BRASILIA, Brasil (Agencias y diarios digitales). La recta final de la campaña electoral en Brasil entró en la última semana frente a un escenario que consolida una recuperación del favoritismo en las encuestas de intención de voto de la presidenta Dilma Rousseff, candidata a la reelección.El más reciente sondeo del Instituto MDA, elaborado para la Confederación Nacional del Transporte (CNT), Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), lidera la primera vuelta con 40,4% de intención de voto, seguida por Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con 25,2%. En la casi segura segunda vuelta, prevista para el 26 de octubre, Rousseff toma una ventaja de nueve puntos porcentuales, con 47,7% de apoyo, frente a un 38,7% de la ambientalista, la candidata que más agrada al mercado financiero. Rousseff concentró el lunes sus actividades políticas en los estados de Minas Gerais, fortín político del opositor Aecio Neves, y São Paulo, en el que Silva es favorita. En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, la mandatario visitó el barrio popular de Aglomerado da Serra y pidió a los electores el respaldo con su voto para “no retroceder en las conquistas” durante los doce años de Gobierno del PT, como el aumento de salarios y los programas sociales encabezados por Bolsa Familia.Tras su visita a Minas Gerais, en la que su candidato al Gobierno regional Fernando Pimentel aparece como favorito, Rousseff se desplazó a São Paulo, el estado más rico del país. Antes de un encuentro con representantes de la comunidad homosexual, ofreció una rueda de prensa y luego un mitin político en el barrio de Campo Limpo, una de las regiones más pobres de la mayor ciudad brasileña.“En mi Gobierno, tanto pública como personalmente, somos contra la homofobia”, señaló Rousseff sobre la defensa de los derechos de los homosexuales y agregó: “No podemos convivir con procesos de discriminación que conlleven a la violencia. Yo creo que la homofobia debe ser criminalizada”.La jefa de Estado defendió también la actuación en la financiación de proyectos del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), la principal institución de fomento del país, criticado por algunos de sus rivales. “Es muy difícil tener una obra de energía eléctrica, tanto en el área de transmisión como en la de generación hidroeléctrica, por ejemplo, sin tener al BNDES como uno de los mayores agentes financieros”, afirmó.Silva, por su parte, visitó el nororiental estado de Pernambuco, de donde era Eduardo Campos, exgobernador muerto el pasado 13 de agosto en un accidente aéreo junto a otras seis personas y quien era el candidato del PSB, cargo que con su fallecimiento pasó a ocupar la exministra de Medio Ambiente. En la ciudad de Caruarú, Silva se comprometió a terminar las obras de trasvase del río São Francisco, un ambicioso proyecto que espera llevar agua potable a doce millones de personas.Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y que, a pesar de un leve repunte en las últimas encuestas, sigue como el tercer favorito en la disputa presidencial, realizó su campaña en São Bernardo do Campo, ciudad en la región metropolitana de São Paulo y cuna política del expresidente Lula. Anunció que su Programa de Gobierno será lanzado, a partir de hoy mismo, en una “plataforma diferente” a través de su perfil de la red social Facebook y con la participación, hasta el jueves, de sus principales asesores en áreas específicas, quienes debatirán con los electores.Diferencias geopolíticasLas elecciones definirán el rumbo internacional que tomará a partir del 1 de enero (inicio del próximo Gobierno) el gigante sudamericano, que es la mayor economía de América Latina, líder industrial del Mercosur y uno de los motores del mundo emergente. La presidenta Dilma Rousseff, que aspira a la reelección, defiende en su campaña la cooperación sur-sur y avanzar en la integración en infraestructura y energética de América Latina, mientras que la ecologista Marina Silva, su principal rival en la disputa y segunda en los sondeos, propone “relanzar” las relaciones con Estados Unidos y flexibilizar el Mercosur. Para el opositor Aecio Neves, tercero en las encuestas, según su equipo de política externa, “Brasil debe volver a dar prioridad a las relaciones con los países desarrollados”, y, al igual que Silva, pugna por mejorar lazos con Estados Unidos y con la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú). Si bien Brasil es la séptima economía mundial, tiene desafíos regionales de gran porte: América del Sur consume básicamente manufacturas brasileñas y al Mercosur, bloque del que es socio junto a Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela, deberán incorporarse en un futuro cercano como miembros plenos Bolivia y Ecuador.




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