LA HABANA, Cuba (AFP-NA). Sentado en una mesa de “La Guarida”, el restaurante privado más famoso de La Habana, su dueño dice que Cuba no está preparada para recibir una avalancha de viajeros desde Estados Unidos, tras la histórica reconciliación entre ambos países.“No estamos preparados, no sólo por un aumento significativo de los clientes, sino por la calidad de la oferta en todos los sentidos”, explica a la AFP Enrique Núñez, cuyo “paladar” (restaurante privado) ocupa el apartamento donde se filmó la aclamada película “Fresa y Chocolate” en 1993.“De pronto no estamos preparados, pero pienso que la gente se despabile rápido y empiece a superarse y a preparar esa oferta”, añade el dueño de “La Guarida”, que ha tenido entre sus comensales a estrellas de Hollywood como Jodie Foster, Uma Thurman, Benicio del Toro y Jack Nicholson.Para Jorge Fernández, uno de los responsables del paladar “La California”, próximo a La Habana Vieja, un aumento de viajeros de Estados Unidos representaría “un reto para el sector privado cubano, sobre todo porque el turista norteamericano es dadivoso, pero muy exigente”.“Sería también una gran oportunidad para potenciar un sector que está sobreviviendo con utilidades muy bajas”, debido “a la ausencia de un mercado mayorista y al alto costo de los insumos y materias primas”, añade.En un gesto histórico, los presidentes Raúl Castro y Barack Obama anunciaron simultáneamente el miércoles la normalización de las relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas en 1961, aunque seguirá vigente el embargo económico (que no puede ser levantado por la Casa Blanca, sino por el Congreso).Obama, sin embargo, anunció que facilitará los viajes a la isla y los envíos de remesas de dinero, y prometió “empoderar al naciente sector privado cubano”, permitiendo a los estadounidenses exportar materiales de construcción y equipamiento agrícola a Cuba.El anuncio de Obama “es algo alentador” y lo “que estábamos esperando (…), porque todas las medidas relacionadas con el bloqueo son insostenibles para el pueblo de Cuba y también para el de Estados Unidos”, dice Núñez.Autorizados por el entonces presidente Fidel Castro (1959-2006) para ayudar a generar ingresos a las familias cubanas en medio de la crisis económica tras la caída del bloque soviético, los primeros paladares aparecieron en 1993.Empezaron a multiplicarse en 2008, al amparo de las reformas económicas de Raúl Castro, y ahora suman unos 400 en La Habana, ocupan locales grandes, han diversificado la oferta y tienen numerosos empleados.





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