POZO AZUL, San Pedro. Semanas atrás PRIMERA EDICIÓN publicó un informe en el que Juan Pechak y su esposa Fabiana daban cuenta de la situación de desamparo (como consecuencia del incumplimiento por parte del Gobierno) que estaban viviendo a más de un año de haber sido brutalmente desalojados de su chacra en la zona de “La Colorada”. Alberto “Jair” Pudel, Sonia (su esposa) y sus cinco hijos transitan por la misma dramática situación y, lamentablemente, por las mismas razones: el incumplimiento del compromiso asumido por el Gobierno.“Arrancados de nuestra casa”“Nosotros fuimos desalojados con mucha violencia el 1 de abril del 2013, fuimos arrancados de nuestra casa, donde con el esfuerzo de años habíamos logrado construir un presente y un futuro para nuestros cinco hijos”, relató Sonia a este matutino. “Nosotros teníamos dos casas, un galpón enorme, criábamos gallinas, chanchos, plantábamos… Una vida ordenada y de nuestro trabajo sacábamos todo lo necesario para vivir y para que nuestros chicos puedan estudiar. De golpe perdimos todo: las casas, la tierra, los animales. Apenas conseguimos luego de un tiempo sacar el galpón, pero no tenemos dónde armarlo y se están pudriendo todas las maderas”, enumeró y para finalizar explicó “llevábamos ocho años viviendo ahí y todo era fruto de nuestro esfuerzo, nos sacaron todo de golpe, se comprometieron a darnos tierra, casa, animales y asistencia, pero nada llegó. Siento que nos robaron el futuro de nuestros hijos, somos muy humildes y siempre fuimos trabajadores de la tierra, sin tierra para plantar no podemos vivir”.“Ni el intendente ni el Gobierno nos dan ninguna respuesta”Alberto Pudel luce envejecido. El último año -dijo a PRIMERA EDICIÓN- fue el más largo y sufrido de su vida: “Estamos en la misma situación de antes, no logramos nada, andamos de acá para allá, hablo con el intendente Miguel Dos Santos, hablo con gente del Gobierno, pero hasta ahora no recibí ninguna respuesta, nadie se hace responsable de nuestra situación, siempre nos promete el intendente que la solución ya llega, pero pasó más de un año y seguimos sin nada. Todo lo que teníamos, y con ello nuestra capacidad de producir, lo perdimos ese 1 de abril. No somos los únicos, sabemos que Pechak está igual, sé que a muchos los reubicaron, pero ni siquiera les dieron papel de la tierra, pero a nosotros nada. Nosotros firmamos un acuerdo con el Gobierno y no lo está cumpliendo y bien saben todos que necesitamos la tierra para trabajar, para mantenernos, para que nuestros chicos puedan seguir estudiando. Tenemos tres hijos en la escuela y se nos está haciendo muy difícil. Mi hijo de trece años me planteó que va a dejar el estudio para ayudarnos trabajando porque él se da cuenta de que no llegamos, que a veces nos falta para comer, y eso nos duele muchísimo”, lamentó.Pudel se interrumpe porque la angustia le hace un nudo en la garganta y los ojos le brillan de impotencia. No es para menos: la familia sufrió el arrebato de su vida en un instante y todavía no la pueden recuperar. “No aguanto más, a veces quiero bajar los brazos, pero el amor por mis hijos me hace continuar”, sentenció el hombre.La orfandad más grande: colono sin tierraLa investigación de este matutino ya detectó a dos familias (los Pechak y los Pudel) de las desalojadas en Puente Alto y La Colorada totalmente abandonas por el Gobierno. El acta de acuerdo oficial hablaba de “restituirles la capacidad productiva” a través de la entrega de tierras, proyectos productivos, asistencia alimentaria, semillas y herramientas. A 16 meses de la firma de ese acuerdo no han recibido nada: en su caso, el Gobierno mintió por escrito.




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