JARDÍN AMÉRICA. “En tiempos donde nadie escucha a nadie… en tiempos donde todos contra todos… en tiempo de egoístas y mezquinos… en tiempos donde siempre estamos solos…”, reza la canción de Fito Páez “Al lado del camino” y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Pero, de vez en cuando, aparecen historias de héroes anónimos y de personas que resguardan algunos de los pocos valores que nos quedan y la canción parece hablar de otra época, al menos por un rato.Algo así sucedió en Jardín América, donde Myrta Kuspita, empleada municipal, encontró un maletín que contenía 20 mil pesos en efectivo y una notebook y, en contra de todo pronóstico, lo resguardó hasta que su dueño volviera a reclamarlo.Paso más o menos así… Era un día ajetreado en la Dirección de Rentas de la Municipalidad local. Mucha gente se acercó a poner sus cuentas en regla, tanto que se terminó la jornada pasadas las 14. Fue a esa hora cuando Myrta divisó un bolso sobre una silla: era evidente que alguien se lo había olvidado. Parecía ser del contribuyente que tenía el último número. Myrta Kuspita lo miraba desde la caja donde trabaja y, al momento de cerrar el local, se acercó y constató cuál era el botín que el descuidado cliente había olvidado: dentro del bolso había 20 mil pesos en efectivo más una notebook.Myrta no supo qué hacer y optó por guardarlo. Le comentó a su jefa “porque el maletín no tenía ninguna identificación. Más que nada se lo dije por si alguien se acercaba a reclamarlo”, comentó Myrta a PRIMERA EDICIÓN. No pasó mucho: ese mismo día, un desesperado hombre regresó al lugar donde intuía que había perdido sus cosas. “Él se comunicó con mi jefa y fue ella quien le dio mi nombre y mi número de teléfono para que se comunique conmigo. A eso de las 17 de ese mismo día nos encontramos y le di su maletín así tal cual lo dejó. Estaba contentísimo el señor y muy agradecido porque ese dinero tenía que utilizarlo para pagar unas cuentas, según me contó”, señaló Mirta. Honestidades como ésta dan un respiro al ambiente de constante desconfianza en el que se vive. “Es la primera vez que me pasa algo así en treinta años de trabajo en la Municipalidad. Hice lo que correspondía, nada más”, cerró la mujer.





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