POSADAS. El retraso en la concreción y finalización de varias obras viales en los acceso a esta capital provincial, generan inconvenientes, principalmente en el tránsito vehicular y peatonal, que a esta altura debieran estar superados si se ejecutaban en tiempo y forma. Uno de los claros ejemplos es la promocionada “Travesía Urbana Posadas” de la Dirección Provincial de Vialidad.Este, debería aportar las vías de enlace que contribuyan a ordenar el cada vez más complejo tránsito de ingreso y egreso a Posadas. Sin embargo, hoy avanza muy lentamente en su ejecución, mientras los accidentes continúan sucediéndose y los usuarios del servicio del transporte urbano de pasajeros deben ascender y descender en lugares realmente muy peligrosos, sobre la propia cinta asfáltica y lo complejo que significa trasponer la misma caminando.En mayo del año 2009, Vialidad había brindado detalles de la obra que -como propósito principal- fue concebida para descongestionar la ruta Nacional 12 y disminuir la tasa de accidentes de tránsito. De haberse terminado, debería extenderse entre la ahora exGarita y el acceso al aeropuerto internacional. Para ello, en ese momento, se firmó un convenio entre Vialidad Provincial y Nacional, que contemplaban la realización de los trabajos sobre 18 kilómetros de extensión divididos en tres tramos: Garita-Puente arroyo El Zaimán; Puente arroyo El Zaimán-Rotonda de la avenida Uruguay y Rotonda-acceso al Aeropuerto (acceso Oeste), con las correspondientes colectoras, inexistentes en varios de esos trayectos. Transcurrieron poco más de cuatro años, hasta que en septiembre de 2013 recién se firmó el acta de inicio de la construcción de la “Travesía Urbana Posadas”, mediante un convenio mediante el cual Vialidad Nacional transfirió a título precario a su par provincial el trayecto, para que ejecute la obra.El presupuesto fue estimado en 232 millones de pesos y el plazo para su terminación de 24 meses.Casi un año más debió aguardarse para que en julio de 2014, el proyecto comience a rodar en la práctica, cuando la contratista inició las obras de reparación y reasfaltado de calles colectoras ubicadas a ambos costados de la calzada principal de la ex ruta nacional 12 en el tramo rotonda-puente El Zaimán, como casi toda obra pública, en forma lenta, mientras el que paga las consecuencias es el ciudadano común.Proyecto original Entre los detalles que se hicieron públicos en 2009, la “Travesía Urbana Posadas” contemplaba la construcción de un separador de calzadas por medio de barandas tipo “New Jersey”, o muro, que estarían en el medio de la autovía, sobre la que iría una malla reticular (tipo tejido) de un metro de altura que impedirá el cruce de las personas por cualquier sitio de la ruta. También se anunciaron puentes peatonales en los sitios de mayor cruce peatonal, uno de ellos en el acceso al Campus Universitario.Para el tramo Garita -Puente Zaimán, se debía hacer sobre nivel de la ruta, con multitrocha, para permitir el cruce vehicular a la estación de Transferencia y Biofábrica, ordenando el acceso de los ómnibus y camiones, algo que de acuerdo a los datos recabados actualmente, no estarían contemplados. En el tercer tramo se prevén las obras de ampliación de la alcantarilla sobre el arroyo Mártires; la rotonda en la intersección de las avenidas Cocomarola y Lavalle; y la jerarquización del cruce de las avenidas San Martín y Alicia Moreau de Justo. Como así también la jerarquización del cruce con el acceso a Itaembé Miní, lo que aparece muy lejos de concretarse en los dos años que debía demorar. De frentistas y peatonesToda construcción y proyecto, como lo es la “Travesía Urbana Posadas”, se supone que se realiza con el propósito de mejorar lo existente, readecuar las prestaciones, actualizarla acorde a la demanda donde el incremento del tránsito es un factor determinante.Precisamente, mientras se espera la conclusión de las obras, los problemas que a diario van surgiendo son variados y de allí que al extenderse los plazos establecidos más de lo estipulado o no se toman ciertas previsiones para que se mantenga la funcionalidad de lo existente; se generan conflictos que tienen como principal afectado a los frentistas, peatones y conductores.En una recorrida de PRIMERA EDICIÓN en el tramo que va desde la Rotonda hasta el acceso al aeropuerto, las voces de comerciantes, vecinos y quienes a diario realizan ese recorrido en auto, moto o caminando, coinciden en destacar la necesidad de la ejecución de la Travesía “cuanto antes” y que no sea “solo una promesa”.Por la avenida Quaranta, desde la Rotonda y hasta la avenida Lavalle, quedan vestigios de la antigua colectora, con mucha deficiencia, como si se tratara de un lugar de prueba extrema para la suspensión de los automóviles por el pésimo estado en que se encuentra. “Los colectivos no pueden ingresar porque es terrible transitar así, en esas condiciones, entonces algunas paradas desaparecieron y a veces terminan deteniéndose sobre la cinta asfáltica para que puedan descender los pasajeros”, explicó Rodolfo Fernández, quien posee su comercio hace muchos años en la zona. Más adelante José Cáceres, quien vive sobre la Quaranta, afirmó que “acá hay muchas familias de la comunidad gitana que se dedican a la venta de automóviles y no respetan las veredas, hay muchos autos estacionados y pese a los reclamos que hicimos nunca hubo una solución sobre el tema, por el contrario, se agudizó”. Alcanza recorrer unos metros para que la imagen se repita, casi hasta la intersección con avenida San Martín. Autos para la venta estacionados sobre la vereda o directamente en las colectoras. Más adelante, hacia el aeropuerto, la situación no cambia mucho, con menos comercios informales de venta de automóviles pero con el mismo inconveniente: falta de colectoras asfaltadas. “Es muy complejo todo, cuesta atravesar la avenida porque los semáforos son para los autos. Hay lugares sin veredas y sin otra opción que largarse a correr para pasar de lado a lado. Hace muchos años atrás no había la cantidad de barrios y de autos que hoy. Es casi imposible bajar del colectivo y atravesar la ruta sin peligro, más en los horarios picos y ni hablar para las personas mayores o los chicos que van o vienen de la escuela”, aportó Rosana González, recién descendida de la línea 8, que paró sobre la ruta, sin lugar para estacionarse.Los problemas como los mencionados se repiten y se agudizan por tramos. La esperanza de todos los consultados es que la obra avance “lo más pronto posible&rdqu
o; y que los 232 millones de pesos no sean consumidos por los reajustes y nuevos costos.¿Un refugio o una trampa?Más que un refugio para los usuarios del transporte urbano de pasajeros, las paradas que se encuentran sobre la ruta nacional 12 en toda su extensión, constituyen una verdadera trampa mortal ya que se ubican en zonas de mucha transitabilidad y donde las altas velocidades son una constante. Un testigo de esa trampa es Esteban Maciel (25), un joven que en la tarde del jueves 8 de enero resultó con graves heridas mientras esperaba en la casilla de Humberto Pérez y avenida Quaranta, la llegada del ómnibus para regresar a su casa tras una intensa jornada laboral. Por estos días se encuentra en recuperación pero aún sin poder movilizarse con normalidad. Desde aquel entonces, a un mes del hecho, el refugio de chapa fue retirado en la última semana y no se sabe si volverán a instalarlo.Algunos de los usuarios coincidieron en señalar que su emplazamiento se hallaba en un espacio inadecuado, ya que es una zona de curva y los automovilistas levantan allí grandes velocidades, pese a que en las inmediaciones se sitúa una casilla de la Dirección de Tránsito de la Policía de Misiones. En definitiva, sostuvieron, que “son un mal necesario” porque ante las situaciones de sol y lluvia es imposible mantenerse a la intemperie. Más aún en vistas al inminente inicio del ciclo lectivo, donde las casillas se visten de uniformes y guardapolvos blancos.





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