POSADAS. “La educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”, es una frase que adorna una de las paredes de la dirección de la Escuela 820 de El Porvenir. Significativa como pocas, la frase de Albert Einstein dice mucho acerca de lo que pasa diariamente en esta humilde institución perdida en un mar de precarias casas de madera.Inaugurada en el 2001, la Escuela 820 recibe diariamente a una matrícula de 121 alumnos, en su mayoría hijos de familias relocalizadas que trabajan en la olería. Cuenta con un plantel de tres maestros, cuatro profesores y una maestra de nivel inicial, que se dividen en dos turnos. “Por la tarde están los grados únicos: sala de 4, de 5, primer grado, segundo y tercero. Por la mañana hay grados acoplados, cuarto y quinto dan clases juntos como sexto y séptimo”, relató el director de la escuela, Juan Carlos Álvez, a PRIMERA EDICIÓN. Esta situación, según Álvez, dificulta el proceso de aprendizaje, pero no puede dividir los cursos porque no reúne la cantidad mínima de alumnos para pedir en el Consejo General de Educación otro cargo de maestro. “En cuarto hay 17 alumnos, pero en quinto sólo 9. Nunca pudimos juntar por lo menos quince, que sería el mínimo para poder dividir los cursos”, indicó Álvez. La necesidad del gabineteUn pedido que sí realizaron al Consejo de Educación es el de un gabinete psicopedagógico. “Lo hicimos en muchas ocasiones y lo rechazan porque consideran que el gabinete tiene que ser un equipo, pero la escuela necesita al menos una psicopedagoga porque tenemos muchos alumnos con sobreedad, tienen entre nueve y once años y están en tercer grado. También pasa que hay alumnos que vienen de otras escuelas con un rendimiento muy bajo y necesitamos alguien que los contenga”, pidió Álvez.Además, según el director, la 820 también recibe a alumnos especiales, “porque nosotros no rechazamos a nadie porque todos tienen derecho a estudiar. Viene la madre y nos muestra el certificado donde dice que tiene que ir a una escuela especial, pero no lo puede mandar porque no tiene plata, entonces vienen e intentamos ayudarlos, pero necesitamos gente especializada”, aseguró el director. Portero “de prestado”Además del gabinete, la escuela necesita de manera urgente personal de limpieza y un portero propio, ya que por el momento tiene uno “de prestado”. Sucede que, en el mismo edificio, daba clases el CEP 17 que fue intervenido. Dicha escuela sí contaba con portero y la interventora le prestó a la 820 después que el CEP 17 cerró. “Viene dos veces por semana, los sábados y miércoles y es de gran ayuda porque limpia la escuela, pero lo normal sería uno propio”, explicó. Trabajo no, escuela síÁlvez aseguró que los días de lluvia mucho de los chicos no pueden ir a la escuela porque los caminos son intransitables y, en algunos casos, muchas viviendas se inundan.Pero lo que más le duele es que cuando está lindo el día, varios tampoco concurren porque tienen que quedarse a ayudar a los padres en la olería. “Yo no quiero eso y es algo contra lo que lucho. Entonces, me puse muy estricto con la asistencia. Si no cumplen, no firmo la constancia que necesitan para cobrar las asignaciones. Este año mejoró mucho esta situación, pero gracias a un cuaderno de actas que hice donde les hago firmar un compromiso de ir a la escuela. Muchos me dicen que si no firmo su constancia no van a tener para comer y no puedo hacerles eso”, señaló. Pese a los contratiempos, docentes y alumnos se sienten orgullosos de los logros conseguidos a lo largo de los años. “Han aprendido una gran cantidad de contenidos extracurriculares que no olvidarán y son muy respetuosos”, cerró.





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