NUEVA YORK, Estados Unidos (Redacción central). El conflicto de Medio Oriente (Israel-Palestina) y la irrupción del Estado Islámico (EI), apenas dos ejemplos actuales de un mundo en constante tensión. La historia de cómo solucionarlos es tan compleja como antagónica. Y Barack Obama (Estados Unidos) y Dilma Rousseff (Brasil) lo dejaron bien claro ayer durante sus presentaciones (una seguida de la otra) en la 69ª Asamblea General de Naciones Unidas. Sin buscarlo, la transmisión en vivo de la asamblea arrojaba a cada instante epígrafes que denotan modelos globales contrapuestos. “El único lenguaje que entienden estos asesinos es el lenguaje de la fuerza”, dijo Obama al referirse al Estado Islámico.“Cada intervención militar no nos permite caminar hacia la paz, sino hacia la profundización de los conflictos”, había dicho Rousseff apenas minutos antes desde la misma tribuna.“El estatus quo en Cisjordania y la Franja de Gaza no es sustentable. No cuando los cohetes son disparados a israelíes inocentes o las vidas de tantos niños palestinos han sido tomadas en Gaza”, declaró Obama sobre el conflicto entre palestinos e israelíes.“No podemos permanecer indiferentes a la crisis israelo-palestina, sobre todo después de los dramáticos acontecimientos en la Franja de Gaza. Condenamos el uso desproporcional de la fuerza, que ha afectado fuertemente a la población civil, mujeres y niños”, había dicho Rousseff poco antes.La relación entre ambos, se sabe, no atraviesa su mejor etapa desde que los documentos expuestos por Wikileaks dejaran al descubierto el espionaje que Washington desarrollaba sobre Brasilia. Pero lo que ocurrió ayer va mucho más allá. Son dos líderes mundiales con visiones tremendamente distintas acerca de cómo se mueve el mundo y hacia dónde se dirige.Lo curioso del episodio es que ambos discursos, primero Rousseff y luego Obama, recibieron abiertos aplausos del auditorio. Ambas posiciones tienen sustentables argumentos, pero a la vez palidecen una ante la otra.“El recurso a la fuerza armada ha conducido a una trágica proliferación en el número de víctimas civiles y catástrofes humanitarias. No podemos permitir el aumento de estos actos de barbarie, que hieren nuestros valores éticos, morales y civilizatorios”, advirtió la brasileña.Rousseff dijo que la generación de líderes mundiales a la que ella misma pertenece fue “incapaz de resolver viejas disputas y evitar el surgimiento de nuevas. El uso de la fuerza es incapaz de eliminar las causas profundas de conflicto”. Rousseff señaló que esto quedaba en evidencia en “la persistencia de la cuestión de Palestina, en la masacre sistemática del pueblo sirio, en la trágica desestructuración nacional de Irak, la inseguridad en Libia, en los conflictos en el Sahel” y, finalmente, “Ucrania”.Minutos después subía al estrado Obama y aseguraba que su Gobierno seguirá “imponiendo sanciones” a Rusia por la crisis en Ucrania. “Si Rusia cambia el rumbo (…) levantaremos nuestras sanciones y daremos la bienvenida al rol de Rusia a la hora de afrontar retos comunes”, decía.El estadounidense reiteró su apoyo y el de los países aliados de la Otan (Organización del Tratado del Atlántico Norte), al pueblo de Ucrania, y habló de la “imposición de costos” sobre Rusia “por su agresión”, convocando a más naciones a que se unan en esa dirección.“Hacemos un llamado a otros a unirse al lado correcto de la historia, porque mientras pequeñas ganancias pueden lograrse con el cañón de una pistola, ellos finalmente retrocederán si suficientes voces apoyan la libertad de naciones y pueblos de tomar sus propias decisiones”, aseveró.Otro punto equidistante entre ambos mandatarios quedó al descubierto cuando la brasileña se refirió a distintos organismos supranacionales que, directa o indirectamente, tiene a Estados Unidos a la cabeza.Así las cosas, Rousseff presionó por una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU (sus cinco miembros permanente son China, Francia, Rusia, Reino Unido y… Estados Unidos) que haga que esa instancia represente más fielmente el mundo actual. “El Consejo de Seguridad tiene dificultades en promover soluciones pacíficas a los conflictos. Es necesaria una verdadera reforma del Consejo para darle eficacia. El retraso en la extensión del derecho de voto a los países en desarrollo es inaceptable. Estas instituciones corren peligro de perder su legitimidad”, denunció Rousseff.También advirtió que las principales instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) corren el riesgo de perder “legitimidad y eficacia” por la “disparidad entre la creciente importancia de los países en desarrollo en la economía global, y su insuficiente representación” en los organismos financieros.Pero al tiempo que Rousseff reclamaba multipolaridad global, Obama reclamaba la vigencia del liderazgo de Estados Unidos. En un momento de dudas sobre el papel de la potencia hegemónica y perspectivas sombrías sobre la estabilidad en el mundo, Obama quiso enviar un mensaje optimista: desde los conflictos de Medio Oriente a Ucrania, pasando por la lucha contra enfermedades como el ébola, Estados Unidos sigue siendo lo que su antecesor Bill Clinton llamó en los años noventa la “nación indispensable”. “Esto es lo que América (Estados Unidos) está dispuesta a hacer: actuar ante amenazas inminentes y al mismo tiempo buscar un mundo en el que la necesidad de este tipo de acciones haya disminuido”, dijo Obama.Citó varios ejemplos del renovado vigor del liderazgo norteamericano. En las últimas semanas, dijo, Estados Unidos facilitó en Irak la creación de un Gobierno integrador, y junto a sus aliados impulsó la coalición internacional contra los insurgentes suníes (Estados Islámico). Al mismo tiempo, continuó, Estados Unidos encabeza el esfuerzo para controlar el virus del ébola, ayudó a formar un gobierno de unidad en Afganistán, presentó una nueva visión para combatir el cambio climático y promovió las sanciones a Rusia por fomentar la inestabilidad en Ucrania.La Asamblea continuó con los discursos de otros líderes (entre ellos la de Argentina, ver página 14), pero cuando concluya la Asamblea hoy lo que quedará como conclusión es que para los problemas de un sólo mundo existen soluciones diametralmente opuestas.





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