POSADAS. Zygmunt Kowalski, persona extremadamente local y, de manera simultánea, infinitamente universal. Nacido en el extranjero y a la vez más misionero que muchos misioneros. Bautizado “Moana” en las Polinesias Francesas, palabra que en todas las lenguas melanésicas significa mar, o del color profundo del mar, cumpliría hoy 91 años.“Moana” fue un excelente hablante y traductor de diversos idiomas, conocimientos desarrollados para subsistir, pero también el pleno reflejo de una profunda vocación por entender y dialogar con el mundo: español, inglés, francés, polaco, italiano, ruso, alemán, portugués. La fuerza expresiva de sus obras, fue tornándolas en el curso del tiempo, un reiterado equipaje hacia el exterior. Hoy, esparcidos en casi todos los continentes, sus más de 6.500 cuadros se convirtieron en muchas ocasiones, en el mejor presente elegido para diplomáticos, presidentes y otros primeros mandatarios de Estado, entre otros, los de China, Estados Unidos, España, Italia, Polonia, Argentina, Brasil, Paraguay.Junto a la pinturaPersona luminosa y simple. Serena e impaciente. Comenzó a dibujar de niño para nunca dejar de hacerlo. El primer dinero nació del mismo intercambio por bocetos para sus compañeros del colegio. Desarrolló distintos oficios para vivir, ayudante de agrimensura, electricista bobinador de motores y, por siempre, traductor público. No obstante, se convirtió hace mucho tiempo en uno de los pocos artistas que en la región vivió de su arte, un logro nada menor en estas latitudes. Junto a su compañera Helena, pintando fundó su familia y su casa, un hogar en el que la expresión artístico-cultural fue siempre el más preciado alimento para convertirlos en personas, seres humanos libres.Ciudadano, embajador permanente de la paz y la belleza inconmensurable de aquella madre a quien siempre agradece: la naturaleza. Venció uno de los más difíciles desafíos que pueda tocarle a un ser humano: evitar que un pasado como prisionero de guerra en campos de trabajos forzados del nazismo, contamine con odio y resentimiento su presente y futuro.“La vida transcurría plácidamente hasta que en septiembre de 1939 estalló la Guerra Mundial. Mi padre fue movilizado y luego de la invasión alemana y el bombardeo de la fábrica, recibió órdenes de partir hacia Polonia Oriental. Quedé con mi madre y mi pequeño hermano, cuatro años menor que yo. “Se venía el invierno que era particularmente crudo; algunos días la temperatura llegó a bajar hasta 41 grados bajo cero. No teníamos carbón para calentar la casa y escaseaba la comida. Mi padre, de quien no supimos más nada y al que creíamos muerto, volvió la noche de Navidad, gravemente herido, bajo un harapiento uniforme militar”, escribió en su autobiografía. Contrariando ese destino miserable que toda guerra acostumbra imponer a sus protagonistas, Zygmunt se convirtió en un verdadero dador de belleza, ejerciendo la creación de vida en cada gesto de luz y color, en cada gesto de amor.Zygmunt, el Guerrero de la Luz, está hoy más vivo que nunca en la fuerza y consecuencia de todos esos actos luminosos sembrados, que como todos los actos, son y serán siempre irreversibles.De un grande a otro grandeRamón Ayala escribió a su gran amigo Zygmunt Kowalski: “Dejo mi abrazo en un cuadro de tierra roja y de selva para este hombre que fuera mitad sueño, mitad canto. Dejo mi sentido abrazo al pintor de las estrellas con su horizonte de nieblas luminosas, sus desvelos con el amor misionero para quien hermano fuera.“A Zygmunt Kowalski, amigo prisionero del paisaje con palabras, como un vate por el dolor y el destino. Te veo en luz de la tarde pintando el sol que se pierde atrapando los celajes de la vida en tu pincel como un Dios de inmensa fe en la catedral del aire.“Sé que muy lejos te has ido a pintar otro universo penetrando en el misterio con tu alforja de caminos. Sé que un día ha de unirnos el sabor de otro horizonte donde la paleta brote extrañas formas del cielo en donde los hombres buenos que han honrado a su tierra tendrán su honor, sus amores y el sol de la vida eterna.“Don Zygmunt Kowalski, un ramo casi un Ramón, al amigo con pinturas de infinito, con poesía, con encanto de haber caminado el ámbito de nuestra tierra sabrosa como el cristal de una novia hecha de monte y amor. La copa del trovador para brindar por la gloria.“A Zygmunt Kowalski, digo con un abrazo de aurora”. De “Ole” paraseu paiQuerido papá! Este año en que cumplirías tus 91 aquí en la Tierra, no pude como quisiera, como en otros años, hacer una nueva Exposición en tu memoria. Tal vez claro muchos esperaban que así fuese. Pero vos sabés igual que yo, que este año y el pasado, más que nunca en mi vida me perdí de tantas otras cosas, hasta de mí mismo, por dejar nuevamente la sangre, los días, las noches, los sueños, en eso que finalmente ayude a que también tu nombre y tu obra, tu legado fundamental al pueblo de estas regiones, no se olvide, sino que por lo contrario… crezca y destelle, como tienen que hacerlo los presentes de belleza que dejan los verdaderos artistas que iluminan esta pelusa imperfecta llamada Tierra! Por eso papá, para vos, y en tu nombre el de todos los guerreros del arte de nuestro pueblo, que siempre fueron nuestra familia, con el mayor amor del mundo, va esta parte de la lucha que le cabe a mi cuerpo-alma, esta lucha que aunque muchos aún no comprendan, es para cambiar la historia de nuestra provincia, de cómo nos miramos, del valor que nos damos, para inventar un presente y un futuro. Para vos papá! Mi lucha por la Ley Provincial de Cultura Yaguareté, sí, aquel mismo Proyecto colectivo a favor del cual no dudaste un segundo en alentarme hace ya 10 años, aquel mismo Proyecto de quien fueras su primer adherente, y por el cual hoy seguimos luchando con la compañía de nuestro gran tío Ramón! Guerreiro da luz, eu sou teu sangue, eu sou você!!! Um Feliz Aniversário Pai! A gente se encontra sempre!!!Ole Brasil (20 de Outubro de 2014)





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