POSADAS. La búsqueda de un ingreso más para paliar los gastos familiares despierta el ingenio. Es lo que le pasó a Alejandro Fernández, un trabajador del Estado que reside en Itaembé Miní y que creó un giroscopio humano. Wikipedia define al giroscopio así: “Es un dispositivo mecánico que sirve para medir, mantener o cambiar la orientación en el espacio de algún aparato o vehículo. Está formado esencialmente por un cuerpo con simetría de rotación que gira alrededor del eje de dicha simetría. Cuando el giróscopo se somete a un momento de fuerza que tiende a cambiar la orientación de su eje de rotación, tiene un comportamiento aparentemente paradójico, ya que cambia de orientación (o experimenta un momento angular en todo caso, si está restringido) girando respecto de un tercer eje, perpendicular tanto a aquel respecto del cual se lo ha empujado a girar, como a su eje de rotación inicial. Si está montado sobre un soporte de Cardano que minimiza cualquier momento angular externo, o si simplemente gira libre en el espacio, el giróscopo conserva la orientación de su eje de rotación ante fuerzas externas que tiendan a desviarlo mejor que un objeto no giratorio; se desvía mucho menos, y en una dirección diferente”.Fernández explicó que “tomando ideas y modelos de otros en Internet, creé este giroscopio humano que genera una gravedad cero. Lo hice teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad necesarias, ya que lo ocupan mis hijos también”.Este giroscopio “se basa en un simulador espacial, gira con tanta velocidad que genera en el centro una fuerza de gravedad cero, uno queda suspendido, como si estuviera flotando. El giroscopio que creé es manual, hay en otras partes del mundo con motor, pero por ser manual mi juego es controlado. Han subido chicos de tres años hasta una persona de 95 kilos en el Parque de la Ciudad que quedó fascinada. Da una vuelta de 360 grados”, detalló. Fernández es padre de un niño con capacidades diferentes y las terapias de su hijo hacen que deba trasladarse desde Itaembé Miní hasta el centro de Posadas varias veces al día. “Entonces, pensando en qué podía hacer, si comprar un inflable o algo para generar un ingreso más, me decidí por crear este giroscopio humano que no hay en la provincia”, explicó. También contó que, cuando lleva el invento a eventos o al Parque de la Ciudad, “los chicos primero suben con miedo y después quedan encantados”.Lo fabricó hace unos tres meses. “Utilicé caños tubulares que mandé a cilindrar con un ingeniero, un compañero de trabajo que es ingeniero me fue dando ideas; para lo demás uno tiene idea, manejo el tema de herrería, soldadura y cálculos. Hay de una butaca, como el mío, de dos y después en Japón ya hay de ocho, pero son con motores”, aclaró. Cuando lo solicitan para algún cumpleaños o evento especial, Fernández lleva el giroscopio montado en un trailer. “La idea es que los chicos se sientan bien y tengan una buena experiencia. Con el trailer que tengo se puede incluso trabajar encima, le puse ruedas para deslizar, todo tiene seguro, si hay un salón y lo tenés que llevar adentro, también se puede”. “Como gira 360 grados, llega un momento en que se genera una gravedad cero y queda como suspendido. Algunos chicos al principio tienen miedo, pero cuando sienten la sensación de estar volando o suspendidos en el aire, les encanta”, contó visiblemente emocionado.





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