OBERÁ. “Tony yo vi que estás ahí, ayudame”, alcanzó a decir Carlos Knack después de golpear el vidrio de la ventana con desesperación. Se refería a su cuñado, Tony Mojsiuk, quien en ese momento estaba en la casa de un vecino, a unos quinientos metros del escenario de la masacre.El dueño de la propiedad, José Serfas, abrió la puerta y no lo reconoció. Ni siquiera el cuñado lo identificó.Knack estaba completamente quemado, sin cabello y con un slip como única prenda. Eran cerca de las 20 del domingo 25 de mayo. Afuera llovía y hacía un frío de tiritar, pero el empresario no sentía nada pese a estar en calzoncillos.Serfas le dijo que pasara, pero el herido prefirió sentarse en un sillón, bajo la lluvia, porque las gotas frías atenuaban la temperatura del cuerpo.“Tony, soy Carlitos, andá a ayudarle a Graciela (NdR: la esposa), que nos asaltaron y quemaron a todos nosotros”, agregó acomodándose en el sillón.Serfas y Mojsiuk se dirigieron entonces a la casa de Knack y se encontraron con una situación espantosa. Graciela, Bianca y Cristian yacían en el suelo, con quemaduras en todo el cuerpo y aún conscientes.Con posterioridad, el mismo Tony Mojsiuk declararía que su hermana le confió, en uno de sus últimos momentos de lucidez: “Me echaron un litro de alcohol”.El hombre, junto a la esposa, trasladó en su coche a Bianca al hospital Samic de Oberá.Fue la nena de doce años una de las primeras en relatar el horror. Lo hizo mientras pudo. Norma Drachenberg, la mujer de Tony, la llevaba en el regazo y escuchó la versión que después reprodujo en sede judicial: “Ella dijo que estaban mirando tele y tres hombres entraron por la puerta de atrás, con capucha. Tenían arma grande y empezaron a pedirle plata al papá. Ahí le agarraron (a Bianca), llevaron a la pieza y empezaron a tirar nafta. Y al papi le pegaron. Ahí le prendieron fuego a ella y ataron a la mami, papi y al Cristian. Y seguían pidiendo plata. Y le rociaron a todos con nafta y prendieron fuego en la misma pieza. Luego llavearon la puerta”.El testimonio es crucial, porque deja al descubierto que los criminales se ensañaron con la niña, la torturaron y hasta prendieron fuego para ablandar al padre, con el fin de que cantara dónde guardaba el dinero que su hijo Cristian había traído poco antes de Cuatro Bocas, provincia de Corrientes.Rubén Aníbal Lago fue de los primeros en llegar al escenario de la tragedia. En sede judicial aseguró que escuchó decir a Cristian que su “mamá dijo dónde estaba el dinero” pero ni esa circunstancia evitó la masacre. Todos los testigos coincidieron en que los heridos hablaron al principio pero luego gritaban de dolor y pedían que los llevaran al hospital cuanto antes.Las autopsias, y también el trabajo de la Policía Científica, establecieron que Carlos, Graciela y Bianca fueron torturados en forma bestial antes de ser quemados.Nano Knack se salvó de milagro porque estaba en la casa de su novia. La mujer de José Serfas, aquel hombre que le abrió la puerta a Carlos Knack, fue la primera en avisarle de lo sucedido.El 27 de mayo, a las 18.30, dos días después de la masacre, se produciría un llamado telefónico anónimo a la comisaría de Panambí. “Tome nota oficial…sé dónde están las armas que utilizaron en el caso de Panambí y el dinero que robaron… Marcial Alegre…”. Fue el dato que permitió abrir la causa y detener a tres sospechosos… Continúa mañana.




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