POSADAS. Ramón González (49) se mantiene firme frente al dolor. “Ando por la calle a diario y sé que hay que estar preparado para todo”, responde. Sin embargo, la angustia a veces se le nota en los silencios o en sus ojos, que parecen estar a punto de llorar.El padre de Gladys, una de las jóvenes que murió ayer sobre la avenida Alicia Moreau de Justo, dialogó con PRIMERA EDICIÓN y aseguró que regresaba de su turno como remisero cuando se cruzó con la tragedia. Frenó y llegó a preguntar por las víctimas, pero sólo le dijeron que eran de San Isidro. La peor de las noticias lo esperaba en casa.“A eso de las 6 regresaba a casa para ir con mi mujer a la feria cuando vi que algo había pasado. Paré y pregunté por las víctimas. Como me dijeron que eran de San Isidro, pensé que podrían ser vecinos. Pero como no me dieron más información, me fui nomás a casa”, contó González, remisero desde hace dos años pero con un ‘tendal’ de oficios sobre sus espaldas. “Hay que saber hacer de todo para ‘parar la olla’”, explica con la humildad que sólo brindan tantos años de sacrificio.“Me vine para acá y ahí me enteré por unas vecinas que era ella. La amiga la había invitado a salir, pero ella no quería. Son cosas del destino”, se responde a sí mismo Ramón, quien entonces debió conducir de regreso al lugar del hecho, pero ahora con la mala noticia confirmada.“El daño ya está hecho, pero esto no puede quedar impune. Hay un responsable y queremos que se haga justicia”, dice González a un costado de su casa, en el complejo habitacional San Isidro. Mabel, su hija, vivía en la vereda de enfrente. En ese mismo lugar ayer, cerca de las 18, había comenzado el doloroso último adiós.La cuadra era un solo llanto. Todos conocían a la joven y a su amiga, que también vivía en la zona. Gladys estaba en pareja y tenía cinco hijos de corta edad, cinco niños que perdieron a su madre por una imprudencia.González confió que no irá al velorio de su hija para no llevarse esa última imagen. “El daño ya está hecho, no sirve de nada”, se repite, casi al mismo tiempo que se lamenta: “quizás si volvía a casa 15 minutos antes la traía”.





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