BUENOS AIRES (Medios digitales). Berta André (77), la pareja de Ricardo Barreda (78), el hombre condenado a perpetua por asesinar a su esposa, su suegra y sus dos hijas en 1992, fue entrevistada por un medio porteño. “No pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia”, contó la mujer a raíz del informe que realizó un psicólogo en el que advertía sobre “problemas en el vínculo” entre ellos. Con una sonrisa posó para las fotos de los medios en su casa, en el barrio porteño de Belgrano. Mientras, Barreda se esconde tras divisar la cámara de fotos por una de las ventanas de la propiedad. “Las cosas están más o menos porque somos muy distintos, igual no pasan cosas graves entre nosotros, son sólo peleas de convivencia”, dice Berta sobre la relación con el odontólogo y aclara: “Es un buen hombre, pero los años fueron pasando y no recibo un aliento con algo. Hay que hacer mucho trabajo con ese muchacho”.-¿Y usted está cansada?-No, cansada no, sino que estoy desilusionada de la cosa. Es como cuando un chico está esperando algo del adulto, que le dé un regalo y se porta mal para que le den atención. Bueno, ésa era yo. Esperaba que cambiara y no cambió nunca. Una lástima. Él es muy gruñón, vuela una mosca y se enoja.-¿Pero él la maltrata o en algún momento le pegó?-No. A veces me insulta, pero yo también puteo, así que no puedo hacer tanta historia. Hoy me porfiaba que teníamos que estar a las tres de la tarde en un lugar y no era así… está grande tiene 80 y pico de años… hay que entender. Yo tengo menos paciencia también. La forma de vestirse que tiene me da rabia: tiene un montón de ropa linda y no la usa, está ahí muerta. Entonces yo le digo: dejá que las use otro y se enoja. En una entrevista con psicólogos, Barreda le informó que no se estaba llevando bien con Berta y que ella tendría problemas neurológicos. “Por el momento no nos vamos a separar; mañana no sé. Hay que programar el día a día, capaz se va por ahí, se encuentra una piba de 15 años y no una vieja y chau, que le vaya bien”, dice la mujer que conoció al odontólogo en la Unidad 9 de La Plata, en 1998, cuando iba a visitar a un familiar que estaba detenido allí.





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