OBERÁ. Otalia “Lita” Rodríguez cumplirá hoy 106 años. Vive en el barrio Villa Stemberg y su historia trascendió a partir del trabajo de una comunidad religiosa católica que la conoció y empezó a ayudarla. Se trata de una simpática abuela a la que le encanta hablar. Refleja es sus dichos la satisfacción del momento que está viviendo, luego de una vida por la que atravesó numerosas necesidades.Hace dos meses se cambió a una nueva casa, pequeña y humilde, como haciendo juego con su persona. A unas cuadras vive su hija y al lado su hijastro, quienes están pendientes de su atención.Durante los últimos días la casita de “Lita” fue el atractivo de este barrio de la Capital del Monte. Es que por su domicilio iban y venían las visitas. Pero lo más llamativo fue cuando vieron llegar a personal de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (Celo) para conectarle la energía eléctrica, cumpliendo su sueño.Otalia nació en la localidad de San José, en el hogar conformado por Castelina Guerrero y Horcino Rodríguez. “Mi mamá murió a los 105 años y mi papá muy joven, cuando tenía apenas 60. Parece que yo soy igual que mi mamá”, explicó con una sonrisa. Tuvo varios hermanos a quienes dejó de ver hace mucho tiempo, probablemente por la falta de recursos para buscarlos. “Mi papá era un hombre al que no le importaba la familia, mi mamá le retaba mucho y recién ahí iba a anotarnos. Le pedí a la jueza que arregle mi documento y dijo que me va a arreglar”, contó, consciente de lo significativo de vivir tantos años. Su infancia y su adolescencia transcurrieron entre la escuela, los juegos y las obligaciones de la casa. “Fui a la escuela hasta el sexto grado, mi papá tenía una carnicería así que vivíamos bien” recordó.Lavandera y parteraA los 22 años se casó y se fue a vivir a Posadas. Años más tarde se radicó en Oberá. “Hice de todo en mi vida. Fui lavandera y trabajaba todo el día, repartiendo mi tiempo entre cuatro casas. También fui partera, porque era empleada de un médico y de su señora. Le ayudaba en los nacimientos y por eso es que digo que tengo un montón de nietos. Cuando dejé de trabajar con él, igual me buscaban para ayudar a las parturientas. Nunca tuve un problema, todos los partos fueron buenos”, aseguró.Hace unos años encontró un nuevo compañero: Paulo Irala. “Él es el que me cuida, me cocina, me atiende”, confió, aunque agradece a sus hijos por estar cerca siempre. “Mi hija me viene a ver todos los días y mi hijo vive al lado. A él le tengo fe, porque cuando estoy enferma, alzada me lleva al doctor”.Lita es menuda, camina ayudándose con un bastón y su imagen refleja las carencias de una vida sacrificada que ya poco recuerda. “Hay cosas que ya no me acuerdo, pero sí sé que siempre vivimos en ranchos, lugares feos, por eso ahora estoy contenta. Tengo una linda casita, ya no hay humedad y tampoco mal olor”.La centenaria abuela tiene un buen estado de salud general. Escucha bien, su visión también es buena e incluso asegura no tener problemas con la alimentación. “Como de todo, sólo que las piernas me duelen y parece que los huesos están cansados, se hinchan las piernas y me cuesta caminar”, dijo. Si bien asegura tener una numerosa familia, es la gente de la Iglesia la que hoy festejará con ella este nuevo cumpleaños. “Me dijeron que mañana (por hoy) van a venir a la tarde a comer torta conmigo”, comentó. Una vida de más de cien años sin dudas encierra un sinfín de vivencias, pero “Lita”, la abuelita de Villa Stemberg ya no quiere recuerdos desagradables, por eso afirma que “ahora es mi mejor etapa, ahora es cuando estoy mejor y espero vivir varios años más”.





Discussion about this post