POSADAS. Luego del acuartelamiento de hace dos años y la fortaleza gremial que adquirió la Policía para negociar aumentos salariales con el Gobierno, los uniformados pasaron a ser los empleados de la administración pública mejor pagados. Un agente que recién inicia su función percibe en su primer sueldo nada menos que 10 mil pesos y un comisario con jerarquía anda cerca de los 20 mil pesos. Hace sólo tres años, el salario de un agente rondaba los tres mil pesos.Esta nueva condición transformó al puesto de Policía en un lugar muy codiciado para los dirigentes políticos quienes pusieron la mira con tentación, para colocar ahí a sus punteros, amigos, parientes, familiares, conocidos y adherentes políticos.El problema que se generó este año es que solamente se habilitarán 200 puestos de ingreso para policías y otros 200 para penitenciarios, según anticipó el ministro de Gobierno, Jorge Franco, en septiembre. Y tan pocas vacantes representa un problema grande para resolver, teniendo en cuenta que se inscribieron casi siete mil aspirantes con intenciones de sumarse a las fuerzas de seguridad.Según pudo averiguar este Diario al consultar con numerosos aspirantes, hay fuerte malhumor y desilusión por parte de los jóvenes que tuvieron que hacer “un montón de trámites, gastar mucha plata, pasar días esperando y completando los requisitos”.Como ocurrió en años anteriores, muchas designaciones, luego de cumplir con los requisitos, vienen digitadas “a dedo” desde la Rosadita y desde organismos provinciales, achicando aún más las posibilidades de los ilusionados jóvenes.Incluso hay malestar de algunos intendentes y funcionarios del interior, que años anteriores podían incorporar uno o dos civiles de sus municipios a la fuerza pero este año le cerraron la puerta desde el Ministerio de Gobierno.El Gobierno se vio obligado a reducir al máximo la cantidad de vacantes debido a que el presupuesto de seguridad se multiplicó casi por diez en los últimos dos años, justamente por el mejoramiento salarial que lograron los uniformados. “Pese a que la provincia necesita incorporar muchos policías más, el Gobierno decidió que ingrese el mínimo posible porque le demanda mucho presupuesto”, contó un comisario de Jefatura que está a un paso de retirarse.“Hay muy pocas incorporaciones y demasiados aspirantes, esto es un problema para todos porque el Gobierno acomoda a su gente, muchos funcionarios no podrán acomodar a los suyos y los chicos se llevarán una desilusión grande”, explicó un funcionario de la cartera de Gobierno.Incluso algunos aspirantes estaban organizando la posibilidad de realizar una protesta frente a Gobernación o frente a la Policía ante lo que consideraron un “manoseo” ya que realizaron análisis de salud, psicológicos y trámites costosos para quedarse con las manos vacías.Varios de ellos afirmaron a PRIMERA EDICIÓN que van a exigir que el Gobierno haga públicos los promedios y los exámenes de todos los aspirantes y que después publique -con libre acceso para todos- la lista de los que finalmente ingresen, para verificar la transparencia y comprobar si hay acomodos políticos. “En el mismo Instituto nos dijeron que si tenemos un pariente o conocido político que haga una recomendación escrita sería mejor”, reveló un aspirante.Una situación parecida está ocurriendo con los ascensos, “a esta altura del año todos los políticos hacen sus llamados al Ministerio de Gobierno o Jefatura para pedir ascensos de sus parientes o amigos, el mérito es lo último que se toma en cuenta”, confió un comisario.La alternativaAnte esta situación, muchos de estos jóvenes ya encontraron una alternativa en el Ejército. Se estima que para marzo del año próximo serán cerca de mil los ingresantes misioneros como soldados voluntarios.Una Asociación Civil de Santa Ana organizó una unidad de asesoramiento desde donde agilizó trámites, transporte y análisis de salud para que los interesados completen los requisitos. El trabajo comenzó hace pocas semanas, al ver las dificultades en la Policía, rápidamente han colocado casi 1.200 entrevistas y unos 400 voluntarios que ya aprobaron el ingreso y fueron enviados a destino a otras provincias.Jóvenes sin oportunidadSi bien es cierto que muchos policías lo hacen por vocación y sienten su tarea, no se puede obviar que en otros casos los jóvenes esperan la oportunidad de ingresar a la policía, especialmente aquellos que viven en el interior provincial, porque para ellos se trata de la única salida laboral que le garantiza un ingreso mensual permanente.Este año no es la excepción y a pesar de que sólo ingresarán 400 entre policías y penitenciarios, fueron casi siete mil inscriptos, lo que demuestra la desesperación de los jóvenes por encontrar una salida laboral y la falta de oportunidad.Ser policía hoy, después de un año de preparación, garantiza un sueldo mensual de 10 mil pesos, para el cargo más bajo, en una provincia donde sólo un cuarto de la población que vive en la capital (25%) logra tener ingresos promedio de cuatro mil pesos, el resto no tiene ingresos o tiene inferiores a cuatro mil pesos.En otras provincias ocurre lo mismo. Miguel Reynoso, presidente de la Asociación de Profesionales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Apropoba), señaló a medios locales, hace un tiempo, que ser policía “pasó de ser una profesión a un oficio donde los interesados encuentran una rápida salida laboral”.





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