BERNARDO DE IRIGOYEN. Mirtha Gladys González (48) se despidió de sus compañeros de trabajo en el hospital de Bernardo de Irigoyen y partió rumbo a casa. Media hora después volvió al centro asistencial: tenía dos puntazos en el pecho y agonizaba. Quienes la habían saludado minutos antes intentaron salvarla, pero fue imposible.La conmoción se apoderó de la localidad fronteriza una vez que la noticia recorrió las cuadras, pegadas al límite con Brasil. González llegaba de trabajar cuando irrumpió su exmarido y le asestó dos puñaladas que le costaron la vida. El asesino intentó escapar. Y aunque llegó lejos, no pudo hacerlo: fue detenido en Eldorado, a 123 kilómetros de la escena del crimen.El drama se desató durante los primeros minutos de ayer en el barrio Terminal. Cuando la Policía llegó a la vivienda, el hijo de la víctima y un amigo no salían del estado de shock. Es que aunque no habrían presenciado el crimen, fueron los primeros en asistir a la mujer.Las fuentes le detallaron a PRIMERA EDICIÓN que todo tuvo lugar minutos después de la medianoche en el mencionado complejo habitacional, emplazado a unos 800 metros del centro de Irigoyen, en dirección al norte.González, empleada de limpieza del centro asistencial, acabó su turno y, como de costumbre, se dirigió a su casa para descansar. Allí la esperaba su hijo adolescente y un amigo, quienes aprovechaban el feriado largo.Nada hacía prever lo que sucedería a los pocos minutos: en la escena se hizo presente “Polaco”, exmarido de González y con quien habría terminado la relación por los constantes ataques violentos por parte del hombre.El de la madrugada de ayer fue uno más. Y el último. Los pormenores del hecho aún no se pudieron establecer, pero lo cierto es que en determinado momento el irascible individuo tomó un arma blanca y se lo clavó al menos dos veces en el pecho a González, que cayó gravemente herida.El homicida escapaba cuando el adolescente y su compañero escucharon los gritos y fueron a ver qué pasaba. Se toparon con la mujer gravemente herida, sobre un charco de sangre. Enseguida pidieron auxilio y, con la colaboración de vecinos, trasladaron a González hasta el hospital.Los médicos y enfermeros de guardia tomaron nota del alerta y se prepararon para recibir a la víctima. Pero cuando las puertas se abrieron, descubrieron que era su compañera del día a día. Nada pudieron hacer para salvarle la vida: las puñaladas le generaron daños fatales en el músculo cardíaco. González murió en el mismo lugar donde trabajaba.Alertados por el hecho, efectivos de la comisaría local y de la Unidad Regional XII, a cargo del comisario mayor Juan Carlos Medina, montaron un operativo en busca del sospechoso, que escapó a bordo de un automóvil Seat Córdoba.Ese dato fue “la punta del ovillo”. Uniformados destacados en Pozo Azul, sobre la ruta provincial 17 y a 66 kilómetros de Irigoyen, aseguraron haber visto pasar el vehículo. Los detectives supieron entonces que “Polaco” escapaba hacia Eldorado, por lo que pidieron colaboración de sus pares de la Unidad Regional III. Y llegó el éxito: alrededor de la 1.15 el sospechoso fue detenido en esa ciudad por parte de hombres de la comisaría Tercera.En las últimas horas los investigadores aguardaban una orden del Juzgado de Instrucción 1 de Eldorado, a cargo del magistrado Roberto Saldaña, para requisar el Seat en busca del arma homicida. Sólo hay dos posibilidades: si el cuchillo no está en el auto, probablemente haya sido descartado en el camino.





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