POSADAS. Hace diez años, tal vez con más dudas que confianza, quienes soñaron este proyecto creyeron que era posible cambiar el rumbo y sumergieron a estos niños, hoy jóvenes, en el mundo de los “Grillitos Sinfónicos”. Y transcurrió una década, que los encontró, el domingo por la noche, recibiendo el mejor homenaje, un concierto que llegó al corazón de los presentes, y sus medallas de egresados.El programa de cierre de Conciertos de Fin Año incluyó tres encuentros, a las 11, cuando los pequeños de la guardería “Mi mundo Grillo”, la Orquesta Infantil y músicos invitados del conservatorio “Amadeus” tomaron posesión del escenario. Por la tarde, desde las 17, lo hicieron los niños de las salas “Grillines Jardín”, el grupo de teatro “Plumerín de Plumerón” y la Orquesta Pre-Infantil. Mientras que a las 20 fue el turno del concierto de la Orquesta Infantil, que despidió a 17 compañeros, jóvenes que a partir de ahora desplegarán sus alas para volar más lejos.Una noche mágicaLa velada se inició con el “Concierto para Nochebuena”, de Arcangelo Corelli, una pieza difícil, con la que Cristina Teibler y Pablo Benítez, que el próximo lunes audicionará para ingresar al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón (ISA), se lucieron como solistas, y que rindió al público a los pies del escenario. Este sería sólo el comienzo y, con la emoción aún a flor de piel, Ezequiel Brizuela, quien hace pocos días ingresó al Teatro Colón, acompañado por los “Grillos”, interpretó el primer movimiento del Concierto de Flauta Traversa en Sol Mayor de Joannes Mozart.Los acordes de Corelli no fueron los únicos que permitieron a Pablo Benítez lucirse como solista, puesto que también lo encontró al frente de la orquesta el Tercer Concierto de Violín en Sol Mayor de Joannes Mozart, la misma pieza con la que se presentará en el gran teatro de Buenos Aires.Con cuatro magníficas piezas ejecutadas a la perfección y el público vencido por la emoción, Miguel Brizuela invitó a todos los metales y maderas a ocupar sus espacios en la orquesta, para dar paso a uno de los momentos más emotivos de la noche. Orquesta Fernando Solé MasésFernando Solé Masés formó parte de la Orquesta Grillitos Sinfónicos, junto a su trompeta, hasta que aquel fatídico 16 de enero de 2010 perdió la vida en las aguas del Paraná. Sin embargo su recuerdo sigue presente entre sus compañeros y profesores, que en esta noche especial, en la que seguramente recibiría su diploma, le rindieron un gran homenaje, desde el domingo por la noche, el grupo se denomina “Orquesta Fernando Solé Masés”.Con un nudo en la garganta y las lágrimas invadiendo sus ojos, Marilé Vendrel pidió a su familia que se acerque al escenario y, entonces fue imposible, para el público en general, contener el llanto. Luis Solé Masés, papá de Fernando, tomó el micrófono para dejar a todos atónitos, con la voz entrecortada, recordó a su hijo y explicó, de alguna manera, lo que significa continuar adelante, seguir, enfrentar cada día. Y si la trompeta fue parte de la vida de este niño, al que con sólo doce años Dios lo quiso a su lado, cómo no obsequiarle, para que lo escuche desde donde esté, una “Fiesta de Trompetas”.Y cómo continuar después de un momento tan emotivo, sólo la música es capaz de encontrar un camino y entonces la orquesta hizo una gran interpretación de “La Lista de Schindler”, que John Williams Perlman compuso a pedido de Steven Spielberg, en la que el violín es el gran protagonista, capaz de transmitir sentimientos tan profundos como los que se viven en la trama de la historia, la emoción, la tristeza, el drama.Aún restaban momentos sumamente emocionantes, por lo que la velada debía seguir su programa, por eso los músicos invitaron a un “paseo por el paisaje sonoro latinoamericano”, de la mano de Arturo Marquez, junto a “Danzon”. Un gran desafío para el grupo, puesto que, tal como explicó el director de la orquesta, requiere grandes ejecutadores de flautas, oboes, clarinetes, fagots, trompetas, violines, piano y percusión. Es decir, la orquesta en general debe brillar en todos sus frentes.La noche debe continuarLa jornada esperaba mucho más que música y la entrega de diplomas, los encontró con los sentimientos más encontrados que el ser humano pueda imaginar, la emoción de haber visto crecer a un grupo de niños que formaron y enseñaron a amar la música, la alegría de compartir las puertas que se abren para cada uno de ellos y la tristeza lógica de verlos partir, volar más lejos.Una proyección, que incluyó fotos y videos, dejó en evidencia el paso de estos jóvenes por el grupo, que allá por 2004 los presentó como pequeñitos que con miedo tomaban su instrumento para hacer frente a escenarios de la provincia y un poco más allá, para ir cada vez más lejos y llevarlos, incluso, al Viejo Continente.Y lo resumió, en muy pocas palabras, Ezequiel Brizuela, que tras la entrega de su correspondiente certificado, explicó que “lo más difícil no fue entrar al Teatro Colón, lo más difícil fue dejar a los Grillitos Sinfónicos” .Y de en ahora en adelante, Cristina y Federico Teibler, Lautaro Guitiérrez, Rocío Silvero, Facundo Palacios y Lucila Manzi Cassardo tendrán la responsabilidad de liderar, en primeros y segundos violines, a este grupo que, más allá de las ausencias, debe continuar su camino, para que 2015 los encuentre despidiendo a más compañeros que se abrirán camino en el mundo de la música alrededor del globo.Y qué mejor que cerrar un concierto que con música. Así, los “grillitos” secaron sus lágrimas, respiraron profundo, tomaron sus instrumentos y ocuparon sus lugares para ejecutar “Colombia, tierra querida”. Listos para recorrer nuevos caminosEl domingo, la Orquesta Grillitos Sinfónicos despidió a 17 de sus miembros que, seguramente, más allá de las nuevas oportunidades que encontrarán, seguirán siendo parte de este grupo que los vio nacer y al que dieron vida.Pablo Benítez, Bruno Franco, Irene de la Torre Schwindt, Ezequiel Brizuela, Malén García, Alejandro de Oliveira, Enzo Bogado, Lisandro Rodrígu
ez, Ignacio Corrales, Shirly de la Torre Schwindt, Juan Cruz Kuriluk, Lucas Lugo, Florencia Garrido, Mauro Alvarenga, Eduardo Tykal, Sol de Maticus y Magalí Neschuk recibieron sus correspondientes certificados, que Marilé Vendrel y Miguel Brizuela entregaron llenos de emoción.Fueron muchos los profesores que los acompañaron en estos años, entre ellos, Diego Rojas, Eduardo Dacunda, Lisa Zamudio, Gustavo Bernal, Matías Almirón, con quienes recorrieron los últimos tiempos.Ahora esperan nuevos desafíos, en el Teatro Colón, en Chascomús, en la tierra colorada, enseñando a los más pequeños que, como ellos, algún día se verán ante la necesidad de escoger el camino de la música o el que ofrece más tiempo libre, y será entonces cuando el amor que supo sembrar un “profe” cobrará fuerza.





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