POSADAS. “¿Se juega como se vive?”, preguntaban los relatores de fútbol durante el Mundial 2014 al analizar el comportamiento de los jugadores de cada país y su respeto o no por las reglas del juego y las directivas de los árbitros. Esta suerte de hipótesis futbolística bien puede ser un punto de partida para interrogarnos sobre el tránsito vial y la manera en que nos trasladamos por calles o veredas en el vehículo que sea. “¿Se maneja como se vive?”, podría ser el disparador de este análisis de corte antropológico que proponemos realizar de la mano de Pablo Wright, antropólogo por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet. Cursó sus estudios de posgrado en Estados Unidos y fue con esa experiencia de vivir en otro país que comenzó a tomar en cuenta su propia forma de manejar y, luego comenzar a investigar desde la antropología.“Un día me paró un oficial de tránsito y me retó, me señaló un cartel, y yo intenté explicarle porqué no había hecho lo que el cartel decía. Él me dijo a secas que el cartel estaba y había que respetar, siempre”, contó Wright.“Me llevó varios años conceptualizar mi experiencia de vida desde una mirada antropológica”, señaló quien además de las investigaciones y charlas que brinda desde Culturalia (equipo de investigadores del Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA) participó en la producción del programa “Cuerpos metálicos” de Canal Encuentro, que se revisa el tránsito desde una mirada antropológica. Sostiene que “hay una gran ambigüedad entre el signo estatal y la conducta nuestra” y encuentra “un espacio de interpretación que uno va aprendiendo a lo largo de la vida, de que la regla dice algo y uno dice, ‘bueno, pero estoy apurado’, o ‘voy por acá porque me queda más cómodo’, o ‘me molesta el casco entonces no lo uso’”.Normas morales y leyes de la física“Lo interesante para entender es cómo se reproduce el sistema cultural argentino a través de la familia, la escuela, amigos, publicidades, analizar cómo se va reproduciendo la ambigüedad. En otros ámbitos de la vida quizás no importa tanto, pero en el campo vial es distinto: las normas están construidas desde las leyes de la física, es decir que la moralidad ciudadana se puede violar, pero las leyes de la física, no hay vuelta. Podés no respetar, pero lo cierto es que si doblás una curva a 90 kilómetros por hora, volcás el auto”, indicó.En base a este análisis se puede diferenciar la regla de tránsito como una señal objetiva o subjetiva. Esto es: si el cartel dice “pare” significa que los que van en auto deben parar siempre, no cuando les parece. Según Wright, este margen de interpretación de las reglas ocurre en todos los ámbitos de la vida social, no sólo en las calles y rutas: “Cromañón (la discoteca porteña que se incendió en 2004 por una candela) es el mismo problema: la actitud frente a la norma en relación al riesgo. Eso significa que no podés prender una bengala a veces, si la regla dice que no se puede prender, no hay que prenderla nunca en ningún boliche”, dijo Wright. ¿Cómo se puede hacer para que la norma se respete y se deje menos espacio a las ambigüedades en la interpretación? Con control y educación. ¿Qué falla? Las dos cosas. Creo que todavía los encargados de la seguridad vial en todos los niveles nacional, municipal y provincial no se dieron cuenta que es un tema cultural y social y no una agenda para ganar votos. Según la ley nacional de tránsito, en las esquinas el peatón tiene prioridad, pero eso casi no se respeta… En las esquinas y por una cuestión de que quien va a pie está más expuesto físicamente que los que van dentro de los cuerpos metálicos, o sea los autos, la prioridad de paso es del peatón. Pero en la realidad, ¿qué ocurre? Esa prioridad se negocia, hay que estar mirando a ver si el auto frena, si se detiene, para poder animarnos a cruzar o si tenemos que quedarnos parados esperando hasta que alguno frene.¿Por qué no sucede eso? Porque nunca nos dijeron que por ley el peatón tiene prioridad. ¿Quién no nos dijo? El Estado. Y no nos dijo un montón de otras cosas, entonces no se puede revertir en cinco minutos, eso sólo se puede lograr en un mediano o largo plazo (varios meses). Un ejemplo es la ley de ambientes libres de humo (prohíbe fumar en espacios públicos), que funcionó y se respeta, pero por supuesto que el retorno es más directo (hay una correspondencia entre ambientes sin humo y menos enfermedades respiratorias). En el tránsito es más abstracto, pero si uno se pone a estimar las pérdidas que generan los siniestros viales, se podrá hacer consciente lo importante que es cambiar nuestros hábitos viales. (Continúa en la próxima entrega de Sobrevivientes). Prevención en vacacionesEn pos de contribuir a unas vacaciones seguras en materia vial, el Ministerio de Salud Pública de Misiones realizó un taller coordinado por el abogado y especialista en seguridad vial Luis Di Falco. En relación al viaje, indicó que “los accidentes se previenen desde la salida”. Por ello es importante una buena planificación y puesta a punto del vehículo. Esto es saber por donde viajar, evitar transitar a la noche, descansar bien antes de emprender el viaje, parar cada 200 kilómetros, renovar el aire del coche y circular con luces de posición y a baja velocidad en caso de lluvia. Tener elementos de seguridad, realizar la verificación del automóvil (VTV), portar matafuego y baliza y poseer de los papeles correspondientes del vehículo (Cédula Verde, DNI y Carnet de Conducir) y seguro al día.Todos deben viajar con los cinturones de seguridad, los niños menores de diez deben viajar atrás, y los niños más pequeños, en sus butacas especiales, ya que por tamaño y estructura ósea, los cinturones de seguridad del auto no los protegen adecuadamente. Educación vial más allá de las escuelas Por Lara [email protected] en educación vial y seguramente nos remitimos a las escuelas, donde esperamos que enseñen a los niños, los conductores de dentro de unos años, las reglas de tránsi
to.Pero las personas aprendemos lo que recordamos y lo que experimentamos. Si la maestra nos da para leer una fotocopia donde explica “lo que sí” y “lo que no” debemos hacer en la calle, y luego subimos al auto y nuestro padre hace todo al revés, probablemente reaprendamos mal las cosas, o sabremos que en la escuela la versión es una pero en la calle, y por motivos que nuestros padres argumentarán, la realidad es otra. Entonces tal vez lo que en las escuelas aprendamos no servirá demasiado. Pero revisemos. ¿Sólo en la escuela podremos aprender? No. En otros ámbitos también podemos dialogar, revisar, informarnos y compartir experiencias y conocimientos sobre tránsito. ¿Cuáles son o podrían ser esos espacios? La propia vía pública donde transitamos cada día. Carteles y campañas con mensajes novedosos y positivos, muchos colores, actores y música, podrían ser parte de las estrategias para convocar la atención y generar nuevos sentidos en torno a nuestras conductas viales. También los medios de comunicación son importantísimos para volver a recordar las reglas con spots radiales y audiovisuales, notas y campañas gráficas, interpelar a los ciudadanos desde discursos que se aparten de lo moralista -se debe hacer, no se debe hacer- y sean más bien una invitación a construir un tránsito más sano y seguro para todos.Estas son decisiones políticas. En este año de campañas electorales, ¿qué propuestas al respecto traerán los candidatos?, ¿tienen la seguridad vial entre sus prioridades?, ¿cómo la abordarán?, ¿planean campañas preventivas? Recordemos que en Misiones en 2014 murieron 271 personas y que las cifras de heridos y gastos son altísimas, y bien podrían destinarse a campañas preventivas.





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