POSADAS. Mezclado con el fervor de la espera por el partido de la Argentina, los posadeños se lanzaron a las calles para servir en su mesa el infaltable locro de las fiestas patrias. La comida, típica de estas fechas, es una suerte de guiso cuyo origen es prehispánico y preincaico, típico de varios pueblos andinos que basaban gran parte de su dieta en el maíz o los porotos y la papa. El plato, adoptado como una tradición en los días patrios, no podía faltar en este 9 de julio. Pero a esta fecha había que sumarle la expectativa desatada por la Selección, lo que hizo que varios puestos de ventas se encuentren “vestidos” de celeste y blanco. La porción rondó entre los 20 y 25 pesos y se vendió sin necesidad de promoción, es que la gente sabe que en estas fechas hay un puesto en cada esquina. Es el caso de Margarita Yaworski, quien sin vender tarjetas ni hacer publicidad de ningún tipo, bien temprano el miércoles por la mañana colocó el cartel de “Hay locro” en su vereda y vendió una olla llena. La ayudó su hermana, la encargada de cobrar, mientras Margarita le contó a PRIMERA EDICIÓN que lo hace para solventar los gastos extras, esos que la obra social no cubre, por el reciente ACV de su mamá, quien se encuentra postrada. Esta situación los llevó a ella y a sus hermanos a hacer todos los domingos una comida diferente, con la intención de juntar algo de dinero extra. “Se vende siempre muy bien. Al locro lo hicimos el 20 de junio por el Día de la Bandera y también lo solemos hacer los domingos, pero sólo si hace mucho frío”, explicó la cocinera mientras le servía su porción a un cliente. Cuando el menú no es locro, suelen hacer empanadas o pollo, siempre entre los hermanos y con el mismo objetivo de ayudar a su mamá enferma. Hacer para colaborarPor la calle López Torres casi Trinchera, un grupo de amigos revolvían dos ollas grandes de locro. Su historia es particular. Son vecinos, que por iniciativa propia, y sin ningún tipo de ayuda, desde el año pasado se encargan de organizar diferentes eventos para reunir fondos con el único fin de colaborar con instituciones que lo necesiten. El dinero recaudado ayer (miércoles) está destinado a la organización de un Festival para el día del niño en el Vicario. “Todo lo que cobramos es a beneficio, somos un grupo que siempre estamos juntos y nos ponemos las ‘pilas’ para ayudar y lo hacemos”, contó Roberto Cabañas, uno de los ayudantes. El cocinero, Omar Ozuna, tuvo que aprender los detalles de esta comida típica, y es la segunda vez que lo hace. “El 20 de junio, sólo recibimos felicitaciones”, lo elogió su señora Mirta Verón.





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