BUENOS AIRES (DyN). El ex jefe del Ejército y actual embajador argentino en Costa Rica, Martín Balza, rechazó que el servicio militar sirva “como medida de contención” para la juventud porque a su entender “el Ejército no es un reformatorio”, al salir al cruce de una propuesta del ex intendente de José C. Paz y actual senador Mario Ishii de reinstalar en el país “la colimba” obligatoria.“No se puede adoptar el servicio militar como una medida de contención. Cuando Richieri propone la ley y Roca como presidente la impone, lo hacen con la esencia de integración entre la sociedad argentina”, apuntó Balza respecto a ese tipo de servicio y añadió: “No puede ser una medida de contención. El Ejército no es un reformatorio”.De esa manera, rechazó, en declaraciones a Radio Belgrano, los argumentos de quienes piensan en el servicio militar como una forma de canalizar y dar contención a los jóvenes que no trabajan ni estudian y recordó que como jefe del Ejército, ya en 1993, propuso como opción la creación del servicio militar voluntario, que rige en el país desde enero de 1995.No obstante, reseñó que el Servicio Militar Obligatorio (SMO) cumplió un rol “integrador” en la sociedad argentina con las primeras corrientes inmigratorias, como integrar “al hijo de inmigrante” que hasta entonces “cantaba el himno de su padre, que rendía honor a la bandera de su padre. Entonces, cumplió una función muy importante, contribuyó a alfabetizar”.Pero consideró que el servicio militar obligatorio “en la segunda mitad del siglo XX fue perdiendo la vigencia que tuvo en los primeros 50 años, entre otras causas por los golpes de estado, la muerte de soldados, las dictaduras y, en 1982, el golpe de gracia con la guerra de Malvinas, a la que algunas unidades fueron con soldados sin instruir”.Recordó que “el 29 de mayo de 1993, en oportunidad de conmemorar el día del Ejército en la Pampa, ante el Presidente de la Nación (Carlos Menem), yo expresé que el servicio militar obligatorio había cumplido un ciclo” y que “era una demanda de la sociedad el voluntariado” y necesario “para la modernización del Ejército, con miras al siglo 21”.Comentó que, en esa oportunidad, no hubo “ninguna respuesta. El único que me hizo un comentario fue el jefe del Estado Mayor de Francia”.Pero “un año después, en 1994, seguramente buscando un rédito político para las elecciones de 1995, en un acto de alquimia electoral” y “tratando de capitalizar una justificada protesta social por el lamentable hecho delictivo en el que muere un soldado en un cuartel del sur, en Neuquén (caso Carrasco), el entonces presidente, que un año antes no había tomado nota del pedido del Ejército, con motivo de esa muerte, tuvo un efecto catalizador, ya que dispuso por decreto el cambio al servicio militar voluntario”, relató.





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