BAGDAD, Irak (AFP-NA). Al menos 21 personas murieron ayer en una serie de atentados en Bagdad y en el bombardeo de otra ciudad iraquí, mientras que la policía descubrió los cadáveres de 18 miembros de las fuerzas de seguridad al norte de la capital.Desde la semana pasada, una ofensiva de yihadistas sunitas ha tomado amplios territorios en el norte y el este de Irak, y se encuentran ahora a menos de 100 kilómetros al norte de Bagdad.Al menos once personas murieron por la explosión de un coche bomba en un mercado de Sadr City, barrio mayoritariamente chiita en el norte de Bagdad, informaron fuentes de seguridad y médicas.La explosión, que se produjo hacia las 18.30 (hora local), hirió a otras veinte personas. Otros cinco atentados mataron a seis personas y dejaron 14 heridos en la capital, según varios responsables.En Faluya, 60 kilómetros al oeste de Bagdad, los bombardeos provocaron cuatro muertos y tres heridos, según Ahmed Shami, médico del hospital de esta localidad en manos de los insurgentes desde hace más de cinco meses.Asimismo, la policía descubrió los cadáveres de 18 miembros de las fuerzas iraquíes cerca de una ciudad al norte de Bagdad, informaron fuentes policiales y médicas.Los cuerpos de los soldados y policías, quienes recibieron disparos en la cabeza y en el pecho, se encontraban en un área quince kilómetros al este de la ciudad sunita de Samarra. Por el momento, no queda claro si murieron en combate o fueron ejecutados.Odio tribal La muerte de 44 suníes que se encontraban detenidos en una comisaría de la ciudad de Baquba ha despertado el fantasma de la guerra sectaria.El EIIL (Ejército Islámico de Irak y Levante) afirmó en una cuenta de Twitter que los detenidos habían sido asesinados por la policía. La versión oficial es que murieron durante el ataque de los insurgentes en el que también perdieron la vida dos policías. Sin embargo, The New York Times cita una fuente policial según la cual “fueron asesinados por los agentes antes de evacuar la comisaría”. El diario también recoge el testimonio de un empleado del depósito de cadáveres que dice que la mayoría tiene impactos de bala a quemarropa.Llevará tiempo saber lo que realmente pasó en esa comisaría. De confirmarse, sería un peligroso indicador de la vuelta a las matanzas sectarias que llevaron a Irak al borde de la guerra hace apenas ocho años. De hecho, un segundo incidente despertó la alarma tanto de la comunidad suní como de las organizaciones de derechos humanos cuando se encontraron los cadáveres de cuatro hombres de entre 25 y 30 años, con varios impactos de bala, en un barrio del este de Bagdad bajo control de milicianos chiitas.El modo de proceder sigue la ominosa fórmula de las ejecuciones extrajudiciales con las que las milicias chiíes vengaban los atentados de los extremistas suníes civil a mediados de la década pasada.




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