia determine respecto a quién de los dos le corresponde el cargo.Según averiguó PRIMERA EDICIÓN, el ministro Franco le pidió que mantengan la paz y respeten los procesos legales para evitar nuevos desbordes en la Comuna, aquejada por varios conflictos políticos en los últimos años.Los dos dirigentes se comprometieron a esperar a que sea el Superior Tribunal de la Justicia (STJ) el que resuelva a quién le corresponde el cargo de intendente. Mientras tanto, el grupo político de Pablo Castro permanece atrincherado en el edificio comunal.“Nosotros presentamos un conflicto de poderes, esperamos que mañana (por hoy) ya tengamos novedades y vamos a tener que acatar lo que determine la Justicia”, explicó ayer Castro a este diario, al término de la reunión.El incidente comenzó el jueves pasado cuando dos de los tres concejales aprobaron una renuncia al cargo que supuestamente presentó el intendente Pablo Castro al Concejo Deliberante el 23 de enero de este año. Apenas se aprobó la renuncia, Castro se atrincheró en la Municipalidad con familiares y allegados y aseguró a los medios de prensa que nunca pensó en renunciar y que le falsificaron la firma. Por eso sus asesores presentaron un conflicto de poderes ante el STJ.Entre el viernes y ayer hubo algunas escaramuzas entre los vecinos y los diferentes grupos políticos, a pesar de que la Policía custodia las calles y el edificio comunal.“Yo trabajé el jueves hasta las 20.30 y me fui porque empezaba la sesión del Concejo a las 21.15, es ilógico pensar que alguien que va a renunciar haya estado trabajando hasta media hora antes, yo no renuncié ni pienso renunciar”, aseguro el atrincherado dirigente.Lo cierto es que su gente se niega a abandonar la Municipalidad y le impidió asumir el mandato a Clos, que se acercó al edificio e intentó argumentar que la mayoría del Concejo Deliberante le había dado ese derecho. “Cuando quise asumir, me corrió la patota de Castro”, habría dicho Clos en la reunión de ayer en la Gobernación.Lo único que resta esperar ahora es que la Justicia defina y que uno de los dos retome las riendas del Municipio y devuelva la calma.Disputa por el poderLas disputas por el poder en Santa Ana se multiplicaron después de la salida de la exintendenta Mabel Pezoa, quien asumió como diputada provincial. Su primer reemplazante, quien era presidente del Concejo Deliberante, José Luis “Coco” Rodríguez, fue expulsado del cargo de concejal antes de asumir la intendencia. Dos de los tres concejales votaron por su destitución; uno de ellos era Pablo Castro y el otro, Aníbal Clos. En ese momento eran aliados políticos y actuaron en bloque.Las versiones santaneras indican que “Coco” tenía pensado modificar todo el armado institucional y político que iba a heredar de Pezoa y por eso fue destituido.Luego de sacar a “Coco” Rodríguez del medio, asumió Pablo Castro en la intendencia y Clos saltó a la presidencia del Concejo Deliberante. Pero de nuevo se desató una guerra por el control total del poder.Al mes de asumir, Castro echó a las dos hijas de Pezoa de sus cargos en el Gabinete municipal y también desplazó del cargo de jefe de Obras a uno de los yernos de la exintendenta. Acto seguido, incorporó familiares suyos y gente de su entorno a los puestos más importantes, poniendo “patas para arriba” todo el armado político que había dejado su exjefa política.Ahora, con poco más de un año en el sillón comunal, Castro se enfrenta a otro inconveniente y es que apareció una renuncia suya al cargo que rápidamente fue aprobada por el Concejo Deliberante, controlado por gente cercana a Pezoa. Los ediles, luego de aceptar la renuncia, designaron a Clos como intendente. Castro asegura que le falsificaron la firma, mientras que los concejales juran que es real. Algunas versiones no confirmadas indican que podría tratarse de una renuncia firmada en blanco, antes de asumir el cargo, pero nadie oficialmente se refiere a este tema. Castro negó ayer a PRIMERA EDICIÓN que haya firmado un papel en blanco.El caso hace recordar a un conflicto similar ocurrido en 2004, cuando una exdiputada puertista se cambió de bancada y al poco tiempo apareció una nota de renuncia a la banca, con su propia firma. La legisladora denunció que le falsificaron la firma, pero no pudo evitar que la desplacen. Ese conflicto motivó un cambio en el reglamento de la Legislatura: ahora, el que renuncia debe confirmarlo a viva voz en el recinto.




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