POSADAS. Un docente domiciliado en el barrio Primero de Mayo de la capital provincial denunció que tres delincuentes lo sorprendieron en su vivienda y, tras atarlo a una silla, le robaron alrededor de 9.000 pesos en efectivo, además de un teléfono celular.Así lo pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a fuentes de la investigación, que revelaron que todo sucedió durante la madrugada de ayer en la zona norte de Posadas, en inmediaciones de los terrenos del Ejército Argentino.Hasta anoche, efectivos de la comisaría seccional Decimosegunda y de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional I buscaban intensamente a los autores del hecho en base a la descripción de los forajidos que brindó la víctima.Según trascendió, el drama se inició minutos después de las 3 en una de las habitaciones de un inquilinato emplazado en la chacra 116 de la capital provincial, delimitada por las avenidas Leandro N. Alem, Aguado, Zapiola y Centenario.En ese lugar, un inquilino de 38 años descansaba cuando -siempre según sus dichos- ingresaron al lugar tres delincuentes a cara descubierta, uno de los cuales portaba un arma de fuego.Sin mayores explicaciones, uno de los malandras encañonó a la víctima y le exigió la entrega de dinero. Quizás para evitar cualquier tipo de reacción fue que el oscuro trío optó por maniatar al hombre. Lo hizo contra una silla de manera de evitar que pudiera seguirlos o revelar el episodio delictivo. Así, con la situación controlada, los delincuentes se apoderaron de alrededor de 9.000 pesos en efectivo que la víctima aseguró tener en el lugar, además de un teléfono celular de última generación.Con ese botín, los ladrones regresaron a la calle y se perdieron en la oscuridad de la noche sin dejar mayores rastros.Cinco horas de angustiaLa víctima aseguró que permaneció maniatada por un lapso cercano a las cinco horas. Recién alrededor de las 8 de ayer pudo desatarse y dar aviso a la Policía, que llegó en pocos minutos a la escena.Curiosamente los uniformados no encontraron al hombre en el lugar. Recién luego de algunos minutos pudieron hallarlo. Allí les contó que los ladrones hablaban con un marcado acento lugareño. Además, que por costumbre no había cerrado con llave la puerta de su departamento, cuestión que facilitó el acceso de los ladrones. Y mucho peor: fueron los delincuentes quienes pusieron traba una vez que se fueron.Con esas declaraciones, los detectives iniciaron una investigación que continuaba hasta anoche, al cierre de esta edición. Al respecto, vecinos del inquilinato y de la zona aseguraron no haber escuchado nada, por lo que no se registraron aportes a la causa.La causa está en manos del magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas, quien ordenó a los efectivos policiales que se investigue el hecho en profundidad.





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