ELDORADO. Una escuela pública secundaria de esta localidad prohibió a una de sus alumnas, Camila González, de catorce años, que continúe yendo a clases por no cumplir con el uniforme de la institución. Otra alumna estaría en la misma situación que Camila, según contó su familia a PRIMERA EDICIÓN. A contrapelo de las leyes nacionales, provinciales y toda la normativa educativa existente, los directivos del Bachillerato con Orientación Laboral (Bop) 46 de Eldorado decidieron impedir el ingreso a la escuela a una estudiante que no podía cumplir con el uniforme escolar. Camila cursaba, hasta hace una semana, el segundo año en el turno mañana. Es huérfana de madre y padre, por lo que depende de su hermano mayor que cuida de ella, de sus otros cuatro hermanos y de su propia familia. Su hermano, Luis González, realiza trabajos de jardinería y a duras penas logra ganar el dinero suficiente para las necesidades básicas de este grupo familiar ampliado. En este contexto familiar, el uniforme escolar queda en segundo plano. Pero para los directores del Bop 46 parece lo prioritario que sus alumnos lleven pollera negra (en el caso de las mujeres), camisa blanca, zapatos negros y corbata. Tanto que a la chica le impiden seguir asistiendo a clases sin el “indispensable” uniforme. “Me da pena por ella porque está ‘bajoneada’. Siento mucha impotencia porque es lo único que le quedaba. Quiero que las docentes se pongan en mi lugar y me den un tiempo, no tengo trabajo fijo, no tenemos mamá ni papá, lo único que tiene ella son la escuela y las amigas”, lamentó Luis. Llevaba remera de la escuelaSegún contaron Camila y su prima Blanca, el tema del uniforme fue motivo de varias reuniones con los directivos del Bop 46, a quienes se les pidió que contemplaran la situación familiar y que no le impidieran estudiar. “Ella asistía normalmente a la escuela, pero la semana pasada le comunicaron que ya no podía seguir viniendo sin uniforme”, contó Blanca. Según recordó, desde comienzos de clases, las autoridades del Bolp 46 insistieron en que debía llevar pollera negra, camisa blanca, zapatos negros y últimamente se agregó una corbata. Camila solo tiene una remera con el logo de su escuela, que era lo que se ponía cada día para ir a clases. La esposa de su hermano habló con la preceptora y solicitó un plazo para poder comprar la vestimenta, pero por su condición humilde aún no han podido comprar lo necesario. Una buena alumna Como en muchas escuelas públicas de Misiones, el Bop 46 cobró un “bono voluntario” a sus alumnos para inscribirlos. Camila pagó la inscripción, como todo el mundo. Por eso, cuando le dijeron que no podía seguir asistiendo a esa escuela, la alumna pidió que le devolvieran el dinero de la inscripción para poder anotarse en otra escuela. Según recordó la joven, le dijeron que la plata de la inscripción no se reintegraba. Así, a poco más de dos meses de iniciado el ciclo lectivo, Camila quedó sin poder estudiar y, si bien su familia buscó otra institución, a esta altura del año no consigue lugares.“Estoy muy disgustada, tengo una angustia muy grande por no poder seguir mis estudios. Extraño a mis amigas y mis cosas, pero no me dejan volver. No esperaba esto, me iba bien en el estudio, quiero terminar la secundaria… Me gusta mucho matemática,” contó Camila.“Para mí esto es discriminación, no puede ser que en una escuela pública te exijan un uniforme que sale más de mil pesos. Solamente el zapato sale 800 pesos, ¿de dónde una familia humilde va a sacar 800 pesos para un calzado?”, se preguntó Blanca, prima de Camila.





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