POSADAS. La piel es el mayor órgano de los seres humanos, brinda protección y conexión con todo lo que lo rodea. Cada forma de contacto con la piel deja “huellas” en la persona. Caricias y abrazos ofrecidos de padres a hijos dejarán huellas y recuerdos agradables, a diferencia de los golpes, que muy probablemente dejarán recuerdos algo traumáticos. “Si el contacto es sano, el bebé se siente relajado y querido, entonces su estado de ánimo será mejor. Y si se siente querido hoy, el día de mañana será una mejor persona. Un niño amado queda con esos recuerdos, esas huellas del amor y del cariño”, explicó a PRIMERA EDICIÓN Silvina Lamiaux, kinesióloga y creadora de Mamás en Acción, junto a la psicóloga María O’Paiella.Por medio del masaje también se puede estimular el sistema circulatorio y mejorar las defensas del bebé. “El masaje estimula la irrigación sanguínea y también se estimula el sistema linfático, que es el encargado de recolectar lo que no sirve en el cuerpo, esto estimula y mejora las defensas del bebé”, indicó Lamiaux, quien compartió algunos tópicos basados en los masajes Shantala, una técnica aplicada en la India.“El masaje es un arte y necesitamos un maestro y para eso no es necesario viajar a la India, porque el maestro es tu hijo, que te va a orientar y regalar la mirada más bella, así que las invito a disfrutar de eso”, dijo Lamiaux, casi como si estuviera frente a un auditorio con madres en las tradicionales charlas que brinda sobre parto, lactancia y cuidado del bebé.¿Cómo empezar?“El mejor momento para dar un masaje es el momento en que ambos, mamá y bebé estén dispuestos. Puede ser a la mañana, a la tarde, antes de bañarlo. Lo importante es que el bebé esté bien y que la madre tenga ganas de darle el masaje, porque si está apurada o cansada, no lo van a disfrutar”, indicó Lamiaux. Recomendó comenzar a dar los masajes desde el sexto mes de vida y evitar hacerlo si el niño tiene fiebre, infección o está recién vacunado.¿Dónde realizarlo?Según la técnica Shantala, la madre se sienta en el piso o en una colchoneta y acuesta al niño sobre sus piernas estiradas. También se lo puede realizar acostando al bebé en una colchoneta frente a la madre, o bien, en la cama.Se recomienda preparar el ambiente evitando que haya otros estímulos que distraigan a ambos, que sea cálido ya que el niño debe estar sin ropita.“El masaje no tiene una estructura o un paso a paso esquemático porque todo depende de cómo el niño vaya respondiendo. Una sesión puede durar 20 minutos, pero a veces tres minutos para un bebé puede ser una eternidad”, indicó.Para realizar el masaje se utilizan los dedos mayor, anular y meñique, y la presión a realizar debe ser la misma que se aplica en los párpados, sin que llegue a doler.Se utilizan aceites neutros, que al aplicarlos por primera vez, se debe probar con una gotita en la manito o el pie, para ver si no tiene reacción alérgica. También se puede usar óleo calcáreo.Algunos tips“No existen formula mágicas ni maniobras infalibles”, indicó. “Podemos comenzar por la cara, recorriendo todos los bordes: mandíbulas, oreja, labios y alrededor. Vamos a ir haciendo circulitos con los dedos, luego en la zona de la frente ‘abrir’ hacia los costados liberando el tercer ojo -se ubica un poco más arriba del entrecejo”, dijo.“En la cabeza, no se debe tocar la fontanela, es zona muy delicada. Tampoco se pone aceite”, recordó.Continuando por la zona del tórax -el pecho-, se va deslizando los dedos desde la zona del esternón hacia afuera.Para los brazos y piernas, explicó que la técnica es “agarrarlos como si estrujaras una toalla, pero mucho más suave, y va desde el hombro hasta la mano, y desde la ingle hasta el pie. Las manos y pies tienen un gran nivel sensitivo, todas las zonas de cuerpo están representadas en ellos, podemos detenernos a masajearlas”.“Antes del octavo mes de vida, el bebé no identifica un fin en su cuerpo, él se concibe como una continuidad del cuerpo de la madre. Entonces, parte de la formación de su esquema corporal se la puedo ir dando con masajes, jugando, nombrando las partes del cuerpo, de las manos, los pies”, explicó Lamiaux.Al terminar, recomendó amamantar o darle un buen baño. “Le damos un abrazo de toalla, un abrazo seguro y firme, como que lo atrapás, eso les encanta porque les trae recuerdos de la panza”, dijo.





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