L a publicación de fotos privadas del fallecido fiscal Alberto Nisman, primero en medios gráficos y posteriormente en afiches callejeros sin firma, entre otros hechos vinculados a la causa de fuerte divulgación mediática, llevó a que el obispo Jorge Lozano, vocero del Episcopado, saliera a pedir que no se “embarre la cancha” de las investigaciones.El llamado parece atinado aunque de difícil acatamiento en un caso que desde un principio transitó el camino del exceso especulativo, en uno u otro lado de la “cancha” política, y que entronca con un contexto -el de las investigaciones de los atentados a la mutual judía y a la Embajada de Israel- que acumula dos décadas de escándalo con ramificaciones en la política, tanto internacional como doméstica.La resolución del caso, por su lado, tampoco es probable que se acelere por obra del exceso interpretativo y del cúmulo de intereses que aparecen a cada paso, con vinculaciones en ámbitos tan alejados de la transparencia como la recién disuelta Secretaría de Inteligencia (ex Side); o el viralizado conflicto entre el gobierno kirchnerista y el Grupo Clarín. Pese al ritmo de escándalo, y aunque el jueves el fiscal Moldes, se pronunció en contra del fallo del juez Rafecas, reabriendo la posibilidad de que se investigue la más impactante que consistente denuncia de Nisman a la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Timerman; todo da a entender que el Caso Nisman verá menguado en lo sucesivo su impacto sobre el proceso electoral. Ya pasadas las vacaciones, tanto el electorado como la dirigencia se enfrentan al proceso electoral propiamente dicho; prefigurado a cinco meses de las primarias, por la Convención radical de Gualeguaychú del sábado pasado, que cerró la anunciada alianza UCR-PRO, poniendo “en la cancha” a una mixtura electoral nada despreciable entre un referente nacional que gana cuotas crecientes de oxígeno, como Mauricio Macri, y el aparato territorial del más antiguo de los partidos nacionales históricos.Ni lo uno ni lo otro, sin embargo, el avance de Macri en las encuestas y el poder territorial de un radicalismo atravesado por duras contradicciones internas, son datos definitivos en un escenario cambiante por definición, pero la foto que se proyectó desde Gualeguaychú genera hoy por hoy, expectativas que empujan al conglomerado PRO-UCR hacia el centro del escenario opositor. Un ejemplo de la seducción de la alianza se pudo ver en Chaco, donde este viernes se presentó en sociedad el frente “Vamos todos”, formado por el radicalismo, el PRO, y otras siglas menores. A nivel provincial, el “frente amplio” de oposición con base en el acuerdo PRO-UCR tiene sus bemoles y hay más de una incertidumbre a despejar. Es que no se puede ignorar que en la actitud asumida por la cúpula de la UCR, liderada por el oportunismo de Ernesto Sanz -e inspirado en el genio repentista de Lilita Carrió- operó el seductor principio del frente “anti”; que subordina las convicciones a la oportunidad de ganar una elección al rival aborrecible del momento; hoy representado en Cristina y ayer en Carlos Menem; con las consecuencias que todos sabemos. Muchos en el centenario partido entendieron que la pirueta que llevó al radicalismo del campo del progresismo (Faunen) al de la centro-derecha macrista equivale a un salto mortal; al desligarse de la síntesis histórica que significó para el radicalismo el ideario socialdemócrata del gobierno de Raúl Alfonsín; la cúpula radical cedió espacio a la pretensión de liderazgo del kirchnerismo en el campo progresista. No es casual que, en este contexto, cuando no pasó ni una semana del cierre de la alianza UCR-PRO, Mauricio Macri haya salido públicamente a dejar en claro que el experimento actual no es el de la Alianza UCR-Frepaso y que no tiene en mente una fórmula compartida con el senador Sanz. En principio, se entiende que Macri habla desde el podio circunstancial de una ventaja en las encuestas, pero lo cierto es que también lo hace desde una construcción política de años, algo que no abunda en un tiempo de travestismos políticos incesantes. No es lo mismo…En el escenario provincial, el acuerdo entre la cúpula provincial de la UCR y el PRO no parece haberse beneficiado por la decisión de Gualeguaychú, sino al contrario, ya que sólo unos días después Alfredo Schiavoni salió a pedir internas, pateando el entramado que pacientemente había diseñado la conducción radical; con Hernán Damiani bajo los reflectores y “Cacho” Barrios en las sombras. La UCR tenía todo en regla con la fórmula Gustavo González gobernador y Schiavoni vice y una lista en la que los lugares expectantes fueron cubiertos de antemano por el damianismo y el sector de Vanguardia Radical, en base a los resultados de la última interna partidaria. La frase clásica de Damiani en las negociaciones internas, “vamos a repartir en base a la foto que tenemos hoy”, parece habérsele vuelto en contra esta vez; y Schiavoni, apoyado en el avance de Macri en las encuestas, no se conforma con los reducidos espacios que le ofrece el socio radical. Es posible que, como no existen PASO provinciales, el pedido de internas no sea realista, pero es visible que Schiavoni “va por más”, y busca posicionarse con el padrinazgo del puertista Humberto Schiavoni, hasta hoy presidente del PRO a nivel nacional. Las negociaciones por los cargos, de cualquier modo, no están cerradas, aunque algunas bancas, como la de Damiani en el Parlasur o la de Humberto Schiavoni en la Cámara baja del Congreso, posiblemente se revisen a la luz del nuevo escenario que dejó el polémico acuerdo UCR-PRO. Fechas y algo másEn el Frente Renovador, en tanto se da por cerrado el capítulo de tensiones que abrió Alex Ziegler con sus ambiciones a la Gobernación, y se afirma que el `Polaco´ “empezó bien pero perdió el rumbo y se equivocó feo cuando hasta podía ser el segundo en la fórmula y quedar bien perfilado hacia el futuro”. El Frente del puertismo -que mañana debuta con la varias veces anunciada y luego suspendida visita de Sergio Massa a la tierra colorada-; sería el único espacio que mantiene entreabierta la puerta al ingreso del eldoradense por fuera del oficialismo. Por su lado, el gobernador Closs no descartó que las elecciones provinciales se hagan el 9 de agosto, en consonancia con las Paso nacionales, decisión que impediría a la oposición cerrar el “frente amplio” anti renovación con el que especulan algunos dirigentes; ya que tendrán que responder a sus alineamientos nacionales. Mientras tanto, la
estrategia de la Renovación estaría centrada en el fortalecimiento territorial, donde es visible que se apuesta a ocupar los dos términos de las oposiciones a los intendentes; instalando “peleas de fondo de pago chico”, como: José Cura y Adolfo Safrán en Apóstoles, la compulsa entre Diego Sartori y el movedizo “Carlitos” Pereyra en Alem, la orden para que el histórico Enio Lemes le pelee la comuna de San Javier a “Tío Nico” De Lima Natividade; el regreso de Filippa en Iguazú desafiando al “Gran Cuñado”; o la oposición renovadora que le apareció a “Titín” Sartori en Campo Grande. El manejo de la Ley de lemas le sigue sirviendo al Gobierno para fortalecer su aparato político en el ámbito municipal, un campo en el que no es sencillo encontrar candidatos que efectivamente traccionen el voto popular. En este marco, el cronograma electoral, enfilado a las PASO del 9 de agosto que, por la experiencia acumulada, se viven como una virtual primera vuelta, según destacó el especialista Norman Berra, impone un ritmo de definiciones que ya despuntarán el próximo 12 de abril, fecha de las Paso en Salta, donde José Urtubey del FPV se juega la continuidad en el poder frente a Juan Romero (massismo, PRO y PJ anti K). El 19 del mismo mes, se espera que las Paso de Mendoza repitan el triunfo opositor de la ciudad homónima. Más expectativas habrá ese día, presumiblemente, en Santa Fe, donde el socialismo que gobierna la provincia aliado al radicalismo, siguiendo el modelo que inauguró Hermes Binner desde la intendencia de Rosario; enfrentará al PRO. El ex Midachi, Miguel Del Sel, que en 2011 hizo una inesperada buena elección, tratará de repetir la gracia y reafirmar el buen momento de Macri venciendo al oficialista Miguel Lifschitz. La puja será decisiva para el progresismo que encarna Binner, muy golpeado por la crisis del Faunen.





Discussion about this post