POSADAS. Ariadna Ruiz (15) tiene talentos artísticos asombrosos. Dibuja desde muy chiquita, crea sus propios personajes estilo animé -dibujos japoneses- y sueña con poder trabajar en una compañía de dibujos animados. En la música, también se destaca. Sin haber estudiado este arte, sus padres se asombran al escucharla cantar, componer melodías y tocar “de oído” en un pianito -un programa que se descarga a los celulares- canciones que le gustan.Como siempre es mejor empezar por lo positivo, en esta nota elegimos contar primero sus grandes capacidades creativas. Y recién entonces señalar que Ari, como la llaman sus padres, tiene síndrome de Asperger (ver recuadro). Actualmente, la joven está cursando 7º grado en la Escuela 809 del barrio Nueva Esperanza (A4) donde vive con sus padres Liliana y Walter, y sus hermanos Axel (17) y Mássimo (4). “Yo quiero tener un trabajo”Ariadna está terminando la primaria y sus padres están comprometidos a acompañarla en el desafío que implicará la secundaria, que iniciaría el año que viene. “Pueden venir algunas compañías -de dibujos animados- que me inviten a trabajar con ellos”, dijo la niña en una especie de español neutro, un tono de voz característico de las personas con este diagnóstico. “Quiero tener un trabajo. Podría darle educación a los niños, porque yo aprendí muchas cosas, sobre las células, sobre la fotosíntesis, y también dibujo”, explicó mientras dibujaba sus personajes inventados.La joven tiene toda una opinión formada sobre los distintos dibujos animados a los que puede acceder a través de la televisión y de algunas revistas. Con ojo clínico diferencia los “animé” de origen japonés, de los dibujos de Disney -“a veces miro las que pasó de moda, como el Conde Pátula”, señala-, de los dibujos de industria argentina, como Hijitus, Trapito. “Si quieren les puedo hablar de García Ferré”, dijo al equipo de PRIMERA EDICIÓN, entrelazando sus manos sobre la mesa, como toda una disertante. “García Ferré era un hombre muy bueno, y bastante bueno porque dibujaba cosas para niños pequeños, para bebés”, señaló.Una pequeña maestra“Ari tiene grandes capacidades para seguir estudiando. Ella es muy autónoma, independiente. La admiro a ella y también a sus padres que tienen mucha paciencia y fueron aprendiendo junto a ella cómo acompañarla. Y lo destaco porque por lo general las familias tienden a patologizar al chico y cuando se encuentran con el diagnóstico buscan la respuesta en la medicación, empiezan terapias y terapias, y es como que pierden de vista a la persona”, señaló la psicopedagoga Myrian Báez, de la escuela especial Nº45, de A4, desde donde realizan el acompañamiento a la niña. “Ariadna no está medicada, aunque pienso que en algún momento la habrán querido medicar”, dijo Báez.Por su parte, Liliana, la mamá de Ari, señaló que “le pasan las cosas que le pasa a un adolescente, y ella tiene días en que está activa desde las 5 de la mañana hasta las 2 de la mañana del otro día, como un huracán que pasa, baila, escucha música. A veces es un poco agotador, pero vamos hablando con ella, le enseñamos que hay que compartir, y que hay momentos para cada cosa”. Enfrentar algo totalmente nuevoWalter y Liliana recordaron cuándo comenzaron a detectar los cambios en el comportamiento de Ari. “Todo comienza cuando vivíamos en Buenos Aires, ella iba al jardín. La maestra nos dijo que no se comunicaba con los compañeros, le hicieron un test y dijeron que había cosas que no encajaban”, explicaron. “En ese momento tuvimos varios inconvenientes y vinimos para Posadas. Ari comenzó a cursar 1º grado en la Escuela 809”, dijo.“En 2º grado empezaron los inconvenientes, la maestra dice que ella no se adaptaba al grupo, los chicos la molestaban y ella reaccionaba, hacía berrinches, se tiraba al piso y la maestra pensó en un momento que era epilepsia, pero nada que ver, porque cuando uno le hablaba, ella se calmaba”, relató Liliana. Ya entonces, Benicio Landayda, el director de la 809 -fallecido en 2013- le había pedido acompañamiento a la Escuela Especial Nº45 -en aquel momento, aula satélite- del barrio para poder hacer el seguimiento adecuado a la niña. Pero bastante confundidos con todo lo tan nuevo y raro que les iba pasando, luego de un tiempo, los padres la llevaron a una escuela especial, donde los resultados no fueron buenos. Pasaron un par de años, recorrieron varias escuelas y decidieron volver a la 809. Ariadna arrancó el 4º grado. “La maestra se asesoró con los especialistas de la Escuela 45 y así pudo organizarse. Ari se pudo insertar de nuevo en la Escuela 809, y eso fue gracias al personal de la escuela 45”, destacaron los padres. Coeficiente intelectual muy elevadoBáez destacó que “Ari tiene un coeficiente intelectual más elevado de lo normal”. Además de música y dibujo, se destaca en los idiomas y en matemáticas. Años atrás Walter, quien trabaja como personal de seguridad en Vialidad, también se destacaba por el dibujo, la música y el baile. O sea que se puede inferir de dónde vienen las cualidades de Ari. “Al principio ella pasaba horas y horas dibujando”, dijo su padre. Y Ari explicó que “ahora a veces dibujo, porque tengo cosas que hacer”.En cuanto a la música, su padre dijo que “descargamos un pianito en el celular -una aplicación informática- y ella saca de oído las melodías, canciones de Phill Collins, de Alanis Morissette, y lo hace con una rapidez que nos impresiona. También compone melodías.Un sueñoLápiz y papel en su casa sobran. Sus padres hacen lo posible para brindarle todo lo que necesitan ella y sus hermanos. Pero los Ruiz sueñan con conseguir algo que por el momento no pueden comprarle a Ari: un piano o teclado. “Si con un programita en el celular hace melodías que nos dejan con la boca abierta, creemos que si llega a tener un teclado, podrá expresarse también en la música”, señalaron esperanzados en poder conseguirlo.





Discussion about this post