WASHINGTON, Estados Unidos (Agencias y diarios digitales). El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, dijo en una entrevista con la agencia de noticias EFE que los “cambios históricos” en la política hacia Cuba ya están dando “resultados” y consideró que ni su país ni el resto de la región deben “mantener silencio” sobre la situación en Venezuela.Obama reafirmó también en la entrevista, realizada antes de participar en la Cumbre de las Américas, su compromiso de “asociación” con Centroamérica para tratar de resolver “factores subyacentes” como la violencia o la pobreza que han llevado a muchos a un “peligroso viaje al norte” en busca de oportunidades.El lema central de la VII Cumbre de las Américas es “Prosperidad con equidad: el desafío de la cooperación en las Américas”. En su segundo mandato, sus políticas se han centrado en tomar medidas para reducir la inequidad y la brecha entre ricos y pobres. ¿Qué tipo de compromisos concretos espera obtener en la Cumbre y cómo puede ayudar Estados Unidos a luchar contra la desigualdad en la región?Como presidente, les he dado mi palabra a nuestros hermanos y hermanas latinoamericanos que Estados Unidos colaborará con los países y los ciudadanos de la región como socios en igualdad de condiciones, basándonos en nuestros intereses compartidos y en una relación fundamentada en el respeto mutuo. Eso se debe a que creo que las oportunidades y los desafíos a los que se enfrenta nuestro hemisferio sólo pueden ser resueltos si trabajamos juntos, con un espíritu de responsabilidad compartida. Y eso incluye abordar el tema de las injusticias causadas por las desigualdades de tipo económico.Creo que esta Cumbre puede construir sobre la base del increíble progreso que ha logrado la región en las últimas décadas. El crecimiento económico, el comercio y el compromiso compartido de ampliar las oportunidades ha sacado a millones de personas de la pobreza. Desde 2002, la clase media prácticamente se ha duplicado y constituye el grupo social mayoritario en países como Brasil y México por primera vez en la historia. A pesar de ello, junto a la nueva riqueza creada en la región un tercio de la población del continente todavía sufre de pobreza extrema, y le resulta enormemente difícil obtener acceso a la educación, la atención médica y los servicios básicos que necesitan sus familias. Esta situación no sólo es un contrapeso al crecimiento económico, sino también un desafío moral para todos nosotros.Estoy convencido de que la mejor forma de cerrar esta brecha es fomentar un crecimiento económico a gran escala que cree nuevas oportunidades, al igual que expandir el acceso a las herramientas que las personas necesitan para salir de la pobreza, que incluyen la educación, destrezas técnicas y la capacitación laboral. Este es el motivo por el que hemos impulsado el intercambio comercial y las inversiones que crean nuevos trabajos. A lo largo y ancho de la región, estamos expandiendo el acceso a la electricidad y conectando a las familias y las comunidades a la economía global.La Cumbre de las Américas en Panamá es una oportunidad de seguir mejorando la competitividad de la región, por lo que Estados Unidos alentará a todos los países del continente americano a ratificar el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Por otra parte debo decir que también estoy deseando encontrarme otra vez con los líderes de toda América Central para profundizar nuestras iniciativas de colaboración con dichos países a fin de impulsar la buena gobernanza y mejorar las condiciones económicas y de seguridad, para que cada vez más gente tenga la oportunidad de vivir de forma segura y próspera en dichos países.Será el estreno de Cuba en la Cumbre y esto hará que todos los países de la región estén juntos por primera vez en la historia. ¿Está listo para anunciar la reapertura de las embajadas en Washington y La Habana junto con el presidente cubano, Raúl Castro? ¿Cree usted que el régimen cubano está haciendo lo suficiente para mejorar la situación de los derechos humanos en la isla y realizar verdaderos progresos en ese ámbito?Los cambios históricos de nuestra política que anuncié el pasado diciembre representaron un quiebre con una estrategia que, durante más de 50 años, no logró mejorar las condiciones políticas o económicas del pueblo cubano. Como parte de ese anuncio, los gobiernos de Cuba y Estados Unidos se comprometieron a negociar el restablecimiento de relaciones diplomáticas, cuya ruptura se produjo en 1961, y Estados Unidos tiene la intención de cumplir con ese compromiso.El secretario de Estado, John Kerry, y su equipo ya han llevado a cabo una serie de diálogos bilaterales con Cuba que constituyen las negociaciones más intensas y de más alto nivel de las últimas décadas. Nuestros diplomáticos están realizando progresos significativos y estoy convencido de que podremos llevar adelante la reapertura de nuestras respectivas embajadas. De todas formas, la reapertura de las embajadas es tan solo una parte del proceso de normalización entre nuestros dos países. Mientras tanto, nuestros gobiernos ya han iniciado las conversaciones sobre temas como la aviación civil, derechos humanos, telecomunicaciones y otros asuntos que afectan a los ciudadanos de ambos países. Estoy convencido que el enlace beneficiará a los Estados Unidos y a Cuba; mejorará las vidas de los cubanos de a pie e impulsará la cooperación más efectiva a través del hemisferio.Nuestra nueva política hacia Cuba también facilitará un enlace más grande con el pueblo cubano incluido un aumento del flujo de recursos e información al pueblo cubano y esto ya está mostrando resultados. Hemos visto un aumento en el contacto entre el pueblo de Cuba y Estados Unidos y el entusiasmo del pueblo cubano hacia estos cambios demuestra que vamos por el camino correcto.La solicitud de 1.000 millones de dólares para ayudar a los países de Centroamérica a mejorar su seguridad con el fin de contener la inmigración ilegal hacia los Estados Unidos aún necesita la aprobación del Congreso. Además, sus órdenes presidenciales sobre inmigración siguen bloqueadas en los tribunales. Entonces, ¿qué están haciendo para intentar avanzar con respecto a estos dos asuntos?Los 1.000 millones que he pedido para nuestra estrategia en Centroamérica no
son tan sólo para la seguridad ni están pensados sólo en respuesta al aumento de la inmigración que observamos. Al revés, son parte de nuestra estrategia elaborada para asociarnos con los países centroamericanos mientras tratan de resolver los factores subyacentes que han llevado a muchos en el pasado a realizar el viaje peligroso hacia el norte, incluyendo violencia y pobreza.Sirven para añadirse a los esfuerzos continuos de mi administración para promover la seguridad y la prosperidad en la región, incluyendo los programas de prevención de violencia a nivel de las comunidades. Durante mi viaje de esta semana, seguiré defendiendo nuestra petición de 1.000 millones de dólares al Congreso, que irán destinados a ayudar a los líderes de Centroamérica a realizar las difíciles reformas e inversiones necesarias para encargarse de los desafíos interrelacionados con respecto a la seguridad, el gobierno y la economía de la región.Los pueblos de la región quieren las mismas cosas que los pueblos de todo el mundo: instituciones democráticas, eficaces, responsables y transparentes, comunidades seguras para sus familias y economías integradas para que la región pueda competir en la economía mundial. Estados Unidos está comprometido a ser su aliado para construir ese futuro.Al mismo tiempo, mantengo mi total compromiso para resolver nuestro sistema de inmigración que no funciona. Las acciones ejecutivas que anuncié el año pasado están diseñadas para arreglar algunos de los problemas que tenemos en la actualidad, y aunque algunas de esas acciones están a la espera en nuestros tribunales, confío en que la ley está de nuestro lado y en que al final todo saldrá adelante. Aún así, las medidas que tomé no son un sustituto para la reforma detallada y bipartidista que necesitamos para mejorar nuestro sistema de inmigración más completamente, en el que millones de personas siguen viviendo en la sombra. Por eso mantengo mi compromiso por trabajar con el Congreso para aprobar una reforma migratoria integral.En el resto del mundo se percibe que Estados Unidos pierde influencia y presencia en el continente americano. Las organizaciones regionales como Unasur y Celac se ven como más eficaces y poderosas que la OEA y, por ejemplo, Brasil se ha unido al banco dirigido por China conocido como AIIB. ¿Cree que Estados Unidos sigue siendo el aliado principal y más importante para la región?Sí, porque la relación entre Estados Unidos y el continente americano es como ninguna otra en todo el mundo. Estamos vinculados directamente por lazos familiares, comerciales, culturales, por valores compartidos y por nuestras aspiraciones sobre el futuro. Estamos vinculados por los miles de millones de hispanoamericanos, que es la población que más está aumentando en Estados Unidos y cuya influencia sólo crecerá en las décadas que siguen. Y desde que asumí mi cargo, hemos reforzado nuestros lazos con Latinoamérica, que incluye lazos económicos, los cuales han impulsado las exportaciones estadounidenses a la región en casi un 70%.De hecho, no exagero al decir que nuestra relación con el continente americano es la mejor que hemos tenido en muchas décadas. El nuevo capítulo de compromiso que hemos empezado con Cuba ha sido apoyado en toda la región y también es una oportunidad histórica de mejorar la cooperación y el progreso con la región. Estados Unidos lidera los esfuerzos internacionales por apoyar a las naciones del Caribe a medida que aseguran su futuro energético. Se nos ha elegido como el socio para los países del Triángulo Norte mientras tratan de enfrentarse a los retos de seguridad y desarrollo de la región. Estamos trabajando de cerca con Canadá, Chile, México y Perú para cerrar un trato de comercio del siglo XXI en el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica. Cuando se trata de defender la seguridad, prosperidad y derechos humanos del pueblo del continente americano, nadie hace tanto, en más lugares, que Estados Unidos.Aunque es verdad que la región ha cambiado dramáticamente en las últimas dos décadas, lo ha hecho de un forma consistente con nuestros valores e intereses nacionales. Nos podemos sentir orgullosos de que la comunidad interamericana de hoy es una región en la que no hay conflictos entre los estados y una que está muy dedicada a los principios democráticos, al progreso social y al crecimiento sostenible. Nos interesa mucho que los países en el continente americano se relacionen y formen relaciones comerciales con Europa, África, India y Asia; puede significar más prosperidad y oportunidad para todos nosotros.En marzo emitieron una orden presidencial para imponer sanciones a Venezuela y declararon Venezuela como una “amenaza” a la seguridad nacional. Esa orden presidencial ha sido rechazada por algunos países de la región. ¿Por qué creen que esta orden fue la decisión correcta para enfrentarse a la situación de Venezuela? ¿Están abiertos a tener un diálogo directo con el presidente venezolano Nicolás Maduro?Quiero hablar claro; nuestro interés principal y duradero es en una Venezuela que sea próspera, estable, democrática y segura. Queremos que el pueblo venezolano triunfe y prospere. Estados Unidos es el socio comercial más grande de Venezuela, con más de 40.000 millones de dólares en comercio bilateral al año. Tenemos conexiones muy profundas y duraderas entre familias y nuestros ciudadanos. Creo firmemente en el compromiso diplomático, y Estados Unidos sigue abierto al diálogo directo con el Gobierno venezolano para discutir cualquier tema de interés mutuo.Venezuela se enfrenta a retos enormes en estos momentos. Durante muchos meses los vecinos de Venezuela buscaron promover un diálogo interno y una solución política a las divisiones que fragmentan a la sociedad venezolana, esperando prevenir que la situación de Venezuela afecte negativamente a otros en la región. Hemos apoyado de forma constante ese tipo de diálogo y seguimos viéndolo como el mejor camino adelante para Venezuela. Eso no significa que nosotros, ni cualquier otro miembro de la comunidad interamericana, deba mantener silencio sobre nuestras preocupaciones por la situación de Venezuela.“No creemos que Venezuela sea una amenaza a los Estados Unidos y Estados Unidos no es una amenaza al gobierno de Venezuela. Pero seguimos muy preocupados por cómo el Gobierno venezolano sigue esforzándose por intimidar a sus adversarios políticos, incluido el arresto y acusación por cargos políticos de funcionarios electos y la erosión continua de derechos humanos, de igual manera que deberíamos preocuparnos por tales hechos en cualquier otro país del mundo. Por eso las sanciones que impusimos iban d
irigidas a disuadir la violación de derechos humanos y la corrupción. Estas sanciones están enfocadas específicamente a las personas responsables de perseguir a los adversarios políticos, a restringir la libertad de la prensa, el uso de violencia y las detenciones y arrestos arbitrarios. Estas sanciones no quieren socavar al Gobierno venezolano ni promover la inestabilidad en Venezuela.De aquí en adelante seguiremos trabajando de cerca con otros (países) en la región para alentar al Gobierno venezolano a llevar a cabo su compromiso de promover y defender la democracia en su Gobierno, según se articula en la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Carta Democrática Interamericana y otros instrumentos relevantes relacionados con la democracia y los derechos humanos. La cumbre esta semana en Panamá es un momento importante para los líderes de toda la región para reafirmar nuestro compromiso con estos principios y valores. Obama y Castro, una cita con la historia en PanamáLa foto hará historia. Por primera vez, un presidente estadounidense y uno cubano estarán cara a cara durante la Cumbre de las Américas, sellando el acercamiento entre sus países archirrivales por más de medio siglo.Sin embargo, Venezuela puede aguar la fiesta. Todo indicaba que la cita del viernes y sábado en Panamá sería el mejor escenario para celebrar el acuerdo que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el 17 de diciembre de normalizar las relaciones.En Panamá se enterraría el fantasma cubano que ha flotado entre Estados Unidos y América Latina, para dar paso a una nueva fase de relaciones. Pero la gran duda ahora es cuánto pesará la decisión de Obama de declarar a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional.El presidente venezolano Nicolás Maduro -con adhesiones de sus aliados regionales- intensificará en Panamá su cruzada contra Washington, y anunció su intención de presentar durante el foro diez millones de firmas para exigir a Obama que derogue la medida.Ver a Estados Unidos junto a Cuba “iba a ser el momento de la cumbre, pero en cuestión de un mes o dos la agenda cambió y pasó a ser una más tradicional, marcada por el histórico antagonismo”, opinó Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas.Aunque será difícil eclipsar la imagen de un presidente estadounidense y uno cubano juntos. Si bien Obama y Castro se saludaron durante el funeral de Nelson Mandela en Sudáfrica en 2013, no han mantenido, como no lo ha hecho ningún líder de los dos países en medio siglo, un encuentro de más de cinco minutos.Fue justamente en Panamá, en 1956, la última vez que un presidente de Cuba, el dictador Fulgencio Batista, y de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, se reunieron antes de la ruptura, en 1961, de relaciones diplomáticas.Ahora, por vez primera desde que se efectuó en 1994 la primera Cumbre de las Américas, Cuba tendrá una silla entre los 35 estados del continente. Sin prisas pero sin pausasLos analistas no creen que Venezuela, principal benefactor económico de Cuba, se convierta en el gran obstáculo para las negociaciones entre La Habana y Washington.“De ninguna manera van a dejar a Venezuela insertarse en este proceso (aunque) el Gobierno de Cuba públicamente va a seguir expresando su solidaridad con el Gobierno venezolano”, aclaró Frank Mora, director del Centro para América Latina de la Florida International University, exencargado de la región en el Pentágono bajo Obama.Raúl Castro es pragmático y consciente de la crisis en Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, agobiado por la mayor inflación de América Latina y un desabastecimiento de alimentos y medicinas.Muchos esperaban la reapertura de embajadas en Washington y La Habana antes de la Cumbre. Pero aún persisten asuntos espinosos como el reclamo de Cuba de que Estados Unidos la borre de su lista de países patrocinadores del terrorismo, que completan Siria, Sudán e Irán.Los expertos advierten que el restablecimiento de relaciones será “un proceso lento”. “Eso es casi inevitable por los 50 y pico de años de no solo no tener relación, sino de tener una desconfianza histórica”, explicó Mora.Desde diciembre, el contacto ha sido constante: hubo tres rondas de negociaciones -dos en La Habana y una en Washington-. Paralelamente iniciaron el diálogo sobre derechos humanos, aviación civil y telecomunicaciones.No son gestos menores. Pero “hay muchos grupos interesados en ambos lados en hacer descarrilar el proceso, a los cuales Raúl y Obama les tienen que rendir cuentas”, advirtió Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano. Viento en contraA diferencia de citas anteriores, varios países de América Latina acuden a la VII Cumbre de las Américas con sus economías golpeadas. La caída en el precio de las materias primas, un escaso dinamismo de la demanda global y la apreciación del dólar juegan en su contra.Pero este panorama sombrío puede servir a Estados Unidos para recuperar un espacio que ha ido ganando China en América Latina con comercio e inversiones multimillonarias.Obama acude a Panamá reforzado por el diálogo con Cuba y además con Irán -tras el acuerdo nuclear-, pero lo que suceda en adelante con América Latina dependerá de su capacidad de maniobra en una región diversa.La pregunta es hasta dónde llegará el compromiso de países como Brasil, Colombia y México con Venezuela.





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