CANDELARIA (Enviados especiales). De una cosa los damnificados están seguros. No se trata de delincuentes comunes, de esos que dejan rastros. Son ladrones sofisticados, que saben cuándo y dónde dar el golpe para no ser atrapados.“Para muestra basta un botón”, dice el refrán, y es que a las personas que fueron víctimas de robos a manos de lo que se cree es una banda que asuela la localidad de Candelaria, les ingresaron a sus negocios a plena luz del día. Se cree que la preocupante seguidilla de delitos contra la propiedad ocasionó la reciente decisión de la Jefatura de Policía de cambiar al jefe de la comisaría local y, por si fuera poco, está modificando las costumbres de sus habitantes. “Perdimos ese espíritu de pueblo, donde ibas a dormir la siesta y te sentías tranquilo, porque nos conocemos todos y nos protegemos entre todos. Ahora nos parecemos a las grandes ciudades, sin ir más lejos Posadas, donde ves extraños y gente que no es de acá merodeando por los barrios y con aspecto raro”, dice uno de los primeros comerciantes consultados por este diario y que fue blanco de los “amigos de lo ajeno”. Todo en zona céntricaLo primero que llama la atención es que los robos ocurrieron todos durante las últimas semanas en la zona céntrica de la histórica capital de Misiones, frente a la plaza y donde son casi vecinos la iglesia, las oficinas de la Municipalidad y la comisaría. Graciela Maidana, de 38 años, interrumpió su trabajo por unos minutos y accedió a dialogar con PRIMERA EDICIÓN para poder contar su desagradable experiencia. “Cerré mi negocio al mediodía y me retiré a mi domicilio. Pero cuando regresé, a eso de las 16, descubrí que la puerta de acceso al local estaba forzada, me habían llevado gran cantidad de prendas de vestir. Lo curioso del caso es que los autores del robo se tomaron su tiempo y sí o sí tuvieron que utilizar un vehículo, porque fue mucha la ropa que se llevaron. Fueron selectivos, porque eligieron jeans, chombas, remeras y camisas, por ejemplo, que eran de buena marca, dejando otras prendas similares de precios más económicos o accesibles”, explicó la trabajadora de comercio. “Si bien hubo una vecina que llegó a observar movimiento frente a mi comercio aquella siesta, dice que no sospechó nada extraño porque los días previos también hubo mucha actividad, pero claro, era porque yo estaba trasladando la ropa que había comprado recientemente. Me quedé muy mal, deprimida luego de este golpe. Te desmoraliza mucho, todo el fruto del trabajo para qué, para que unos delincuentes se lo lleven. Es muy lamentable que esto ocurra hoy en día, me damnificaron por 80 mil pesos. Eran la mayoría prendas de vestir de primera marca para la próxima temporada”, dijo Graciela sin ocultar su indignación. Otra de las emprendedoras comerciales de esta pujante localidad que brindó su testimonio ante este diario fue Eugenia Avellaneda, de 37 años, quien también se dedica al rubro de la venta de prendas de vestir y padeció la lamentable experiencia de ser perjudicada por malandras. “Mi negocio está situado en una galería frente a la plaza central, jamás imaginé que algo así me sucedería. Me robaron ropas por un valor de 25 mil pesos y para poder acceder al local primero tuvieron que trepar una reja y luego barretearon la puerta de entrada. Nadie vio nada, y eso que existen muchos comercios cercanos que venden comidas y la gente se reúne a almorzar. Es increíble la frialdad y la tranquilidad con la que seguramente actuaron los ladrones”, dice Eugenia, quien afirmó que luego del robo por el cual fue damnificada, los demás ocupantes de la galería decidieron levantar las rejas para que no sean tan fáciles de trepar y con filosas puntas para intimidar a los malvivientes. Finalmente dijo que “no eran improvisados los ladrones, pues eligieron ropa masculina de la más nueva y cara. Obviamente que suponemos que alguien tuvo que cargar las prendas en un vehículo, no creo que lo lleven en bolsas y caminando por la calle”. Dos robos en tres horasUno de los robos más increíbles debido a la audacia y falta de escrúpulos de los delincuentes fue el que sufrió la comerciante Juana Rosa Roselli, de 43 años, quien tiene su negocio de venta de productos de limpieza emplazado también en la zona urbana y muy cerca de la popular feria de ropas de Candelaria.“Fue el pasado domingo 4 de mayo, entraron por un ventiluz luego de forzar la reja y el vidrio. Es muy pequeño, tuvo que ser una persona delgada, menuda”, especula Juana, quien dijo que “nunca le había pasado algo así”. “No solamente me llevaron casi toda mi mercadería para la semana, también se alzaron con herramientas que tengo en el terreno de al lado, donde estoy levantando mi casa. El primer robo fue alrededor de las 16, porque según vecinos que pasaron frente al lugar antes de esa hora, no había desorden adentro. Llegué a esa hora y constaté el hecho. Cerré el ventiluz con ayuda de un albañil, me fui a buscar a un sereno para contratarlo y cuando regresé al negocio, increíblemente el ventiluz había sido forzado nuevamente. De no creer. Se llevaron más de 10 mil pesos en productos de limpieza, además de las herramientas. Dejaron mucha mercadería en el camino, porque al parecer andaban de a pie y les pesaba mucho”, explicó la mujer.





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