MONTEVIDEO, Uruguay (Medios Digitales). Este domingo el Departamento de Defensa de los Estados Unidos confirmó el traslado de seis reclusos de la prisión de Guantánamo a Uruguay. Son Adnan Anham, Ali Hussain Shaabaan, Omar Mahmoud Faraj, Abdul Bin Mohammed Abis Ourgy, Mohammed Tahanmatan, y Abu Wa’el Dhiab.Poco se sabe de ellos. Del que más se habló en los últimos tiempos fue del sirio Abu Wa’el Dhiab, quien ante el deterioro que sufrieron en un momento las negociaciones entre Uruguay y Estados Unidos comenzó una huelga de hambre.A continuación la “ficha” de cada uno de los seis reclusos que llegaron a Montevideo.Abu Wa’el Dhiab: ciudadano sirio de 43 años, quien cuenta con un lazo latinoamericano ya que su madre es argentina. Aunque su padre es sirio, tiene también la nacionalidad libanesa.En el último tramo de su estadía en Guantánamo se temió por su vida, tras una prolongada huelga de hambre que mantuvo al ver que las promesas de viajar a Uruguay se postergaban semana a semana.Informes divulgados por Wikileaks indican que se dedicaba al manejo de camiones, trabajo que desarrolló en la Fuerza Aérea Siria. También supo ser vendedor callejero en Arabia Saudita. En 2000 viajó a Pakistán, donde dos años más tarde fue detenido en una redada en una casa.Presunto falsificador de documentos, fue condenado a muerte en Siria. Luego de permanecer preso en la cárcel norteamericana ubicada en Cuba, las autoridades concluyeron en 2009 que podía ser liberado.Mohammed Tahanmatan: este palestino de 35 años también estuvo preso desde 2002, luego de ser vinculado al grupo terrorista Hamas. Incluso dos de sus tíos fueron detenidos por Israel.Según la abogada Lauren Carasik, especialista en derechos humanos, Tahanmatan decidió el 28 de septiembre de 2001 dejar su país para “escapar de la violencia y la pobreza”. Era el segundo de quince hermanos.Su destino era Afganistán. Sin embargo, a medio camino, en Pakistán, un hombre le recomendó buscar ayuda en una casa en la que residían estudiantes árabes. Finalmente, tras una redada de las fuerzas paquistaníes fue derivado a la reclusión de Guantánamo.Ali al Shaabaan: permaneció en prisión la misma cantidad de años que Wa’el Dhiab y Tahanmatan. También aguardaba su liberación desde 2009, cuando Estados Unidos consideró que, al igual que otros 85 detenidos, no representaba una amenaza. Sirio de 32 años, recibió entrenamiento de AK-47, y habría combatido en Afganistán.Abd Hadi Faraj: estuvo bajo arresto en Guantánamo durante los últimos trece años, luego de que fuera detenido en diciembre de 2001, en Tora Bora, Afganistán. En esa zona afgana radicaba el refugio del exlíder de Al Qaeda, Osama bin Laden.De origen sirio, se lo vinculó con terroristas de ese país, y se presume que habría sido entrenado con armas de fuego. Entre los distintos trabajos que realizó, supo ser carnicero, empleado en una cantera y vendedor de frutas y verduras.Ahmed Adnan Anham: a finales de 2001 fue atrapado en una redada en Kabul, cuando intentaba huir del frente militar Alianza del Norte Afgana. Según informaciones sobre su pasado, también estuvo en Tora Bora, y habría sido entrenado en operaciones suicidas.Durante su estadía en Guantánamo, este hombre de 36 años hizo más de una huelga de hambre.Creció en la ciudad siria de Alepo, donde su padre tenía una fábrica textil. Aprendió el oficio de joyero.Abdul Bin Mohammed Ourgy: este tunecino de 49 años perdió un pulgar utilizando una granada. En 1992 fue arrestado en Italia por tráfico de drogas. Luego de salir en libertad, volvió a caer en manos de las autoridades en la frontera entre Afganistán y Pakistán. De pequeño vendía ropa de segunda mano en Túnez. Prometen buena voluntadUno de los seis expresos de Guantánamo relató su calvario en una carta difundida el lunes y en la que se compromete junto a sus compañeros a brindar “sólo buena voluntad” mientras estén en Uruguay.“Mi nombre es Abdelhadi Omar Faraj. Por los últimos doce años también he sido conocido como prisionero número 329 en Guantánamo. Y soy uno de los hombres recién llegados como refugiados a Uruguay desde esa horrible prisión”, comienza la misiva enviada al diario local El País por su abogado en Nueva York.Faraj relata en la carta su “niñez feliz” en Siria, en una familia de recursos modestos, su viaje a Irán a los 19 años en busca de trabajo y luego a Afganistán.“Cuando la guerra en Afganistán estalló a fines de 2001, yo temía que una de las partes beligerantes, la Alianza del Norte, me mataría por ser árabe. Huí por tierra a Pakistán”, señala. “Cuando llegué a la frontera con Pakistán, fui detenido por soldados paquistaníes. Dentro de un día me entregaron a miembros del ejército estadounidense a cambio de una recompensa. Por un período de seis meses, los americanos me encarcelaron en Kandahar, Afganistán, en condiciones infrahumanas”. Tras meses de interrogatorios, el 8 de junio de 2002 fue trasladado al centro de detención de Guantánamo, abierto por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.Allí estuvo doce años “frecuentemente en condiciones crueles, sin cargos, juicio o proceso justo”. Según su crónica, en 2009 revisaron su expediente y determinó de forma unánime que debía ser liberado.“Si no hubiera sido por Uruguay, hoy aún estaría en ese agujero negro en Cuba”, señala Faraj, quien agradeció a Uruguay por recibirlo y especialmente al presidente uruguayo, José Mujica, “por su acto noble de solidaridad (…) y por su compromiso a tratarnos como seres humanos plenos, en vez de actuar como otro carcelero”.“En cuanto a mí y los otros prisioneros, deseo asegurarle a todos los uruguayos que brindaremos sólo buena voluntad y contribuciones positivas a Uruguay mientras aprendemos español y rehacemos nuestras vidas aquí”.





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